Primer silogismo
1.1. Lo que deja de ser no es necesario.
1.2. Lo que no es necesario no existe siempre.
1.3. Lo que no existe siempre, si existe, tiene comienzo.
1.4. Lo que cambia completamente deja de ser.
1.5. El universo, estando en sucesión temporal, cambia completamente.
1.6. Por tanto, el universo deja de ser.
1.7. Por tanto, el universo no es necesario.
1.8. Por tanto, el universo tiene comienzo.
Segundo silogismo
2.1. Nada infinito en potencia puede ser máximo.
2.2. El universo es infinito en potencia, puesto que, teniendo comienzo (Por 1.8.), aumenta sin fin su duración sin que llegue a ser nunca infinita en acto.
2.3. Por tanto, el universo no puede ser máximo.
Tercer silogismo
3.1. Nada es mayor a sí mismo o distinto a sí mismo.
3.2. Si el único existente aumenta o es de otro modo, será mayor a sí mismo o distinto a sí mismo.
3.3. Por tanto, el único existente no puede aumentar ni ser de otro modo.
3.4. Por tanto, el único existente es el máximo actual y el máximo posible.
Cuarto silogismo
4.1. Si el universo es el único existente, es el máximo actual y el máximo posible (Por 3.4).
4.2. El universo, siendo infinito en potencia, aumenta en duración y carece de máximo (Por 2.3).
4.3. Por tanto, el universo no es el máximo posible.
4.4. Por tanto, el universo no es el único existente.
Demostración de 3.2.:
El cambio sólo es concebible desde la multiplicidad: A cambia y B permanece como referencia del estado anterior, ya que si todo cambia se genera una nueva realidad y nada cambia en la realidad preexistente, que es simplemente aniquilada. Luego sin multiplicidad no puede darse cambio que no implique contradicción, esto es, A y no-A.
Las partes del universo pueden cambiar, al ser múltiples; no así el universo mismo, al ser único. Imagina una rueda girando: sus partes cambian de posición, pero la rueda se mantiene en su eje, lo que determina la identidad del movimiento circular. Ahora bien, si el universo aumenta en duración, todo el universo cambia, no sólo algunas de sus partes. Como si la rueda saliera de su eje y, con ello, quebrara la circularidad del movimiento.
Para que un ente cambie sin destruirse, algo en él debe permanecer idéntico a sí mismo mientras todo lo demás cambia. No obstante, si algo aumenta en duración, nada en él permanece idéntico, pues aumentan en duración todas sus partes. De ahí se sigue que el universo carece de individualidad en el tiempo y que no es el máximo posible, toda vez que un instante más tarde siempre hay otro universo mayor que él. Esto hace que ninguno de los universos pasados, presentes o futuros sea el único existente.
Si se pretendiera que un universo en constante aumento es siempre el mismo en cualquiera de sus estados temporales por tener éstos ciertas propiedades comunes, se estarían confundiendo indebidamente las nociones de identidad y semejanza. Las propiedades comunes no determinan la identidad. Dos individuos pueden compartir propiedades (ser hombres o ser blancos) y ser distintos el uno del otro. La identidad viene determinada por la ausencia de cambio en al menos una de las partes del individuo. Luego, si todas sus partes cambian, el individuo queda destruido o no es el mismo individuo.
Por consiguiente, si el universo no es idéntico a sí mismo, sino una sucesión infinita de universos de duración creciente, entonces ningún universo en dicha sucesión es el máximo posible, puesto que el posterior será mayor que el anterior, sin que se dé nunca un último universo. Es por ello que un universo infinito en potencia no puede concebirse como algo terminado, sub specie aeterni, mal que le pese a Spinoza.
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Propter Sion non tacebis