Es falso que lo indivisible no pueda tener contrarios. Cabe afirmar con razón que lo uno no se opone a lo múltiple, ya que lo múltiple está compuesto de unidades. De aquí podría inferirse que lo uno no puede tener contrarios, lo que tengo por verdadero. Sin embargo, aunque lo uno sea inextenso, es falso que lo inextenso sea lo uno, pues puede darse una pluralidad de entidades inextensas, como los puntos que configuran los dos extremos de una línea o los "ahoras" que establecen la continuidad y el límite del tiempo. Por consiguiente, una vez desechada la objeción, debe sostenerse sin atisbo de duda que lo inextenso, que es indivisible, tiene como contrario a lo extenso, que es divisible.
Lo extenso y lo inextenso, siendo contrarios entre sí, no pueden componerse el uno del otro. De este modo, si la línea se compusiera de puntos o el tiempo de "ahoras", su continuidad quedaría destruida, por lo que no habría una verdadera extensión ni una verdadera temporalidad.
Supongamos un universo de extensión finita que, como el nuestro, se está expandiendo indefinidamente. Puesto que es finita, la extensión no es el todo, sino que el todo es el conjunto de la extensión y la inextensión. Así, cada vez que el universo se expanda, la extensión aumentará en la misma proporción en que la inextensión disminuye, manteniéndose el todo igual a sí mismo aunque sus partes hayan cambiado. Ahora bien, si el universo extenso fuera el todo y aumentara su extensión, se seguiría que el todo es mudable, proposición absurda, ya que si el todo pasa de un estado a otro, entonces hay un "otro" y el todo no lo es todo.
En otros términos:
2) El universo extenso es finito.
3) Por tanto, el universo extenso (para abreviar, la extensión) no carece de contrario.
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Propter Sion non tacebis