viernes, 7 de octubre de 2022


Es elegante la demostración aristotélica del primer motor:

1) No hay movimiento sin extensión ni extensión sin división. Por tanto, todo lo que está en movimiento es divisible.

2) Lo que se mueve por sí mismo mantiene su movimiento aunque otra cosa carezca de movimiento. Inversamente, lo que no se mueve por sí mismo no mantiene su movimiento si otra cosa carece de movimiento.

3) En un todo móvil todas sus partes deben ser móviles. En consecuencia, ninguna parte de un todo móvil puede ser móvil si otra parte carece de movimiento. Luego ninguna parte de un móvil se mueve por sí misma. Por ello, todo lo que está en movimiento, al ser divisible en partes y depender de su movimiento, es movido por otro.

4) Si el moviente está en movimiento cuando mueve a otro, el movimiento de lo moviente y el de lo movido serán simultáneos. Así, en una sucesión infinita de movientes y movidos todos los movimientos se producirán simultáneamente. Esto implica que el movimiento limitado de cualquiera de sus partes, que ocurre en un tiempo finito, será simultáneo al movimiento ilimitado de todas las partes en su conjunto, por lo que se dará un movimiento infinito en un tiempo finito, lo que es imposible. Por consiguiente, no puede admitirse una sucesión infinita de movientes y movidos, sino que ha de postularse en su lugar un primer motor inmóvil.

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Propter Sion non tacebis