Si el pensamiento es movimiento, el pensamiento del movimiento es el movimiento del movimiento, lo que es absurdo. Ahora bien, si el pensamiento no es movimiento, no es el compuesto de partes móviles; por lo que, siendo móvil todo lo material, se concluye que el pensamiento no es material.
Digámoslo de otra manera. Si el pensamiento es color, el pensamiento del color es la coloración del color. Luego, o se le da al color lo que ya tiene, lo que es imposible (como dar vida a lo vivo o dar muerte a lo muerto), o se le da lo que no tiene, lo que hace que deje de ser color o se torne en otro color. En este último caso la coloración del color implicaría su negación o su mutación esencial. Del mismo modo, el pensamiento del movimiento implica el pensamiento de un no movimiento, cosa que resulta autocontradictoria, o el de un movimiento distinto al pensado. Así, pensar el verde oscuro sería imposible, pues siempre y en todo caso pensaríamos en su lugar el rojo o el verde claro, sin poder concebir siquiera aquel color. Pero pensar el movimiento con exactitud es posible y concebible. Por tanto, o el movimiento no es movimiento o el pensamiento no es movimiento.
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Propter Sion non tacebis