El lenguaje se ha considerado el último bastión de la singularidad humana.
Mentira. Una multitud de animales tiene lenguajes de signos con los que emitir señales reconocibles por el grupo. Estos chimpancés y sus gracietas no van más allá de lo que cabría esperar de un perro espabilado. No veo la novedad por ninguna parte. Me parece una pérdida de tiempo establecer vínculos "genéticos" entre ellos y nosotros cuando es obvio que estos seres no pasan de experimentar triviales sentimientos de glotonería y excitación que ni entienden ni dominan. La humanidad no es una cuestión cuantitativa, como esta torpe investigación presupone.
En apoyo de esta tesis, Reid, que también negaba la analogía entre hombres y brutos:
Washoe despertó mi simpatía por la distancia que suponían sus emociones con mis sentimientos.
ResponderEliminarQuizá aquí esté el Quid del problema: no hemos sido capaces de establecer (o admitir) en qué consisten las diferencias entre emociones, que todos los animales compartimos, y los sentimientos, que sólo pueden aparecer como resultado de la reflexión, y es lo que otorga la diferencia específica sapiens.
¡Saludos!
"Me parece una pérdida de tiempo establecer vínculos "genéticos" entre ellos y nosotros cuando es obvio que estos seres no pasan de experimentar triviales sentimientos de glotonería y excitación que ni entienden ni dominan."
ResponderEliminarYa estamos otra vez, irichc. Esto ya empieza a rozar el negacionismo extremo. No "establecemos" vínculos. Los vínculos están ahí. Son un hecho, y lo aceptamos.
En cuanto a lo otro... ¿de dónde has sacado eso? Leyendo a de Waal, Hauser, Bekoff, Panksepp, Coetzee y un largo etcétera seguro que no.
Un saludo.
Es que yo leo otras cosas, Hugo. Estoy pasado de moda.
ResponderEliminarJajajaja, ¿sólo lo que cabría esperar de un perro espabilado?
ResponderEliminar¿Un perro espabilado puede aprender lenguajes articulados con expresiones polisémicas que cambian de significado según su posición gramatical? Pues hay chimpancés y bonobos que sí lo aprenden y manejan con normalidad.
El hecho de ignorar deliberadamente toda la etología de los últimos cincuenta años y vanagloriarse de ello es algo magnífico.
Santiago:
ResponderEliminar¿Un perro espabilado puede aprender lenguajes articulados con expresiones polisémicas que cambian de significado según su posición gramatical?
Lee a Konrad Lorenz: Ningún instinto prefijado inclina al perro a recostar la cabeza en la rodilla de su dueño, y es por este motivo que tal acción guarda una relación más estrecha con nuestro lenguaje humano que lo que los animales salvajes "se digan" entre ellos. El perro, en su relación con el amo, adopta un lenguaje que es en cierto modo creativo, abierto a la experiencia y a la inteligencia. Lorenz sostiene que si estos resultados no pueden repetirse en un entorno científico en el caso del perro es por la falta de incentivos de éste fuera del espacio cotidiano de sumisión al dueño, muy difícilmente traducible a las condiciones artificiales del laboratorio. En particular, escribe: Todavía es demasiado temprano para comparar al perro con los simios antropoides, pero creo que el perro demostrará ser más apto para la comprensión del habla humana, no obstante lo mucho que el simio pueda adelantarlo en otras habilidades intelectuales.
Lo que para vosotros es mero determinismo por parentesco, a saber, la sensibilidad, la empatía y cierta capacidad de abstracción, para este etólogo es una irrupción cultural en una mente embrutecida a la que el trato continuado con una melior natura transforma con el paso de las generaciones. El énfasis en el chimpancé y el sofocante protagonismo que parecéis concederle se debe, entonces, a vuestra falacia genética, a vuestro materialismo y al desprecio que profesáis hacia el espíritu.
Si le es más fácil llegar a hablar a un chimpancé o a un perro, está claro que ambos morirán antes de hacerlo. Si hablamos de las especies, ambas dejarán muy seguramente de ser esa especie antes de hablar. Si hablamos de descendientes, dependerá de la presión evolutiva para sobrevivir con más éxito cuanto más y mejor se comuniquen.
ResponderEliminarHoy por hoy el chimpancé se comunica más flexiblemente, pero el perro está y se comunica más con el ser humano y tal vez tenga más presión evolutiva. Si los descendientes del perro llegan a hablar, seguro que no lo hace con los genes que tiene ahora. Esa es la predicción del darwinismo moderno.
