sábado, 11 de junio de 2022


Si la Destrucción destruye la Perfección, la Destrucción no puede ser perfecta, es decir, no puede destruir la Perfección. Por tanto, si la Destrucción destruye la Perfección, la Destrucción no puede destruir la Perfección, lo que es absurdo. Luego la Destrucción no destruye la Perfección. Por tanto, la Perfección es indestructible.

Si la Perfección es indestructible, la Perfección existe siempre. La Perfección es indestructible. Por tanto, la Perfección existe siempre.

Parto del siguiente axioma: Si algo no entraña contradicción y no puede ser destruido, existe necesariamente. 

En el reino de lo real, lo no necesario o contingente debe dejar de ser en algún momento. Por tanto, la Destrucción debe destruir todo lo no necesario. Luego, si la Destrucción no puede destruir la Perfección y no hay nada contradictorio en ésta, la Perfección existe necesariamente.

En el reino de lo ideal, si exceptuamos a la Perfección misma, todo concepto no contradictorio tiene su opuesto absoluto, que lo destruye. Así, cualquier número excepto el Uno es negado por los demás números. Y, sin embargo, todos ellos presuponen el Uno. Luego el Uno, que es la Perfección de todo número y de toda idea, existe necesariamente.

Ahora bien, si la Perfección es el ser necesario y sólo puede existir un ser necesario, no hay otro ser necesario que no sea la Perfección. Entonces, dado que todo cuanto existe en el tiempo puede ser perfeccionado, el universo participa de la Perfección sin ser la Perfección. Luego el universo no es el ser necesario.

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Propter Sion non tacebis