miércoles, 11 de septiembre de 2024


La causalidad no es un vestido que pueda rasgarse y volverse a zurcir. Si hay excepciones, queda destruida, del mismo modo que, si pendes en el abismo sostenido por una sola cadena, no necesitas que toda la cadena quede despedazada para precipitarte en el vacío. Basta con que un eslabón se quiebre.


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Propter Sion non tacebis