Los pecados capitales se descomponen en tres ramos:
1) Repugnancia hacia el bien:
Propio: IRA.
Ajeno: ENVIDIA.
2) Desinterés hacia el bien:
Propio: PEREZA.
Ajeno: SOBERBIA.
3) Deleite en lo caduco:
Propio: GULA, AVARICIA.
Ajeno: LUJURIA.
Los pecados en 1 y 2 vienen a ser lo mismo con distinta intensidad. La ira y la envidia son respectivamente la pereza y la soberbia exacerbadas.
De manera semejante, los pecados en 3 son la versión activa o quimérica de los pecados en 2. El desinterés por el verdadero bien conduce al interés por falsos bienes.
La soberbia cuando odia es envidia y cuando goza es lujuria. La pereza cuando odia es ira y cuando goza es gula o avaricia.
Todos los mandamientos podrían resumirse en el siguiente: Amarás tu propio bien y el de tu prójimo, y no te deleitarás en los bienes caducos.