La de irichc parece ser que hablarán sin cambiar sus genes, solo por ósmosis por el contacto con la inteligencia superior. Como hasta ahora sabemos, gracias a estos estudios inútiles, que diferencias cualitativas y cuantitativas en el fenotipo (incluidas las psicológicas) van ligadas a diferencias en el genotipo y que esa cosa que pueda permearse osmóticamente (¿alma?, ¿aliento vital?, ¿alguna esencia sin materia?) no se ha detectado todavía, yo apuesto por la teoría de la evolución y por seguir sus investigaciones en lugar de ver obviedades donde todavía hay mucho por aprender.
José Luis:
ResponderEliminarSin duda hay mayor presión evolutiva sobre el perro que sobre el simio, ya que aquél es un animal domesticado desde hace aproximadamente 20.000 años. Ahora bien, discrepamos de la forma en que estos cambios humanizadores surgen. En el caso del hombre, según el darwinismo, una sucesión de azares modelados por la selección natural daría lugar a la actual configuración de nuestro cerebro. La primera palabra no sería más que un gruñido progresivamente articulado en el devenir de los tiempos, en la medida de su utilidad para la supervivencia. Así, lo que para Darwin no es más que un instinto perfeccionado y adaptado a una nueva función, para Lorenz es una liberación del instinto y una apertura al aprendizaje. El perro transfiere a su dueño el respeto debido al líder de la jauría, pero sus posibilidades de imitación y sumisión respecto a aquél son mucho mayores, lo que hace que sus automatismos heredados queden en gran parte obsoletos o resulten contraproducentes. Aquí entran en juego la inteligencia y la libertad del animal, que no son mutaciones físicas, sino realidades psíquicas preexistentes. Ello sin perjuicio de que la selección natural amplifique este efecto con el paso de las generaciones. El darwinismo no lo explica todo y tiende a ignorar que hay realidades previas a sus rígidos esquemas, y mecanismos secretos más allá de sus obvios mecanismos.
Irich:
ResponderEliminarKonrad Lorenz, y siento lo que voy a decir porque a este hombre le tengo mucho respeto, representa la "prehistoria" de la etología en lo referente a los estudios sobre el lenguaje. En su celebérrimo "El anillo del rey salomón" afirmaba que los animales sólo emitían interjecciones, algo así como sólo sonidos para expresar estados de ánimo. Lorenz es uno de los padres de la etología pero no es quien tiene la última palabra.
MUCHÍSIMOS estudios posteriores como, por ejemplo, los de Cheney o Seyfarth con los monos tora, descubrieron que esos primates describían aspectos del medio, tenían significados polisémicos, lenguajes articulados, etc., etc. En los años sesenta y setenta, chimpancés y bonobos como Washoe, Kanzi o Lana, demostraron que esos animales podían llegar a un manejo del lenguaje espectacular.
La elección de los primates para estos estudios no es una arbitrariedad ni es ninguna falacia genética. Los científicos no son tan gilipollas como sueles suponer. Datos provenientes de la neurofisiología, de la anatomía cerebral, de la misma etología, de la genética, etc., etc. indican que estudios de este tipo serán más fructíferos sobre primates. No obstante también se ha estudiado mucho el lenguaje de otros animales supuestamente inteligentes como las ballenas o, incluso, las abejas.
No obstante, si por un pasaje de Lorenz y supongo que por llevar la contraria al personal y tocar las narices al darwinismo con cualquier minucia, quieres seguir pensando que los perros están más dotados para el lenguaje que los chimpancés, adelante.
irich:
ResponderEliminarEs un grave error hablar de automatismos y rigideces al hablar de los condicionantes genéticos. El mecanismo de la cisterna de mi baño y mi ordenador son ambos automáticos, pero el ordenador es mucho más flexible. Los sistemas nerviosos de los mamíferos superiores son muy flexibles.
Cuanto mejor sea el ordenador y más y mejores programas tenga, más flexibilidad y menos rigidez tendrá. El software puede estar programado para interaccionar y aprender del medio ambiente y que esa flexibilidad abre muchas posibilidades.
Negar el efecto del software porque observamos flexibilidad es no haber entendido nada y negarse a seguir investigando por una línea prometedora.
