¿Un mundo sin números sería uno, múltiple, ambos o ninguno de los dos? Si es uno, no excluirá al número. Si es múltiple, será más de uno y tampoco será anumérico. Si es ambos, será igualmente numérico. Y si no es ninguno de los dos, será no uno y no múltiple, es decir, no uno y no más de uno; luego será menos de uno y no será nada. En consecuencia, un universo anumérico es imposible. Por tanto, si este universo o cualquier universo existen necesariamente, los números existen necesariamente; y si este universo o cualquier universo existen contingentemente, los números existen necesariamente, ya que carecen de causa y son siempre y en todo.
No es cierto que uno y ente sean términos mutuamente convertibles. El ente puede ser múltiple y el uno no ser ente. Pero, de ser el caso, el ente no será estable ni pensable. Ya he señalado a qué aporías nos conduce una aseveración de este tipo, puesto que incluso la inestabilidad necesita de la estabilidad del ser para ser siempre inestable.
Ahora bien, si el uno existe, todo número existe, ya que la unidad contiene virtualmente todos los números. En la proposición Pedro, Pablo y Juan son tres hay cuatro seres: Pedro, Pablo y Juan, que son uno una vez, y el tres, que es uno tres veces. Si admitimos que los números son seres necesarios (éste es, en efecto, el quid de la cuestión), tal no conllevará multiplicar los entes sin necesidad, sino que se hará por necesidad.
Además, si los números dependen de la existencia de los particulares y significan sus relaciones, no será posible establecer relaciones numéricas entre particulares que no existan ni puedan existir. Pero esto es evidentemente falso. Puedo establecer relaciones entre conceptos cuya misma noción excluye la existencia, como el concepto de ser inexistente, y decir que dos seres inexistentes representan una cantidad mayor que un ser inexistente. La existencia o inexistencia de lo numerado es irrelevante en este sentido.
Si, por el contrario, la existencia fuera un factor determinante, sería conveniente definirla de algún modo. No por cierto como el ser extenso o el ser temporal, ya que una relación no es extensa, puesto que no se ve incrementada cuando aumentan de tamaño los términos que relaciona; ni sufre afectación según el movimiento de éstos, suponiendo que tal relación nada tenga que ver con el movimiento. En fin, tampoco podrá decirse que el existir de la relación consiste en establecer vínculos lógicos entre seres existentes, pues en este caso no se estará dando una definición unívoca de existencia, habida cuenta que los seres existentes no tienen las mismas propiedades que sus relaciones.
Entonces, salvo que el realista logre dar con esta definición, tal vez será más fácil para él concluir que las relaciones nunca son existentes, considerando que no ocupan espacio ni están sujetas al devenir. Pero esto lo aboca a la dificultad insuperable de que exista un universo anumérico que no sea ni uno ni más de uno y, sin embargo, sea algo y sea más que cero.
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Propter Sion non tacebis