Si alguien pretendiera que las partes del universo no son reales, negaría el movimiento y la misma filosofía natural, pues sin movimiento no puede haber ciencia física. Bajo esta premisa no habría que dar valor de verdad al hecho de que lo anterior preceda a lo posterior, razón por la cual todo cuanto acaece en el universo sería un fenómeno absolutamente inexplicable. Por tanto, una de estas dos es una ilusión: o que el universo es explicable o que el universo es necesariamente uno.
Asumir la multiplicidad del universo conlleva la admisión de que todas sus partes causan y son causadas, lo que a su vez implica que ninguna de sus partes es necesaria. La contingencia del universo se sigue de la incapacidad de sus partes de ser sin las demás y de la incapacidad de aquél de ser sin sus partes.
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Propter Sion non tacebis