No. No estoy diciendo que el cerebro sea como un ordenador (ni lo contrario). Sólo muestro un sistema en el que se aclara una falacia, al mostrar cómo no se deduce un no-sé-qué secreto de una flexibilidad.
Sobre Lorenz ya ha contestado Santiago.
Santiago:
ResponderEliminarEn su celebérrimo "El anillo del rey salomón" afirmaba que los animales sólo emitían interjecciones, algo así como sólo sonidos para expresar estados de ánimo.
No parece que el reportaje dé a Washoe mucha más capacidad lingüística que la de plasmar emociones eventuales: hambre, agradecimiento, tristeza. De su colega Nim Chimpsky quedó registrada esta frase como la más prodigiosamente complicada de entre las de su repertorio:
"Da naranja mí da comer naranja mí comer naranja da mí comer naranja da mí tú".
Lo único excepcional es que en lugar de expresarse con su particular gesticulación de chimpancé lo hizo con una repetición frenética de gestos estandarizados a través del lenguaje de signos aprendido. He visto trucos mejores.
Lorenz es uno de los padres de la etología pero no es quien tiene la última palabra.
Aplicaos aquello de que afirmaciones extraordinarias requieren pruebas extraordinarias. La equiparación, siquiera mínima y tangencial, del hombre con el chimpancé por razón del lenguaje requiere muchas más evidencias. Por supuesto que si partís de que ya existe un paralelo genético y neurofisiológico entre ambas especies, los resultados por pobres que sean no harán más que confirmar vuestro prejuicio. Con similar desparpajo podría yo comparar al hombre con el elefante por la capacidad artística de éste, que es algo que realmente sí me impresiona.
MUCHÍSIMOS estudios posteriores como, por ejemplo, los de Cheney o Seyfarth con los monos tora, descubrieron que esos primates describían aspectos del medio, tenían significados polisémicos, lenguajes articulados, etc., etc.
¿Qué clase de descripciones? Un animal no sabe ser objetivo. Describe el peligro en tanto que siente miedo, y lo agradable en tanto que le proporciona alegría. Su visión de la realidad que lo rodea resulta de una expresión de sus propias pasiones, excitadas puntualmente, y no de una noción estable o racional de la misma. Es un empírico puro y carece de categorías mentales lo bastante claras como para oponer unas a otras. Conoce lo dulce y puede asociarlo a determinado signo, pero ignora que la dulzura se opone a la amargura.
Respecto a la polisemia, esto es, la capacidad de obtener significados distintos según sea la posición combinatoria de los signos, me gustaría que me mostrases un ejemplo. ¿Es una polisemia deducida por el propio chimpancé en el uso libre del lenguaje articulado, o es una polisemia aprendida por asociación e imitación?
José Luis:
ResponderEliminarEl de la inteligencia artificial es otro debate que ya discutimos cuando hablé de la infinita sutileza de los sentidos, que tú rechazas (ver etiqueta "infinito" en el blog). Pero haces bien en mencionarlo, porque éste es el programa materialista desde Descartes: reducir el hombre a animal y el animal a máquina.
Pero qué prejuicios y qué historias... vamos a ver. Los póngidos son nuestros parientes evolutivos. Hace seis millones de años que se separaron de nuestro clado pero ahí los tenemos. Debido a ese parentesco (el cual es UN HECHO y no un prejuicio) se pueden suponer que existan parecidos de diverso tipo. En función de esta hipótesis se estudian a los primates para ver si se arroja algo de luz sobre el origen de nuestras facultades mentales.
ResponderEliminarEs evidente, y nadie niega, que hay una gran diferencia entre lo que yo hago y lo que hace Washoe, por muy lista que sea esta mona. ¿Alguien no ve que Washoe no puede resolver ecuaciones diferenciales? Sin embargo, creo que está fuera de toda duda la utilidad de investigar sus capacidades.
Lo que no entiendo es esa obsesión por negar la animalidad humana, con tanta afirmación cargada de valoraciones sobre la brutalidad y el primitivismo animal. ¿Pero no estabas en otra conversación defendiendo la animalidad que se desprendía de la Biblia encontrada por Agustín de Hipona o Bonnet? ¿En qué quedamos?
