1. El ser y el no-ser son simultáneos en todo ser finito.
Todo ser finito está afectado de privación, pues es lo que es y, al mismo tiempo, no es lo que no es. Así, mi ser hombre es simultáneo a mi no-ser caballo.
2. El no-ser no supone movimiento ni tiempo.
Soy hombre y no soy caballo. Mi ser hombre entraña movimiento. Todo movimiento requiere tiempo. Por consiguiente, mi ser hombre requiere tiempo. Ahora bien, mi no-ser caballo no requiere tiempo, ya que no entraña ningún movimiento.
3. Simultáneamente al ser del mundo se dan su privación, finitud y no-ser.
Donde hay más y menos hay privación. Ergo donde hay sucesión hay privación, pues se procede de menos a más, esto es, de menos movimiento a más movimiento y de menos tiempo a más tiempo. Donde hay privación hay no-ser en cierto grado, a saber, no-ser esto o aquello, o no-ser el todo (por la Proposición 1). Luego, dado que hay sucesión en el mundo, también se da en él la privación. Por tanto, simultáneamente al ser del mundo se da su no-ser.
4. El no-ser del mundo se da en el instante.
Todo lo que es es en el tiempo o en el instante. El no-ser no es en el tiempo, el cual requiere movimiento, sino en el instante, el cual no lo requiere (por la Proposición 2). Luego el no-ser del mundo es en el instante, sin tiempo.
5. Hay un tiempo finito entre cualesquiera dos instantes.
Una línea es la unión de dos puntos. Por tanto, no es posible una línea infinita, carente de extremos. Luego es imposible que, dados dos puntos, no puedan ser unidos por una línea finita. La definición del instante respecto al tiempo es la misma que la del punto respecto al espacio. Luego, por idéntica razón geométrica, es imposible que, dados dos instantes, no puedan ser unidos por una sucesión temporal finita.
6. El mundo tiene un comienzo en el tiempo.
La distancia entre cualquier instante pretérito y hoy es finita. Por tanto, habida cuenta que cualquier instante del mundo es simultáneo y no anterior al no-ser del mundo (por la Proposición 3), que el no-ser del mundo es en el instante (por la Proposición 4) y que no media un tiempo infinito entre cualquier instante dado y el instante en el que el no-ser del mundo se predica del mundo (por la Proposición 5), síguese que tampoco media un tiempo infinito entre cualquier instante del ser del mundo y cualquier otro instante dado. Luego el mundo no carece de comienzo.
7. Lo que no es el mundo ni el no-ser del mundo es la nada absoluta o el todo sin privación.
El todo, por definición, no es parte de ningún ser ni privación de ningún ser. Por el contrario, todo aquello distinto del todo o priva o es privado, es decir, o limita al ser o es limitado por el no-ser. Luego lo que no es privado por algo ni privación de algo es o bien la nada absoluta, carente de todo ser, o bien el todo, carente de toda privación. Luego, lo que no es el mundo ni el no-ser del mundo es la nada absoluta o el todo sin privación.
8. El todo existe necesariamente.
El todo, carente de toda privación, no puede ser privado de la existencia. Por tanto, existe necesariamente.
9. Nada comienza a ser por sí mismo.
El ser es mayor que el no-ser. Todo comienzo conlleva el paso del no-ser al ser, es decir, de lo menor a lo mayor. Nada es anterior a sí mismo, mayor que sí mismo o contrario a sí mismo. Luego nada puede pasar del no-ser al ser por sí mismo, pues nada puede ser antes que es, ni ser mayor de lo que es, ni ser opuesto a lo que es.
10. El mundo comienza a ser por causa de Dios.
Dado que el mundo tiene un comienzo en el tiempo (por la Proposición 6) simultáneo al comienzo de su no-ser (por la Proposición 1); que lo que no es el mundo ni el no-ser del mundo es la nada absoluta o el todo sin privación (por la Proposición 7); que el todo existe necesariamente (por la Proposición 8); y que nada comienza a ser por sí mismo (por la Proposición 9), por su no-ser, que no puede dar el ser, o por la nada, que nada puede, síguese que el mundo comienza a ser por causa del todo, el cual es el ser necesario. Ahora bien, por Dios entendemos el ser necesario, carente de toda privación y creador del mundo. Y tal es el todo. Luego el mundo comienza a ser por causa de Dios.
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Propter Sion non tacebis