S: El dolor es una sensación fisiológica que se deriva de un daño producido al organismo. La tristeza sin embargo es un sentimiento que tiene como origen la secrección de ciertas sustancias en el cerebro.
El cerebro segregará sustancias según las señales que reciba, y lo hará en virtud de su capacidad de analizar dichas señales. Capacidad de analizar equivale, aunque sea a nivel primario, a capacidad de razonar. Toda acción conlleva una elección, y el análisis es una acción.
¿Por qué no te molestas en preguntarte el motivo de que se razone o analice de un modo y no de otro? ¿Qué hace, en fin, que un cerebro segregue estas sustancias cuando recibe estas señales?
S: Nosotros sentimos alegría cuando nos van bien las cosas.
Cuando creemos que nos van bien. Y esa creencia puede variar enormemente de individuo a individuo en situaciones análogas.
S: Que las cosas nos vayan bien significa que física y mentalmente estamos bien.
Sigues amparándote en el razonamiento circular. Si estamos alegres es que las cosas nos van bien, y las cosas nos van bien cuando estamos alegres, vienes a decir. No se sabe si la alegría es causa o efecto de ese genérico "bien".
S: Pero ¿qué ocurre cuando las cosas no nos van bien? Entonces estamos tristes, o incluso deprimidos, lo que nos convierte en organismos menos aptos para propagar nuestros genotipo.
Cierto. De ahí que la respuesta a mi pregunta sea acuciante para la biología, creo yo.
S: En cualquier caso, provocar un estado de alegría en el organismo a través del SNC [sistema nervioso central] es sin duda alguna un buen modo de generar más ganas de procrear y propagar el genotipo. Lógicamente el SNC no puede mantener ese estado constante y de forma prolongada durante mucho tiempo por lo que en algún momento retorna a un estado basal. La tristeza es un estado de ánimo por debajo del basal. Por lógica lo normal será empujarnos a volver, como mínimo, al estado basal, que sería, por describirlo en términos físicos, la configuración de menos energía.
Esto me parece más atinado. La tristeza no obedecería tanto a factores externos objetivos (según tus anteriores párrafos) como a la configuración subjetiva de nuestro estado de ánimo. Pero hacer que ésta sea por completo independiente de la valoración de nuestras circunstancias, debiéndose sólo a un flujo y reflujo de nuestra "energía", no resulta creíble. Influye, mas no es determinante. Si fuera así, tenderíamos a deprimirnos cuando nos vamos a dormir, dado el cansancio, y estaríamos especialmente alegres al despertar, una vez renovadas las fuerzas. Cualquier persona que viva en este mundo sabe que a la mayoría le sucede justo lo contrario: nos apesadumbramos por el mero hecho de recobrar la conciencia y prepararnos psicológicamente para un nuevo comienzo; es decir, anticipándonos al aturdimiento debido al reajuste fisiológico, del mismo modo que al acostarnos solemos avanzar imaginativamente la sensación placentera causada por la relajación muscular antes de que ésta se produzca.
En resumen: Has dicho o no puedes negar que a) los estados de ánimo causados por el SNC y b) nuestra capacidad mental de anticipar eventos son las causas principales de la tristeza (y en especial esta segunda, al menos en los individuos normales). Ambos factores -SNC e imaginación- integran características intransferibles de cada individuo, componentes básicos de la subjetividad. No veo cómo podrías seguir sosteniendo, como hiciste al principio, que la alegría o la pesadumbre se deben a la constatación clara y distinta de que "las cosas nos van bien" o "mal", es decir, a la verificación de un estado de hecho intersubjetivo.
Además de esto, probablemente también se de una selección sexual. Supongamos el siguiente caso: una mujer tiene un crío pero al poco tiempo de nacer muere. La mujer, lejos de mostrar tristeza, sigue con su vida, alegre, y bromeando, no dando señales de debilidad en ningún momento. Un hombre que quiere propagar su genotipo, y sabe que debe administrar cuidados parentales a su descendencia, elegirá antes a una mujer que se entristezca ante la pérdida de un hijo, que a nuestra alegre mujer.
Es un ejemplo de laboratorio. Los hombres no suelen pensar en su descendencia cuando copulan (si acaso, y a lo sumo, en los medios de evitarla). Tu estándar de responsabilidad no se corresponde con el del hombre medio, al que el futuro le importa más bien poco mientras pueda disfrutar del presente.
Así pues, has ofrecido un solo caso -de laboratorio- en el que esa actitud podría ser beneficiosa, y por cierto sólo para el sexo femenino. Incluso dándotelo por bueno y obviando el resto de contraejemplos en que la tristeza perjudica a la supervivencia, te quedaría por explicar 1) por qué todos los varones se entristecen y 2) por qué no todo afecto de tristeza está dirigido a la compasión (que estrecha los lazos sociales), sino también y muy especialmente a la envidia, el odio, la vergüenza, etc.
A la vez que se eleva el número de divorcios, disminuye el de matrimonios y aumenta el de parejas solteras que viven juntas sin papeles que les "aten". Esta tendencia demuestra que cada vez somos más prudentes al seleccionar a nuestra pareja y no al revés.
Deberías decir que esta última tendencia, al contrario que la primera, te da la razón. Pero ni con esas, ya que confundes prudencia con provisionalidad. El obrar provisional es contrario al obrar prudente, pues mientras éste contempla el futuro, aquél sólo piensa en resolver el día a día.
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