lunes, 21 de mayo de 2007

Si lo queréis ver así


Los testículos humanos son, sin embargo, almendritas al lado de los testículos de los bonobos. La razón es clara: los humanos han encontrado otra estrategia muy eficaz: la monogamia, que dio origen a la familia nuclear. En este caso el sexo perdió su papel en las interacciones sociales, quedando relegado sólo al ámbito privado, pero de este modo la hembra se aseguraba la inversión del padre en la crianza de los hijos y él ganaba la seguridad de saber que esos eran con mucha seguridad sus retoños. Parece de hecho haber sido una buena estrategia pues hay unos 100000 bonobos en todo el mundo, y unos 6500 millones de personas. Por cierto, que esta es la muy probable explicación de por qué los sistemas morales (especialmente los religiosos) suelen condenar y, si se les permite, penalizar el adulterio.


La monogamia, según el cerebro de Darwin, nos ha salvado de la animalización (y de la hinchazón). Ya podemos proclamar que fornicar es antinatural, o al menos antievolutivo. ¡Ah, el resentimiento cristiano contra los valores de la vida!

2 comentarios:

Propter Sion non tacebis