No es la educación que yo daría, por ser en exceso emocional. Muestra claros rasgos de fanatismo, que no es otra cosa que el resultado de la impaciencia y de la negación vehemente de la honestidad de la fe ajena cuando contradice a la nuestra. Fenómeno no muy distinto al del ateísmo, el cual parte del supuesto de que 1) nadie es libre para creer (excepto ellos) y 2) el tiempo de las religiones ha terminado.
Afirmáis que una moral sin Dios es posible. Sí, pero sólo a condición de ser doblemente dogmática.
Veo que has puesto la quinta marcha de nuevo. Me alegro.
ResponderEliminar¿Conoces este blog?
No lo conocía, parece sofisticado. Lo examinaré con atención.
ResponderEliminarEl otro día recordaba esto y me hizo gracia.