lunes, 5 de marzo de 2007

Cinco minutos con Mario


El motivo de la diferencia es éste: las verdades matemáticas dependen solamente de las hipótesis y definiciones que se nos antoje estatuir, mientras que la verdad de los enunciados de hechos depende del mundo, que no es factura nuestra.


No: herejía. Las verdades matemáticas o de razón dependen de la consistencia de los principios, así como las verdades de hecho, aunque éstas no puedan mostrar su conexión de un modo tan claro. Ese solamente iguala lo racional y lo irracional, sin más. Ni lo "a priori" está sujeto a mi sola voluntad, ni lo "a posteriori" resulta completamente ajeno a ella.


un elevado grado de confirmación no garantiza la verdad de una proposición: sólo muestra que ella es plausible.


Si la verdad es lo que se ajusta a la realidad, y dicho ajuste está probado por dicha confirmación, ¿por qué negamos a una tesis así su condición de verdadera? ¿A qué grado de verdad aspira el empirista? ¿A la angélica?


lo cierto es que los científicos procuran verdades, aunque sean aproximadas, y triunfan en la medida en que las encuentran.


Defínase verdades aproximadas y habremos llegado al meollo de la necedad.


PS: ¿Por qué aspirar a la quimérica perfección de la verdad empírica, que no existe, que es siempre perfectible y siempre válida en cualquier grado (luego, nunca es completamente válida), en lugar de optar de buen comienzo por la verdad lógica, eterna y congruente consigo misma?


Biber 1-03 Sonata ...

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Propter Sion non tacebis