Siger de Brabante tiene una demostración sencilla, pero no trivial, mediante la que prueba la existencia de una causa primera. Escribe que si existiera una sucesión infinita de causas y efectos, puesto que unas causas serían anteriores a otras y éstas posteriores a aquéllas, tal no sería posible concebirlo si no se diera una causa primera, toda vez que lo anterior y lo posterior se dicen según su proximidad respecto al primero. Por tanto, si hay anterioridad y posterioridad en el orden causal, se da una causa primera y debe excluirse la posibilidad de una sucesión causal carente de inicio.
Escribe asimismo que, dado que en el presente hay un número limitado de efectos y éstos se hacen cada vez más abundantes en la sucesión temporal, multiplicándose, podemos deducir que si retrocedemos en el tiempo, tales efectos serán cada vez más escasos, y también sus causas, por lo que, retrocediendo lo suficiente, hallaremos que la causa de todo es una.
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Propter Sion non tacebis