martes, 11 de noviembre de 2008

La caridad del sabio




Escribe Leibniz (¿Hay un derecho natural eterno?):

"El Derecho procede de la Naturaleza, no de la opinión, y por eso es más fácil la ciencia del verdadero Derecho que las artes, las cuales hay que aprenderlas en la práctica y se basan en las opiniones y costumbres de los hombres.

(...)

Cuando la ley establece algo inicuo, o el juez juzga mal, hace Derecho: por una cierta ficción, es decir, hace algo que tiene efectos jurídicos y que debe tolerarse porque de lo contrario quedaría abatido el Derecho ocasionándose un mal público mayor.

(...)

Por lo demás, como la mona, aunque se vista de seda, mona se queda, según el proverbio, lo que es inicuo sigue siendo inicuo por más que lo establezca la ley.

(...)

Niegan algunos que el Derecho sea una ciencia porque, dicen, no trata de cosas de carácter necesario sino de cosas que suceden de ordinario (plerumque), siendo así que la ciencia lo es de cosas eternas. Yo creo que las razones del Derecho son también eternas y que se da ciencia de la verdad eterna en las cosas que suceden de ordinario si se conoce la razón de las mismas y el grado de probabilidad, como nos han enseñado los matemáticos con sus demostraciones sobre la suerte.

No basta con decir que el Derecho es el precepto relativo a lo que pertenece a los otros. Porque también la ciencia de la utilidad privada o de aquello que nos interesa, nos manda cómo portarnos con los demás, mirando por nosotros. Mas, cuando se pregunta sobre el Derecho y sobre lo justo, se hace para mostrar que el procurar el bien ajeno en la mayor medida posible, dejando a salvo el nuestro, es precisamente nuestro bien. O sea que se pregunta acerca de la caridad del sabio".


Y en otra parte (Correspondencia):

"Si vuestro Hobbes hubiera añadido la rectitud de juicio a la agudeza del pensar y a la fuerza del decir, hubiera podido aportar algo egregio. Pero su primer engaño (prôton pseudos) consistió en buscar las fuentes del Derecho en el miedo al mal en vez de buscarlas en el cuidado del bien, como si fuese necesario haber hombres malvados para que los haya justos".


Y todavía en otra (Nuevos Ensayos):

"Filaletes - Pero un asentimiento público en la violación de la ley demuestra que dicha ley no es innata: por ejemplo, la ley de amar y conservar a los niños fue violada por los antiguos, ya que consentían en abandonarlos.

Teófilo - Supuesta una violación así, lo único que cabe deducir es que los caracteres de la Naturaleza no han sido bien leídos, pese a estar grabados en nuestras almas, si bien a veces demasiado ocultos por nuestros desórdenes; aparte de que para mostrar de manera irrefutable la necesidad de un deber hay que llegar a su demostración, lo cual no es nada corriente. Si la Geometría se opusiese a nuestras pasiones e intereses tanto como la moral, tampoco dejaríamos de violarla e impugnarla, pese a todas las demostraciones de Euclides y de Arquímedes, que serían consideradas como fantasías llenas de paralogismos; y Joseph Scaliger, Hobbes y algún otro que ha escrito contra Euclides y Arquímedes, no estarían tan poco acompañados como ahora lo están. Solamente la pasión por la gloria, que dichos autores pensaban encontrar en la cuadratura del círculo y en otros difíciles problemas, les ha podido cegar hasta tal punto a personas de tanto mérito. Y si otros estuviesen interesados en lo mismo, procederían igual".

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