Por ponerte algún ejemplo de utilizacíón de extrapolación de habilidades polisémicas te dejo este enlace:
http://vonneumannmachine.wordpress.com/2009/09/11/cosas-de-monos/
Santiago:
ResponderEliminarYo no niego el hecho de que nuestra especie procede, en cierto sentido, de aquellas con las que emparentamos. Lo que cuestiono es el alcance de este proceder de (aquí, por ejemplo). Si estudiaran a mi hermano para deducir mi configuración mental, probablemente obtendrían menos éxito que si examinaran la de mi profesor de filosofía. El determinismo genético es una falacia cuando se lleva al ámbito de la libertad y de las ideas.
En este espacio defiendo tanto la animalidad humana como su anormalidad animal, esto es, la vergüenza, el sadismo, lo inarmónico de nuestra voluntad y nuestros ideales, la disconformidad deseada o frustración voluntaria.
Washoe será uno de los animales más inteligentes, pero no es por esta razón de los más humanos. ¡Hay tantas formas de inteligencia! Puede imitarnos y lograr cierta aproximación a nuestro lenguaje tras un duro adiestramiento, es decir, tras someterse a la constante influencia humana, sin que nada en su constitución lo incline a ello. Puede hilvanar los conceptos "pájaro" y "agua" en tanto que los ve unidos y los reconoce, aunque no será capaz de extraer la hipotética consecuencia "pájaro ahogado". Puede aunar las nociones "comida" y "duele", mas sin embargo no llegará a la conclusión de "comida que mata". La abstracción le resulta inasequible. No es que -como generosamente suponen sus cuidadores- extienda el significado de lo sucio a lo malo, sino que para este animal (y para cualquier niño pequeño) lo sucio es malo en la medida en que perturba nuestra comodidad. Aunque el chimpancé emplee gracias a este sistema el equivalente a nuestras palabras, sólo es capaz de entender un sucedáneo simplificado y sumamente vago de las mismas. Hay perros que han mostrado mayor pericia en las funciones pasivas del lenguaje, es decir, en la comprensión, ya que no en el habla. Digo todo esto por no entrar en la metodología que ha llevado a los investigadores a obtener tales resultados para Washoe, que es la de la inducción conductista, muy alejada de la espontaneidad por la que se define el auténtico carácter de un individuo.
No es que yo rechace la sutileza infinita de los sentidos. Es que no hay tal cosa, te la has inventado (o tú o a quien se lo copies). Esa sí que es una afirmación extraordinaria que tiene... ninguna prueba.
ResponderEliminarEn cuanto a las demás afirmaciones que haces presentas el mismo nivel de argumentación. Por ejemplo:
(el animal) "Es un empírico puro y carece de categorías mentales lo bastante claras como para oponer unas a otras."
¿De dónde sacas eso? ¿Qué pruebas tienes? Los estudios con animales (ni siquiera monos) prueban que tienen varios modelos o categorías mentales y que a menudo una se superpone a otra (el miedo al peligro frente al hambre, por ejemplo) y que algunos sí se superponen a la excitación pasional para buscar una solución a un problema.
Examinando sin prejuicios hemos encontrado muchísimas características que creíamos exclusivamente humanas en los animales y muchas animales en el ser humano. Esto no es ideología, son hechos que han abierto unas líneas de investigación que han avanzado. Tu apriorismo no permite nada.
Hecho también es el que esas otras características que nos diferencian de los animales, sean diferencias cualitativas o cuantivativas, están asociadas a diferencias en el sustrato físico y de configuración neuronal.
Puedes llamar a esto "reducir" al ser humano a animal o "engrandecer" el concepto de animal hasta el ser humano. Esto no es argumentar. Es apelar al sentimiento y a las intuiciones, que no tienen por qué ser insesgadas.
Tu predisposición a muchas cosas está más cerca de las predisposiciones de tu hermano que de las tu profesor de filosofía. A no ser que tu hermano no lo sea biológico y tu profesor sea un pariente.
Si sólo te fijas en el gusto por la filosofía estás siendo sesgado en la muestra. Los estudios con gemelos idénticos y no idénticos, hermanos biológicos y no biológicos, y todos ellos separados y no separados dicen justamente lo contrario de lo que afirmas sobre las ideas. Puedes mirar para otro lado si no te gusta.
José Luis:
ResponderEliminarLos estudios con animales (ni siquiera monos) prueban que tienen varios modelos o categorías mentales y que a menudo una se superpone a otra (el miedo al peligro frente al hambre, por ejemplo) y que algunos sí se superponen a la excitación pasional para buscar una solución a un problema.
