viernes, 5 de enero de 2007

Resistencias al Dios de Spinoza


Spinoza no era ateo. El cargo de ateísmo que le imputaron los teólogos holandeses, y luego secundó Bayle, fue una calumnia de la que supieron servirse los calvinistas, aprovechando el hecho de que Spinoza no encajaba en ninguna de las religiones reveladas. En realidad fue algo así como un estoico cruzado con Descartes y Averroes. Su panteísmo -de origen cabalístico, dicen- no es consistente a lo largo de toda su obra. Pero puede resumirse en esto: no dar a Dios un poder teórico, como el derivado de la Creación y los demás milagros, sino un poder palpable y de hecho, situando éste en el conato de todos los elementos y criaturas del universo, que serían los modos de ser de dicha substancia única.

Una idea absurda, porque, si Dios es substancia única, ¿cómo concederle el atributo de la extensión, naturalmente divisible? ¿Y cómo ser sujeto de predicados contradictorios? Además, la materia no puede pensarse por sí misma, ya que, al ser materia concreta o estado de hecho, requiere siempre de una causa eficiente. Luego no es substancia, ni hay, en fin, substancias materiales.

1 comentario:

  1. Ya los escolásticos (tomistas y suarecianos) se encontraron ante la aporía de explicar cómo Dios participaba su ser a las creaturas.

    Posición tomista: Si el acto de ser es limitado realmente por la esencia de cada creatura, entonces ese ser, que viene de Dios, es limitado, lo cual es una contradicción.

    Posición suareciana: El acto de ser no es limitado realmente por la esencia de la creatura, sólo mentalmente, lo cual es otra contradicción, pues entonces el ser de Dios y el de la creatura no se distinguen realmente, y entonces caemos en el panteísmo, con todas sus contradicciones.

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Propter Sion non tacebis