Del siguiente texto de Luciano de Samosata extraigo la filiación entre sofistas, deístas y ateos:
CINISCO.- Esto, Zeus. Y, por las Moiras y el Destino, no me escuches exasperado ni te encolerices conmigo por decirte la verdad con franqueza. Si ello es así, si las Moiras lo dominan todo y nadie podría cambiar nada de cuanto ellas una vez decidieron, ¿por qué razón los hombres os hacemos sacrificios y consagramos hecatombes, invocando que nos alcancen los beneficios de vuestra mano? No veo, en realidad, qué beneficio podemos obtener de esa práctica, si nosotros no podemos lograr librarnos de los males mediante las plegarias ni alcanzar bien alguno de los dioses.
ZEUS.- Sé de dónde proceden tus ingeniosas preguntas: de los malditos sofistas, quienes afirman que nosotros no ejercemos nuestra providencia sobre los hombres. Ellos, ciertamente, formulan tales preguntas por impiedad, intentando apartar también a los demás de los sacrificios y plegarias, como si fueran práctica vulgar; pues dicen que nosotros no nos preocupamos de vuestros problemas, ni siquiera tenemos poder alguno sobre los asuntos de la tierra. Pero no van a pasarlo bien de hablar en ese tono.
Obsérvese cómo acto seguido de la negación de la justicia divina (el orden general de las causas) se pasa al cuestionamiento de toda justicia humanamente pensable (el orden particular de las causas). No hay modo de subordinar la necesidad a la razón, dándose a efectos prácticos un resultado similar al que ofrece Calvino desde el extremo opuesto (el orden general y el particular del espíritu son contradictorios):
CINISCO.- Oigo referir que un tal Minos, un cretense, juzga allí abajo tales cuestiones. Respóndeme, por cierto, a alguna cuestión acerca de él. Dícese que es hijo tuyo.
ZEUS.- ¿Qué tienes que preguntarle, Cinisco?
CINISCO.- ¿A quiénes castiga con mayor frecuencia?
ZEUS.- A los inicuos evidentemente, tales como asesinos y ladrones sacrílegos.
CINISCO.- ¿Y a quiénes envía junto a los héroes?
ZEUS.- A los buenos y piadosos y a quienes han vivido según la virtud.
CINISCO.- ¿Por qué motivo, Zeus?
ZEUS.- Porque éstos son dignos de premio, y aquéllos de castigo.
CINISCO.- Y, si un hombre comete involuntariamente un crimen espantoso, ¿considera justo castigarlo?
ZEUS.- De ninguna manera.
CINISCO.- De igual suerte, si alguien realizara sin pretenderlo una buena acción, tampoco estimaría procedente recompensarlo.
ZEUS.- No, por supuesto.
CINISCO.- En tal caso, Zeus, no debe ni premiar ni castigar a nadie.
ZEUS.- ¿Cómo a nadie?
CINISCO.- Porque los hombres no hacemos nada voluntariamente, sino a instancias de una necesidad inevitable, si es cierto aquello que en un principio aceptaste, que la Moira es causa de todo. Si un hombre mata, ella es la asesina; y, si roba un templo, cumple con lo mandado. En consecuencia, si Minos sentenciara justamente, castigaría al Destino, y no a Sísifo; y a la Moira, y no a Tántalo. Pues ¿qué injusticia han cometido ésos al cumplir órdenes?
ZEUS.- Tampoco mereces una respuesta a semejantes preguntas. Eres un osado y un sofista; y ahora me voy y te abandono.
Todo esfuerzo deviene ineficaz; toda aspiración, inaccesible. El infierno en la Tierra.
05 Le Labyrinthe, ... |
Todo esfuerzo deviene ineficaz; toda aspiración, inaccesible. El infierno en la Tierra.
ResponderEliminarDéjame responderte con una cita...
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
no temas a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni al colérico posidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Posidón encontrarás,
si no lo llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante tí.
Pide que el camino sea largo.
Que sean muchas las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos antes nunca vistos.
No importa tanto el final como el camino en sí... ;)
Renton