Si dos hombres comieran nueces juntos, y a uno no le gustara más que la cáscara y al otro sólo la semilla, debería decirse que se complementan bien. De la misma forma, debe decirse que Dios y el mundo se complementan mutuamente. Lo que el mundo rechaza, descarta, desprecia: los sacrificados, las semillas, justamente a ellos Dios los aprecia infinitamente, los recoge con mayor celo que el mundo a aquellos a los que ama con la mayor pasión.
Kierkegaard
02 Marc-Antoine Ch... |
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Propter Sion non tacebis