Sabio es aquel que, pudiendo hacerlo, ni piensa ni obra inútilmente.
Útil es aquello que fortalece nuestra naturaleza.
La naturaleza de lo viviente es autoconservarse y perseverar.
La naturaleza humana radica, además, en pensar según razones y obrar según fines adecuados a las mismas.
El fin inmediato del hombre es retener su vida, mientras que su fin último es vivir una buena vida.
Por tanto, la presunción del Bien como fin final es condición necesaria para que se dé una humanidad segregada de lo meramente viviente.
Luego, si no hay fines superiores a mantener la propia vida, la sabiduría estriba en autoconservarse y perseverar o es imposible.
Ahora bien, si la sabiduría estriba en autoconservarse y perseverar, todo lo que es, en tanto que es y persevera, participa de la sabiduría. De donde se sigue que todo ser es sabio al perseguir su utilidad y fortalecer su naturaleza.
Sin embargo, todo ser tiende a la muerte, que es el sumun de su debilidad y la culminación de su ruina. Y cuanto más perdura en su ser, con mayor certeza se aproxima a su fin y más cerca está de consumirse, pues ningún ser es perdurable en este mundo.
Por consiguiente, la sabiduría no estriba en autoconservarse y perseverar, ya que obra inútilmente quien así se esfuerza para fenecer al cabo, no dejando más que un débil rastro que también se extinguirá. De lo que ha de concluirse que o la sabiduría consiste en vivir una buena vida o es imposible.
Si la sabiduría consiste en vivir una buena vida, debe presumir el Bien como un fin superior a la vida. Esto es, debe suponer una existencia superior a la existencia, a la que llamamos Dios.
Si, por el contrario, la sabiduría es imposible, la estupidez es inevitable y universal, en la medida en que todo pensamiento y acción devienen inútiles.
Por tanto, si no hay fines superiores a mantener la propia vida -es decir, si no suponemos a Dios- la estupidez es inevitable y universal (pirronismo).
Por añadidura, si no hay razones o no existen los fines es imposible que haya naturaleza humana. Si no hay naturaleza humana, los vivientes sólo se distinguen por su capacidad de autoconservarse y perseverar (darwinismo).
Si los vivientes sólo se distinguen por su capacidad de autoconservarse y perseverar y la estupidez es inevitable y universal, la vida es la perpetuación de la estupidez (budismo).
Si la vida es la perpetuación de la estupidez y la muerte es la eternidad del vacío, la existencia es la fluctuación entre la estupidez y el vacío (nihilismo).
Pero se niega el antecedente, ya que si la sabiduría es imposible, también es imposible determinar que lo es. De ser cierta una proposición así, seria siempre y necesariamente cierta, y por ello sería superior a la existencia, que no es siempre ni necesariamente. Con todo, si hubiese una verdad superior a la existencia, esta verdad podría ser conocida y la sabiduría sería posible.
Así pues, la sabiduría es posible y consiste en vivir una buena vida creyendo en la existencia suprema de Dios.
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Propter Sion non tacebis