El liberalismo es moralidad disfrazada de inmoralidad, es decir, un sistema de producción, y por tanto de organización y disciplina, amparado en una metafísica del sujeto sin ataduras.
El socialismo es inmoralidad disfrazada de moralidad, esto es, un sistema de control, y por tanto de organización y disciplina, amparado en una metafísica del sujeto sin culpa.
Culto a la técnica, culto a la educación. Creencia común: el individuo es asubstancial y, en base a ello, radicalmente maleable. De lo peor de ambas casas surge el progresismo.
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Propter Sion non tacebis