"Matadlos dondequiera que los encontréis y expulsadlos de donde os hayan expulsado. Tentar es más grave que matar" (2:191).
Éste es a mi juicio el dictum coránico que mejor sintetiza la esencia de la yihad. El que mata sólo destruye el cuerpo, mientras que el que tienta puede acabar con el espíritu. Por tanto, quien tienta es más perseguidor que quien mata. Luego, por justicia retributiva y justicia divina, debe perseguirse a los tentadores o perseguidores en espíritu. De ahí que se diga:
"Si dan con vosotros, son para vosotros enemigos y os maltratan de obra y de palabra. Querrían que no creyerais" (60:2).
Y asimismo:
"Así que, si combaten contra vosotros, matadles: ésa es la retribución de los infieles" (2:191).
El texto asume que, si son infieles, combatirán contra los musulmanes, porque el mero hecho de no ser musulmán ya supone tentar, perseguir y presentar combate espiritual. Por consiguiente, todo infiel está en guerra con el islam por el mero hecho de serlo, dando al islam el derecho perpetuo de agresión contra el incrédulo por la ofensa que constituye su existencia.
El Corán dice a los que rechazan su revelación:
"Sabed que no podréis escapar de Alá y que Alá llenará de vergüenza a los infieles" (9:2).
Al mismo tiempo, da a los que se adhieren a ella el mandato de mantener siempre la enemistad con quienes no creen:
"¿O es que habéis creído que se os iba a dejar en paz y que Alá aún no conoce a quienes de vosotros han combatido sin trabar amistad con nadie, fuera de Alá, de Su Enviado y de los creyentes?" (9:16).
Y también:
"¡No toméis como amigos a los enemigos Míos y vuestros, dándoles muestras de afecto, siendo así que no creen en la Verdad venida a vosotros!" (60:1).
La consecuencia es necesaria, pues si los infieles no tienen derecho a serlo y ha de haber enemistad entre ellos y los musulmanes, este combate sólo puede terminar o con la muerte del que tienta o con la sumisión (islam) que da la paz (salam):
"¡Ha aparecido entre nosotros y vosotros hostilidad y odio para siempre mientras no creáis en Alá solo!" (60:4).
"Luchad contra ellos hasta que no haya más oposición y la adoración debida sea sólo para Alá" (2:193).
En otra parte leemos:
"Alá no os prohíbe que seáis buenos y equitativos con quienes no han combatido contra vosotros por causa de la religión, ni os han expulsado de vuestros hogares" (60:8).
No os lo prohíbe, pero tampoco os obliga a ello, por lo que sois libres de obrar en un sentido u otro, y en cualquier caso se os deben someter. Además, ¿quién no ha combatido contra el islam, si desde su surgimiento el islam ha hostigado a todos? Se trata pues de un verso vacuo que no incluye ningún mandato y más bien induce a lo contrario de lo que parece preceptuar.
Mienten quienes sostienen que estos versículos deben interpretarse en su contexto histórico. El Corán no es una crónica ni un recuento de hazañas militares. Es un texto sagrado escrito desde la eternidad de Dios para que sea la ley de los creyentes de todos los tiempos.
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Propter Sion non tacebis