sábado, 23 de marzo de 2024


Richard Carrier ha logrado demostrar la universalidad del principio de razón suficiente. Y lo ha hecho de una forma más bien cómica, puesto que pretendía lo contrario.

En su intervención final en el debate sobre el argumento cosmológico Kalam, Carrier argumenta del siguiente modo:

La premisa 1 (P1) del argumento establece que todo lo que comienza a existir tiene causa.

Sin embargo, aunque esto sea así en nuestro universo, para que también lo sea en todos los universos posibles y deba considerarse siempre verdadero P1 deberá ser una verdad lógicamente necesaria.

No se ha probado que P1 sea una verdad lógicamente necesaria.

Por tanto, P1 es un hecho contingente y, como tal, un hecho causado. Es decir, no es siempre verdadero, sino sólo tras ser causado.

Ahora bien, la arrogancia de Carrier le impide ver lo obvio, a saber, que pretende refutar el principio de razón suficiente valiéndose de este mismo principio. Pues, si P1 es un hecho causado y comienza a existir, se verifica que, si P1 no fuera lógicamente necesario, también comenzaría a existir y también tendría causa. Luego, dado que Carrier no ha encontrado ninguna excepción al principio de razón suficiente en este universo y no ha hecho más que confirmarlo fuera de este universo mediante un inane experimento mental, no hay razón alguna para abandonar dicho principio o limitar su aplicabilidad.

Nada cambia si, en lugar de utilizar el término causado, se dice que el principio de razón suficiente está contingentemente fundamentado en otro principio. Ya que lo que se está impugnando es la fundamentación de lo contingente (a saber, de lo que empieza a existir), con independencia de que sea un cuerpo o un principio.

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Propter Sion non tacebis