lunes, 26 de marzo de 2012

La religión verdadera demostrada según el método geométrico-I


Traduzco del latín, como absoluta primicia, un fragmento de una obra filosófica de Francisco Gazzerro publicada en 1734 y de la que no me consta que haya copia alguna a la venta, no figurando tampoco en ediciones digitales en internet ni en ninguna biblioteca pública, según el catálogo mundial.

Se trata de una formulación teísta inspirada en el método de Spinoza y destinada a refutar las conclusiones de éste. Espero completar la traducción del opúsculo -unas cien páginas- en sucesivas entregas.

* * *

LA RELIGIÓN VERDADERA DEMOSTRADA SEGÚN EL MÉTODO GEOMÉTRICO

PRIMERA PARTE

CONTRA LOS ATEOS

PROEMIO

¿De modo que se han levantado contra Ti, Señor, infelices hombrecillos? ¿De modo que la obra de Tus manos conspira contra Tu majestad, estando Tú presente, contemplándolo con paciencia? ¿De modo, Dios mío, que se han puesto en pie hombres tan infames y criminales (¡ojalá que no existieran!) que intentan apartarte y eliminarte a Ti, poderosísimo creador de todo y conservador sapientísimo del universo? ¿Ni siquiera el alma, que encerrada en la mazmorra de un cuerpo, debilitada por las pasiones, enervada por los errores y los pecados, aun contra su voluntad Te reconoce y Te suplica; ni siquiera todas las criaturas, bellísimas entre las más bellas, fortísimas entre las más fuertes, dulcísimas entre las más dulces, que dan testimonio de Ti, han podido moverlos? ¿Acaso preguntando a los jumentos éstos no los enseñan, no se lo muestran las aves del cielo, no les responde la tierra y no les hablan los peces del mar? ¿Acaso los cielos no ilustran Tu gloria, ni proclama el firmamento ser obra de Tus manos? ¿Acaso, en fin, tamaña magnitud de especies y criaturas es incapaz de contemplar al creador? En verdad, Dios mío, se han vuelto vanos en sus razonamientos, pero vendrá el juicio de los malvados y temerán al vengador; y la luz de toda verdad ascenderá a fin de que se extinga su estupidez y vean su deformidad. Así, contra esta plaga de hombres tan malvados, tan horribles, tan dañinos, Te imploro. Dirige Tú la parvedad de mi pobre ingenio, inspira Tú mis razones hacia la verdad de una demostración tan formidable.

DEFINICIONES

I. Llamo causa a aquello a partir de lo cual alguna cosa es, induciéndola a su origen; y aquello cuyo origen es inducido lo llamo efecto.

II. Llamo ser en sí (Ens a se) a aquel que no tiene ni puede tener principio.

III. Llamo ser absolutamente infinito a aquel que no puede experimentar aumento alguno en ningún género.

IV. Así, por ser que puede experimentar algún aumento entiendo aquel que de menor deviene en mayor y, efectuada en él una adición, es cambiado.

V. Así, por ser cambiado entiendo aquel que deja de ser de una manera y empieza a ser de otra.

VI. Por Dios entiendo el ser infinito en todo género.

ALGUNAS ANOTACIONES A LAS DEFINICIONES

(…)

AXIOMAS

I. Existe algún ser.

II. Lo que carece de todo principio no puede tener ningún fin.

ANOTACIONES

Estos dos axiomas nuestros son tan ciertos y evidentes que nadie, por obstinado que sea, puede ponerlos en duda. En cuanto al primero, ¿quién negará que algún ser existe? Pero sea que alguien se atreviese a dudarlo o a negarlo: el mismo que duda o que niega ya existe. Desde luego, si no existiera, no podría dudar, ni negar.

En cuanto al segundo axioma verdadero, ¿quién no ve que es una contradicción manifiesta que aquello que carece de todo principio pueda tener algún fin? Es por ello que es un principio, porque es el principio de algún fin. Principio y fin suponen entre sí un comercio y una relación necesarios. De ahí que como padre e hijo se refieren entre sí mutuamente de este modo, de manera que si el hijo es, algún padre ha de ser necesariamente para que aquél devenga hijo; y si no hay padre, por la misma razón tampoco podrá haber hijo. Así también, si existe un fin, algún principio es necesario para que el fin sea; y donde no hay principio, no puede haber fin. Así San Hilario elegantemente:

Siempre serás porque siempre fuiste, no necesitas a la muerte:
Quien carece de nacimiento no conoce el final de los tiempos.


PROPOSICIONES

PROP. I.

No puede darse efecto sin causa.


DEMOSTRACIÓN

Si pudiera darse un efecto sin causa, se daría uno cuyo origen sería inducido por una causa (por la definición I) y no lo sería.

Pero esto implica una contradicción.

Luego, ningún efecto puede darse sin causa, que es lo que había que demostrar.

PROP. II

Lo que es, o bien es en sí, o bien es por otro.


DEMOSTRACIÓN

No puede pensarse que algo sea si no es o bien en sí, o bien por otro, o bien de la nada, como resulta evidente.

Pero algo no puede ser de la nada, pues no puede darse ningún efecto sin causa, por la proposición precedente.

Luego, o bien es en sí, o bien es por otro, que es lo que había que demostrar.

PROP. III

No puede darse un ser por otro sin que se de un ser en sí.


DEMOSTRACIÓN

No puede darse efecto sin causa (por la proposición I).

