El feminismo en España ha dado los frutos que cabía esperar, y todavía promete nuevas conquistas. Parte éste de la gran mentira según la cual la irrelevancia histórica de la mujer se debe a una conspiración a escala universal. Mentira ante la que demasiados idiotas, sintiéndose culpables por la mediocridad ajena, han asentido mansamente. La feminista Mary Wollstonecraft no la creyó. Suyas son estas palabras:
No se concluya que quiero invertir el orden de las cosas; ya he asegurado que, por su constitución, los hombres parecen diseñados por la Providencia para lograr un mayor grado de virtud.
Pero "el orden de las cosas" es una expresión prohibida para esta ideología, que sólo puede concebir lo ordenado como el efecto de una voluntad sojuzgante, propia o extraña. Es el odio a la naturaleza dispar, a lo excesivo y a lo permanente lo que mueve al feminismo a fomentar la plasticidad moral, la mutación acelerada de las costumbres, la castración lingüística, la ingeniería jurídica y la aberración médica. Se lucha contra el patriarcado y el falocentrismo, que representan la violencia, la represión, la sordidez y todo lo que una mente maniquea puede suponer al otro lado de la frontera del Bien. Ante tan colosal enemigo imaginario, las medidas para combatirlo han de ser proporcionadas y emplear sin demora todos los medios al alcance. Deben, además, cumplir con cierta justicia poética por la que los papeles queden intercambiados al contragolpe. Hace falta un nuevo hombre, unas nuevas leyes, una nueva sociedad. Quien se oponga a esto será inhumano, estará proscrito, devendrá antisocial.
Sin embargo, la sociología no lo es todo. Por supuesto que la biología tampoco. Ni siquiera de la combinación de las dos disciplinas obtenemos un conocimiento cierto, determinista, de las cualidades de los hombres. Ahora bien, quienes ensalzan el método experimental sobre las cábalas racionalistas deberían predicar con el ejemplo y conferir a la Historia la máxima autoridad, pues ésta es un experimento continuo. Camille Paglia escribe:
Incluso sin restricciones, no habría existido una Pascal, una Milton o una Kant. El genio no se detiene ante los obstáculos sociales: triunfa de todos modos. El egocentrismo masculino, repugnante en los carentes de talento, es la fuente de su grandeza como sexo.
El individuo, no obstante, podrá a pesar de su sexo alcanzar la virtud, pues ésta no es de naturaleza sexual, sino intelectual. Pero ignorar las condiciones iniciales o querer hacer tabula rasa con ellas es ceguera y empecinamiento.
Donoso Cortés escribió que la Historia es más fiable que las teorías. La Historia dice que el hombre -independientemente de su condición social- ha superado en genio a la mujer en todas partes y en todo tiempo, sin ir ello en detrimento de su mutua colaboración y del interés de la sociedad en su conjunto. Si una teoría (digamos, el feminismo) rechaza radicalmente tal estado de cosas, sólo podrá ser desde el engaño, el poder y el abuso. Así ha sucedido con el comunismo, que no aceptó la desigualdad natural y emprendió una reforma de nuestra especie bajo presupuestos economicistas. Caído el muro, la ideología totalitaria da sus últimos y más desesperados coletazos a través de estos marxistas vaginales.
Si. Seducir al poder (al terrenal) siempre dio buenos resultados.
ResponderEliminar¡Por el amor de Dios (perdonadme el frenesí)!, ¿de verdad creéis que "los hombres parecen diseñados por la Providencia para lograr un mayor grado de virtud"? Me estáis tomando el pelo :P
ResponderEliminar¡Apártate de mí, Satanás! Líbreme el Altísimo de ser anatema. Sólo la fuerza muscular del sexo opuesto y la segregación organizada de lo femenino han hecho de las mujeres personajes secundarios en la Historia.
ResponderEliminarEn esto creo, en esto confío, a esto me entrego.
Pobre infeliz! No quisiera estar en tu piel ni por todo el poder del mundo. Lo que te hace falta es ir a vivir a un pueblecito de Asia e intentar disfrutar de la vida. Si es que tu falo te lo permite. :P
ResponderEliminarNo me lo permite, ahí está el drama.
ResponderEliminarRespecto a vivir en un pueblecito de Asia, el consejo llega tarde: ya lo he hecho (Klaeng).
Si no es molestia preguntar, ¿y qué tal ha sido la experiencia asiática? ¿y la comunicación?
ResponderEliminarGracias,
Estupenda. De Klaeng son mis suegros. Aunque mi tailandés es infinitamente mejorable.
ResponderEliminarLa Historia no existe, de igual modo que no existe la Verdad. Existen múltiples historias, que han sido escritas, y que son reescritas continuamente. Hasta hace muy poco fueron los hombres los que, casi exclusivamente, empuñaron la pluma. Es duro vivir sin una Certeza Absoluta, sin un dios que nos gobierne, nos justifique, nos castigue... librados a nuestros propios recursos, pero esa es también la grandeza del ser humano. Vivir siempre a la sombra de un dios, es ser eternamente un niño que no quiere dejar la casa de sus padres.
ResponderEliminarExisten múltiples historias, que han sido escritas, y que son reescritas continuamente.
ResponderEliminarPuesto que no existe la verdad, permíteme recordarte que esta afirmación es falsa.