Spinoza estima que los dos únicos atributos que podemos conocer en la substancia son la extensión y el pensamiento. Sin embargo, el movimiento no puede deducirse geométricamente de la extensión, sino que -como observó Leibniz-requiere la fuerza o inercia. Por tanto, no está justificado dar a la extensión la condición de atributo mientras que la fuerza es arbitrariamente privada de ella. Ahora bien, si la fuerza es un atributo, puesto que es innegable que dos entidades pueden tener fuerzas distintas y movimientos distintos, siendo así que ni éstos ni aquéllas son reducibles a la extensión, es falso que no puedan darse dos o más substancias con el mismo atributo (Etica, Parte , Proposición V). Dos entidades pueden tener fuerzas y movimientos distintos, es decir, pueden compartir el mismo atributo (la fuerza o el movimiento) y ser dos sujetos distintos, considerando que el mismo sujeto no puede tener simultáneamente dos predicados opuestos (por ejemplo, un movimiento rectilíneo y un movimiento circular).
Para Leibniz hay tantas substancias (mónadas) como vectores de fuerza, siendo cada una distinguible de la otra por su distinta percepción del universo. De manera que la fuerza no debe entenderse en función de la extensión, sino la extensión en función de la fuerza.
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Propter Sion non tacebis