lunes, 30 de noviembre de 2009

El paganismo cristiano-II




Pintan a Hércules desnudo o vestido una sola piel, con una maza en la mano derecha y tres manzanas de oro en la izquierda.

Fue tenido por la excelencia de sus virtudes en vida como héroe, y después de muerto, como dios, y en tanta veneración, que juraban por él para ser creídos, diciendo: "Hercle, Hercules." "Me Hercule. Me Hercules." Que son adverbios de jurar, que quiere decir: Por Hércules, que es verdad.

Decir que Iúpiter para engendrar a Hércules tomó forma de Amphitrión es porque el hombre es para engendrar como instrumento; empero la voluntad divina, entendida por Iúpiter, y la fuerza de las estrellas, como causa segunda, son como instrumento para procrear varones claros.

Ser Hércules hijo de Iúpiter y de Alcmena no es otra cosa sino la bondad y fortaleza y excelencia de las fuerzas del ánima y del cuerpo, que alanza y desbarata la batalla de todos los vicios del ánima, como se da a entender por sus nombres, porque primero fue llamado Alcides, de alce en griego, que significa fuerza; luego Hércules, que quiere decir fortaleza y prudencia, y la razón que está en el hombre, y constancia, sin la divina bondad, y sin buen subjeto de ánimo no acontece.

Algunos dicen que la fortaleza de Hércules fue del ánimo y no del cuerpo, con la cual venció todos aquellos apetitos desordenados, los cuales siendo rebeldes a la razón, como ferocísimos monstruos turban al hombre de contino, y le molestan y fatigan. Escribe a este propósito Suidas que por demostrar los antiguos que Hércules fue grande amador de la virtud le pusieron vestido de una piel de león; y por significar la grandeza y generosidad del ánimo, la maza en la mano derecha, que denota el deseo de la prudencia y del saber, por lo cual fingieron la fábula que amansó el fiero dragón y sacó las tres pomas de oro que guardaba, porque sobrepujó el apetito sensual, en lo cual libró las tres potencias del ánima, ornándolas de virtud y de justas y honestas obras. O las tres manzanas son la virtud y la fama en esta vida y la inmortalidad de la gloria en la otra, o denotan tres virtudes que Hércules tuvo. La primera, nunca enojarse; la segunda, no ser avaro; la tercera, ser enemigo de regalos. Éstas son las tres manzanas excelentes de oro finísimo de inestimable valor y admirable hermosura; mas hay un dragón que trabaja por no dejar a ninguno cogerlas, y ésta es la tentación de la engañosa blandura y pestífera vanidad con que el demonio trabaja de engañarnos para impedirnos el llegar a estas tres cosas, significadas por las tres manzanas de oro; píntanle desnudo, para denotar su virtud, porque la virtud la pintan desnuda, sin ningún cuidado de riquezas.

Macrobio quiere entender que Hércules sea el Sol y que las doce hazañas más celebradas suyas sean los doce signos del Zodíaco, sobrepujados del Sol, pasando por ellos en un año. Otros quisieron que por Hércules se entienda el tiempo, el cual vence y doma y consume todas las cosas. Coronábanlo con ramos de olmo blanco, y a esta corona la llamaban los poetas Hercúlea Fronde, y denotaban por las dos colores que tienen las hojas deste árbol dos partes del tiempo: el uno, blanco, que denota el día; y el otro obscuro, que denota la noche. Y fingen ser la causa destas dos colores destas dos hojas, que cuando Hércules descendió al infierno a sacar el Cancerbero se rodeó la cabeza con hojas deste árbol, y que por la parte que les daba el humo infernal en las hojas quedaron pardas o escuras, y la parte que tocaba a la cabeza de Hércules quedaron blancas. El descender Hércules al infierno denota el poner del Sol. El perseguir Iuno a Hércules denota que en naturaleza todo es contrariedad, o que los buenos siempre son atribulados y perseguidos.

(...)

Andando Hércules por diversas partes del mundo, vino a tierra de Libia, donde moraba Antheo, hijo de la Tierra, nacido sin padre; era gran luchador, que con cuantos probaba sus fuerzas derribaba; y tenía tal propiedad que si caía alguna vez o se dejaba de industria caer en la tierra se levantaba con dos tanta fuerza, y así al fin no podía quedar vencido; y a los que vencía, tomaba él, como era Gigante, y bajaba los grandes árboles, y poníalos allí, y luego dejaba el árbol, y lanzábalos muy lejos. Con éste quiso Hércules probarse; y venidos a la lucha, como Hércules fuese más valiente, derribábalo en tierra, y el Antheo luego más fuerte que primero se levantaba, porque la Tierra su madre le daba nuevas y dobladas fuerzas, lo cual tantas veces hizo que ya Hércules enflaquecía, y sintió que no podía mucho sufrirlo, y advirtiendo el engaño de Antheo, en que fuerzas de la tierra recobraba, levantólo en alto de tierra y tanto así en el aire lo apretó con los brazos que lo mató; y éste fue el vencimiento de la lucha y uno de los trabajos o hazañas de Hércules.

(...)

Hércules significa el varón virtuoso que desea vencer el deseo de su carne, con quien tiene gran combate y lucha de ordinario. La cobdicia o deseo carnal se dice ser hija de la tierra, entendida por Antheo, porque esta cobdicia no nace del espíritu, sino de la carne, como dice el Apóstol, y cuando el varón virtuoso, que es Hércules, pelea con el deseo carnal, véncelo algunas veces, mas como Antheo, cayendo en tierra, recobraba fuerzas, así la carnal cobdicia ya mortificada o pacificada, una vez se suele levantar más recia con la ocasión; y así para que Hércules venza a Antheo es necesario apartarle de su tierra. Quiere decir, apartar ocasiones y conversaciones, y viandas cálidas, y del vino, y camas regaladas, y otras muchas cosas que incitan a lujuria.


Juan Pérez de Moya

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