Deformas mis afirmaciones. No he dicho que los animales no jerarquicen ni razonen, sino que son incapaces de abstraerse y de extraer consecuencias más allá de lo experimentado. Si hay en ellos alguna suerte de habilidad silogística, ésta es inconsciente y por tanto no verbalizable.
Examinando sin prejuicios hemos encontrado muchísimas características que creíamos exclusivamente humanas en los animales y muchas animales en el ser humano.
Yo no creo que haya tantas novedades. Sucede que el letrero de "nuevo" vende bien y ayuda a hacer prosélitos. Pero el tema de la inteligencia de los animales es muy viejo, y el de la animalidad de los hombres mucho más viejo todavía. Seguramente, cuando acertáis, sólo estáis confirmando aseveraciones ya aceptadas, mientras que repetís viejos errores cuando os dejáis llevar por las preconcepciones.
Hecho también es el que esas otras características que nos diferencian de los animales, sean diferencias cualitativas o cuantivativas, están asociadas a diferencias en el sustrato físico y de configuración neuronal.
No se me ocurriría cuestionarlo. Impugno el reduccionismo, pero no opto por el inmaterialismo.
Tu predisposición a muchas cosas está más cerca de las predisposiciones de tu hermano que de las tu profesor de filosofía.
Una predisposición es algo tan etéreo como la potencia aristotélica mientras no se concrete en una facultad o hábito.
irichc:
ResponderEliminar"No he dicho que los animales no jerarquicen ni razonen, sino que son incapaces de abstraerse y de extraer consecuencias más allá de lo experimentado."
Esto es una interpretación y una afirmación sin sustento. Ni yo ni nadie dice que haya cosas que solo las hacemos los seres humanos. Esto es obvio. Lo que no es obvio es saber con precisión cuáles son los órganos cognitivos que permiten hacer esas cosas y si estos órganos o sus conatos están presentes en otros animales.
"Pero el tema de la inteligencia de los animales es muy viejo, y el de la animalidad de los hombres mucho más viejo todavía."
El tema es viejo, lo nuevo es cada dato o descubrimiento que nos permite saber, como decía arriba, en qué consisten exactamente esas similitudes y esas diferencias.
"Una predisposición es algo tan etéreo como la potencia aristotélica mientras no se concrete en una facultad o hábito."
No es cierto. Es algo muy concreto decir que los seres humanos tenemos una predisposición para el lenguaje hablado, aunque hablemos lenguajes diferentes. Es posible definir esta predisposición como un órgano cognitivo.
En cambio no tenemos una predisposición en ese sentido para el lenguaje escrito, que es consecuencia de otras predisposiciones (además de la del lenguaje) y del entorno cultural.
También es posible hablar de predisposiciones genéticas o ambientales a enfermedades, a las matemáticas o a la filosofía examinando estas características en poblaciones en las que se puedan controlar uno u otro factor. Y tales predisposiciones se han encontrado para muchas facetas. Nada etéreo, como ves.
Ni yo ni nadie dice que NO haya cosas que solo las hacemos los seres humanos.
ResponderEliminarEso es que lo pretendí escribir.
Te contesto en un nuevo post mediante escrito ajeno que traduzco del francés. He elegido un texto de 1728, acaso para hacerte notar la actualidad de estas argumentaciones en favor de la inteligencia animal, que provienen de Bayle y a las que no tendría nada que objetar si no fueran tan exageradas, atribuyendo a los brutos algún grado de raciocinio consciente donde sólo hay instinto, hábito, razón general (esto es, silogismos implícitos a las percepciones), imitación o una experimentación del tipo ensayo-error. Así, resulta inteligente o razonable el que da soluciones adecuadas ante un determinado problema, pero sólo es racional el que las entiende.
ResponderEliminarAprovecho para recordarte que todo aquello que se conceda a la inteligencia animal, sea mucho o poco, es terreno que se le hurta al determinismo darwinista, que todo lo cifra en la transmisión de características genéticas favorables que operan automáticamente, esto es, sin reflexión.
"Aprovecho para recordarte que todo aquello que se conceda a la inteligencia animal, sea mucho o poco, es terreno que se le hurta al determinismo darwinista, que todo lo cifra en la transmisión de características genéticas favorables que operan automáticamente, esto es, sin reflexión."
ResponderEliminar¿?
