sábado, 24 de marzo de 2007

Estimado filólogo


Dudas de que Cristo fuera Dios, dudas de que fuera sabio e incluso dudas de que fuese heterosexual. En cambio, en contra del escepticismo metódico que profesas, asumes que Cristo fue varón, cuando ni siquiera posees pruebas de que tuviese genitales masculinos. Te invito a reconsiderar también este extremo.

No sé qué podría probarte cualquier pasaje bíblico que informase de la virilidad del Mesías. Está, por ejemplo, la descripción de su nacimiento. Tal vez la aceptes por resultar un aserto de poca envergadura, a pesar de ser también el más pobremente documentado. Dirás que no se nos ocurre dudar de la barba de Jesús porque los testimonios escritos de la misma fueran escasos y poco fiables. Vayamos, pues, a lo verosímil, apartadas las fantasías conspirativas. ¿Aceptas que la predicación que se dice de Cristo es íntegramente suya, tanto como su barbaje? Si no lo aceptas, admites o bien que su predicación fue extraordinaria como cuerpo doctrinal íntegro (esto es, superior a las capacidades conocidas del hombre), o bien que todo puede estar falsificado, incluso la sexualidad del Ungido. Pero si lo aceptas es peor, porque tu camarada te revoca la licencia de ateo. ¿Qué es un ateo sin la presuposición de la mentira ajena?

Es ésta una buena exégesis: aplicar la navaja de Ockham al Nuevo Testamento. Así me hice yo católico.

01 - Dixit Dominus...

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Propter Sion non tacebis