sábado, 19 de mayo de 2007

Harris, raquitismo ilustrado


No hay ninguna evidencia de tal Dios, y vale la pena destacar que todos nosotros somos ateos con respecto a Zeus y los miles de otros dioses a los cuales nadie rinde culto acualmente.


Es muestra de una gran dejadez teológica y filosófica el medir a todos los llamados dioses con el mismo rasero. Ni tienen los mismos principios metafísicos, ni sus teogonías son las mismas, ni sus doctrinas resultan equiparables.


Todas las ciencias específicas, desde la cosmología hasta la psicología y la economía, han superado y reemplazado lo que la Biblia nos presenta como verdades de nuestro mundo.


Quiero ver cómo la cosmología invalida el argumento de la contingencia, cómo la psicología refuta el pecado original y de qué modo la economía sustituye a la moral.


No hace falta invocar a un diseñador inteligente para explicar la complejidad que percibimos.


En biología no hace falta, del mismo modo que en informática no es necesario presuponer a un programador.


La empatía y la compasión son nuestros impulsos morales básicos.


Impulso es una palabra profundamente inmoral en este contexto. Presupone una fuerza motriz extraña a mí.


Uno se puede sentir uno con el universo.


Si uno se siente uno con todo, entonces deja de ser el "uno" mencionado en primer lugar. Esto es, deja de sentir, salvo que Harris crea en sensaciones extraindividuales.

Pero si lo que se nos quiere decir es que toda sensación es engañosa, entonces me pregunto: ¿Cuál lo es más? ¿La que me indica que tengo un "yo" distinto a mi cuerpo? ¿O la que apunta a que mi cuerpo es esencialmente uno con todos los otros?


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Propter Sion non tacebis