La causalidad no es un vestido que pueda rasgarse y volverse a zurcir. Si hay excepciones, queda destruida, del mismo modo que, si pendes en el abismo sostenido por una sola cadena, no necesitas que toda la cadena quede despedazada para precipitarte en el vacío. Basta con que un eslabón se quiebre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Propter Sion non tacebis