Este es un argumento muy mal hecho. ¿Qué tiene que ver el mecanismo irreflexivo con el producto inteligente? Es como si dices que cada cosa que se le conceda al olfato de los mamíferos se le hurta a la evolución porque el mecanismo se trasmite sin olfato.
¿Sigues sin darte cuenta de que la mayoría de tus creencias se basan y justifican con argumentos de este estilo? ¿Hasta cuándo vas a aceptar esto?
No hablo de la transmisión, sino del origen. Para que algo se transmita tiene que existir antes.
ResponderEliminarNo está bien que finjas ignorar el problema. El darwinismo ha querido eliminar la inteligencia de todo el reino animal. Frente a sus contemporáneos, que veían en las abejas un comportamiento inteligente, Darwin supo dar a los constructos hexagonales de estos insectos una razón de generación más simple y más plausible que la que presuponía en los mismos una "intuición matemática". Por idéntica regla de tres se ha pretendido que no hay intuiciones morales en el hombre, en la medida en que nuestras costumbres derivan de la empatía adquirida en la inercia de milenios de vida social. Es tanto como decir que nuestras reflexiones aparentes sobre la justicia carecen de base sólida más allá de la racionalización de pulsiones instintivas, independientes por ello de la inteligencia en su origen.
El darwinismo no es sólo un materialismo: también es un reduccionismo. No es extraño que repela la teleología y el idealismo inherentes en cualquier postulación de la inteligencia. Ésta sería el modo del que la naturaleza ha provisto a la voluntad ciega para autorreplicarse; una excrecencia o producto secundario que puede hallarse con más o menos intensidad en todas las formas vivas. Este escenario excluye cualquier singularidad, ya sea en el hombre, en el chimpancé o en los mamíferos. No hay una esencia común de la que se participe, sino un despliegue universal y acumulativo de efectos mecánicos.
Por esta razón, cuando se señala una actitud y se dice que es inteligente, se asume que no está plenamente condicionada por el instinto ni por el hábito, o lo que es lo mismo, que persigue libremente un fin y que entiende el fin que persigue. Esto rompe el continuo de las especies, se quiera o no; o bien nos obliga a presuponer una inteligencia "in nuce" en cada individuo, a la espera de desarrollarse en los órganos adecuados.
Me resulta muy absurdo que los mismos que pretenden reducirlo todo a mera cantidad exhiban las supuestas cualidades excepcionales de una especie, con el muy obvio propósito de establecer vínculos de filiación moral e intelectual entre aquélla y la nuestra. No se dan cuenta de que al intentar culminar su edificio reblandecen sus cimientos.
No sé qué problema estás planteando.
ResponderEliminarLa inteligencia va surgiendo a medida que algunos animales con más de ella tiene más descendientes. No hay inteligencia sí o no. Hay complicaciones neuronales que van dando cada vez más contenido a la inteligencia.
No sé qué líos cuantitativos-cualitativos metafísicos ves en esto. Los líos se referirán a este desarrollo, a saber cómo de gradual es el cambio, si hay una complejidad crítica a partir de la cuál la inteligencia se expande rápidamente, a saber si deben desarrollarse algunas estructuras paralelas, a saber qué tipos de retroalimentaciones hay entre las distintas facetas de la inteligencia y entre ellas y otras características.
El reduccionismo no elimina la inteligencia, la pone en su sitio. Fuera del mundo mágico imaginado y dentro del mundo real.
Y sin embargo, esto es muy cierto:
ResponderEliminar"Me resulta muy absurdo que los mismos que pretenden reducirlo todo a mera cantidad exhiban las supuestas cualidades excepcionales de una especie, con el muy obvio propósito de establecer vínculos de filiación moral e intelectual entre aquélla y la nuestra. No se dan cuenta de que al intentar culminar su edificio reblandecen sus cimientos".
Quizá los científicos terminen admitiendo que las amibas tienen libre albedrío, en tanto que continuarán insistiendo en probar que los seres humanos somos meras máquinas que responden a un programa preestablecido.
Salud
Simplemente dejo aquí constancia de una falacia habitual:
ResponderEliminarLa falacia ecológica es un tipo de falacia o error en la argumentación basado en la errónea interpretación de datos estadísticos, en el que se infiere la naturaleza de los individuos a partir de las estadísticas agregadas del grupo al que dichos individuos pertenecen. Esta falacia da por supuesto que todos los miembros de un grupo muestran las mismas características del grupo.
Argumento: "Todos los humanos...".
Saludos,
David.