Ahora bien, el conjunto de seres que son por otro (tota collectio Entium ab alio) son efectos, por la definición I.

Sin embargo, el conjunto de seres que son por otro no puede tener por causa otro ser que sea por otro, pues éste debería estar igualmente incluido en el conjunto de seres que son por otro.

Por tanto, debe tener por causa un ser en sí. Puesto que no se dan más clases de entes que los que son en sí y los que son por otro.

Luego, no puede darse un ser que sea por otro sin que se dé un ser en sí, que es lo que había que demostrar.

PROP. IV

Existe algún ser en sí.

DEMOSTRACIÓN

Existe algún ser, por el axioma I.

Ahora bien, todo ser es en sí o por otro, por la proposición II.

Luego, existe algún ser que es o bien en sí, o bien por otro.

Si es en sí, existe el ser en sí.

Si es por otro, también existe el ser en sí. Porque no puede existir un ser por otro sin que exista un ser en sí, por la proposición III.

Luego, existe algún ser en sí, que es lo que había que demostrar.

PROP. V

El ser en sí es inmutable.

DEMOSTRACIÓN

Todo lo que es cambiado tiene un principio y un fin, por la definición V.

Pero el ser en sí no puede tener ni principio, por la definición II, ni fin, por el axioma II.

Luego, el ser en sí no puede cambiar, por lo que es inmutable.

PROP. VI

El ser en sí es absolutamente infinito.


DEMOSTRACIÓN

El ser en sí es inmutable, por la proposición precedente.

Ahora bien, lo que es inmutable no puede experimentar aumento alguno en ningún género, pues experimentar algún aumento es cambiar, por la definición IV.

Por tanto, el ser en sí no puede experimentar aumento alguno en ningún género.

Ahora bien, el ser que no puede experimentar aumento alguno en ningún género es absolutamente infinito, por la definición III.

Luego, el ser en sí es absolutamente infinito, que es lo que había que demostrar.

PROP. VII

Dios existe.


DEMOSTRACIÓN

Existe el ser absolutamente infinito, por la proposición precedente.

Ahora bien, el ser absolutamente infinito es Dios, por la definición VI.

Luego, existe Dios, que es lo que había que demostrar.

COROLARIO I

Dios es uno. Pues una pluralidad de seres infinitos en todo género repugna a la razón, toda vez que ninguno de ellos sería infinito.

COROLARIO II

Dios es eterno. Pues si es infinito en todo género, es también infinito en su permanencia, en la cual consiste la eternidad.

COROLARIO III

Dios es inmenso. Pues si es infinito en todo género, también es infinito en su presencia, en la cual consiste la inmensidad.

COROLARIO IV

Dios es inteligente. De lo contrario, no sería infinito en todo género, pues carecería de inteligencia.

COROLARIO V

Dios obra libremente. Pues si no lo hiciera, carecería del poder de obrar lo contrario; y, así, no sería infinito en todo género.

COROLARIO VI

Dios es omnipotente. De lo contrario, no sería infinito en el género del poder.

COROLARIO VII

Dios es infinitamente bueno. De lo contrario, no sería infinito en el género de la bondad.

PROP. VIII

Lo que es en Dios es Dios.


DEMOSTRACIÓN

Lo que es en Dios es infinito; pues, si no es infinito, entonces es finito, y de este modo Dios no es infinito en todo género, lo que va contra la proposición sexta.

Pero lo que es infinito es Dios, por la definición VI.

Luego, lo que es en Dios es Dios, que es lo que había que demostrar.

COROLARIO

En Dios no hay composiciones ni afectos, ya que lo que es en Dios es Dios, por la proposición precedente.

PROP. IX

El universo no es Dios.

DEMOSTRACIÓN

Lo que es en Dios es Dios, por la proposición VIII.

Ahora bien, lo que es en este universo no es Dios, como resulta evidente.

Por tanto, el universo no es Dios.

PROP. X

Este universo y todas las cosas que están en él son por Dios.

DEMOSTRACIÓN

Este universo no es Dios, por la proposición precedente.

Luego, no es en sí. Pues, si fuera en sí, sería inmutable, por la proposición V, y absolutamente infinito, por la proposición VI, y por ello sería Dios, por la proposición VII.

Si, por tanto, no es en sí, será por otro; pues todo ser es o bien en sí, o bien por otro, por la proposición II.

Ahora bien, no es por otro que a su vez sea por otro, por la misma razón.

Luego, es por otro que es en sí, que es Dios.

Por tanto, el universo y todas las cosas que están en él son por Dios, que es lo que había que demostrar.

1 comentario:

  1. La fórmula de Cordovero (o Cordobero), en la que de alguna manera podría resumirse toda su inmensa obra, vendría a ser la siguiente:
    «Dios es toda la realidad, pero toda la realidad no es Dios». Es fundamental.
    Para muchos autores, Espinosa fue simplemente un filósofo que sólo tenía de judío la circunstancia involuntaria de su nacimiento. Con sus enseñanzas, Rabbí Moshé Cordobero, fija la frontera infranqueable entre el teísmo y el panteísmo pagano. Es indispensable recordarlo para poder entender el posterior desarrollo de algunas ideas. El conflicto entre tendencias teístas y panteístas que Rabbí Moshé Cordobero
    describe en su obra, seguirá estando presente en las generaciones posteriores y atravesará, entre otras, la doctrina de Rabbí Yishác Luria.

    A la espera de la continuación de este artículo, recibe un cordial saludo.

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Propter Sion non tacebis