Si ser hombre significa algo relevante y no sólo una mutación insensible en la gradación de lo animal, tuvo que haber un comienzo absoluto y trascendente para lo humano. Con él empezaría la historia propiamente dicha, el tiempo de la libertad, la salida traumática de la inconsciencia. Ningún testimonio histórico llena el vacío de ese momento. Tampoco podría hacerlo, pues la historia tiene siempre un antes y un después, y antes de Adán no hay hombre ni, por tanto, historia. Luego, nada nos queda salvo la revelación de Dios, que es simbólica y oscura. El relato del origen del mundo y la vida narrado en el Génesis no es literal ni obvio, y encierra muchos misterios, como han sabido desde antiguo los exégetas cristianos y judíos. Sólo podemos juzgar su verdad por sus efectos, a saber, por la precisión con la que analiza la esencia humana y fija su destino. Si el hombre es el animal que se avergüenza, el primer hombre fue el primer animal en avergonzarse. La vergüenza es el estado de inadecuación de nuestra alma a nuestro cuerpo, cifrado en el presentimiento de la muerte. Es también la bifurcación entre lo animal primigenio, donde Dios se confunde con la naturaleza, y lo numinoso aterrador, donde Dios la maldice. Así, el hombre deviene un exiliado en el mundo al tiempo que Dios se torna forastero en el hombre, naciendo la religión tras constatarse esta extrañeza y con el fin de repararla. La narración de la caída no es sólo el pilar de una soteriología determinada, sino que constituye el germen de toda política, esto es, del arte de conducir a los hombres a la felicidad.
Hola, Irichc. A pesar de nuestras diferencias abismales, tú creyente y yo ateo, tú racionalista y yo irracionalista, estoy de acuerdo contigo en negar que aquello de Adán y Eva es sólo un mito.
ResponderEliminarIgnoro las causas que te llevaron a escribir este post, pues sé que tus artículos se relacionan con las discusiones que sostienes recientemente; discusiones de las que no he estado al tanto.
En mi caso, mis fuentes están en la música y en la reflexión sobre el significado metafórico de la vida.
En mi blog he puesto algo que, desde mi estilo, es una variación sobre el tema que tú recitas con racional mesura.
Saludos cordiales
Muchas gracias por la mención, Enrique.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Es mejor, con mucho, comprender la dura verdad que creer una fábula tranquilizadora.
ResponderEliminarEl relato del Génesis no tiene nada de tranquilizador y es una verdad muy dura.
ResponderEliminarMe parece curioso que siempre se adjetive "fábula" con "tranquilizador", cuando hay en todas partes multitud de fábulas extremadamente siniestras, mucho más que un discurso científico. Ni el Génesis, ni el Éxodo, ni las lamentaciones de Jeremías, ni el combate de Jacob contra el Ángel del Señor, ni el Apocalipsis, me parecen fábulas tranquilizadoras. Si tienen alguna función es sintetizar de forma narrativa y concentrada una serie de fenómenos reales como la materia y trágicos como el rumbo de la historia.
ResponderEliminarPor otra parte, también hay quien acusa a las parábolas bíblicas (o anales bíblicos, según los casos) de oscurantistas. Esto me recuerda a lo que decía Chesterton de que la aversión a la religión (principalmente a la cristiana) lleva a los antinómicos anticlericales a acusarla de una cosa y de la contraria.
Desgraciadamente hay "cristianos" que siguen tomando la Biblia de forma literal, como una chica que me paró hace poco por la calle. (Aparte de otras insensateces que me dijo)
ResponderEliminarLe intenté de diversas formas hacerle ver el significado didáctico y no literal de según que partes y aparte de no querer quitarse la venda, acabó acusándome repetidas veces de que yo no creía en Dios y que disfrutaba del pecado. Por cierto, acabo diciéndome que había "tirado" el tiempo conmigo y acabó huyéndome.
Me pareció bastante triste que algunas personas sigan limitándose así, limitando su fe, que es en la Palabra de Dios y no en Dios. Además estas personas perjudican al resto de creyentes, pues quedan como verdaderos fanáticos a ojos de los ateos.
Espero que se le quedara algo de lo que le dije. Aunque sea al menos que hay que aprovechar la capacidad de razonamiento y crítica que nos ha dado el mismo Dios (aunque ella me dijera que eso era pecado...)