Defínase el bien como la verdad (la suma de lo pensable) y el amor como la mutua correspondencia que ambos tienen (nada malo es verdadero, nada verdadero es malo). Una suerte de Trinidad.
Considérese la belleza como forma, y otro tanto la vida, estando en contraposición con la hylé aristotélica. La belleza sería la multiplicación del bien, que los cristianos asocian a la Creación.
Visto esto, amar la vida me parece una expresión vaga en exceso, premisa compartida de Nietzsche, el budismo y el new age. Ahora bien, el amor es el fundamento del orden, no el de la moral. La moral humana no puede erigirse sólo sobre la verdad, tarea que acometió Sócrates tan heroica como inútilmente. Ha de tomar pie en la vergüenza, que es el miedo de sí mismo.
Nadie que se tema a sí mismo puede confiar en otro igual, de donde deriva la propensión hombre a divinizar su entorno. El pecado original está en la raíz del de idolatría. Al contrarrestarse en la historia esta tendencia, abogando por la igualdad a modo de capa basal de toda política y de toda ética (democracia), se diviniza a la especie de la que formamos parte. Es a fuerza de obviar nuestra falibilidad de individuos o de grupo que nos condenamos a postrarnos de nuevo.
Lo que no entendemos no lo poseemos. Sin consciencia de la sinrazón, la razón es instrumento del diablo. De nada nos sirve llamarnos hombres cuando nos atribuimos lo que no nos atañe y olvidamos lo que nos pertenece. No hay camino medio, pues, entre someterse a la verdad y someterse a la mentira.
sábado, 21 de junio de 2008
Initio sapientiae
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4 comentarios:
rajado! no fuieste a lo de los elasticos
habian fans tuyos y todo
Cuánto lo siento. Pero ¿tú habrías ido teniendo a estas chicas homenajeándote en la oficina? Trabajo hasta las 19 y el sitio no estaba céntrico. Confieso que la perspectiva de que Escolar sacase los tanques que no vi en el copyfight tampoco me agradaba mucho.
tienes asm fotos de estas chicas?
Sí, pero no es el lugar ni el momento.
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