domingo, 26 de julio de 2009

Pronto


¡Descanso! Ser huésped una vez. No siempre atender uno mismo sus apetencias con mezquina ración. No siempre tomarlo todo de modo hostil; dejar por una vez que todo transcurra y saber: lo que acontece es bueno. También el ánimo tiene que distenderse alguna vez y replegarse sobre sí mismo al borde de sábanas de seda. No siempre ser soldado. Por una vez llevar los rizos sueltos y abierto el ancho cuello y sentarse en sillones satinados y sentirse, hasta la punta de los dedos, como después del baño. Y empezar a saber de nuevo qué son las mujeres. Y qué hacen las de blanco y qué son las de azul; qué manos tienen, cómo cantan su risa, cuando rubios muchachos traen las hermosas fuentes pesadas de fruta jugosa.


Rilke

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Propter Sion non tacebis