miércoles, 11 de abril de 2007

Confieso y advierto


No hay cosa que me excite más que ver llorar sinceramente a una mujer. Ese desmoronarse de la nada, la nada desmoronándose, es sublime.

La mujer que llora destruye su apariencia; el llanto del hombre lo destruye a sí mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Propter Sion non tacebis