viernes, 31 de agosto de 2007

Un mar de escollos


El hombre es el animal más prudente y el más imprudente al mismo tiempo. Si la libertad no te convierte en un genio, ¿por qué puede hacer que te vuelvas estúpido? Para alguien que cuente con una inteligencia normal, es decir, en el justo medio, ambas cosas tendrían que resultarle inasequibles o, al menos, muy difíciles. Porque hablo de atontarse (de obrar tontamente con asiduidad), no de fingir ser tonto.

Sancta mediocritas


Sigo dándole vueltas muy honestamente a la cuestión de si el placer ante el perjuicio ajeno o propio (sado-masoquismo del hombre medio) podría tener alguna explicación biológica. Es dudoso que actúe como mecanismo antidepresivo, pues tal placer es en los individuos normales inversamente proporcional a la proximidad de la víctima, al contrario que el sentimiento de depresión, que es proporcional. Además, una sensación placentera funciona como acicate frente al olvido, estimulando a la memoria a retener las experiencias que lo suscitaron.

Sólo se me ocurre una razón no selectiva para mantener el defecto; una razón, por decirlo así, providencial: la mediocridad congénita también hace a los hombres menos peligrosos y más manipulables.

jueves, 30 de agosto de 2007

Contra el psicoanálisis


No es posible el deseo sin objeto (pulsión). El objeto debe ser consciente -voluntad autónoma- o inconsciente -voluntad heterónoma, hipnosis. El inconsciente carece de la claridad y la distinción necesarias para desencadenar un conato orientado hacia un objeto imaginario.

La mordedura


Frustración es el estado psicológico por el cual se toma consciencia de no haber alcanzado un fin que se estima bueno y conveniente. Tal fin es contemplado como lejano e improbable, rasgo por el que se lo distingue del sentimiento de ambición.

Habida cuenta de que la frustración puede darse en la persecución de fines posibles y hasta sencillos a la vista de los medios de que disponemos, es preciso que nos preguntemos por qué nuestra inteligencia, cediendo ante la insensibilidad y el desánimo, obedece a nuestras pasiones en determinados supuestos y se ve subyugada por ellas. Esto es, a qué se debe el fracaso moral del hombre medio, cuya racionalidad se sobrentiende.

El fracaso puede ser:

1) Intencionado.

2) Desidioso.

Si fuera intencionado, nuestra inteligencia procuraría un fin no inteligente (contrario a los propios intereses del sujeto percibidos por él), lo que es absurdo dada su naturaleza. Deducimos que no es un fracaso intencionado o finalista, sino culpable, equivocado en los medios.

A su vez, el motivo de la culpabilidad puede deberse a que:

1) Nos engañamos.

2) Cesamos en nuestra facultad de juzgar.

Por la primera, realizaríamos algún razonamiento sofístico que nos conduciría a una conclusión errónea. Por la segunda, nos dejaríamos engañar por las apariencias como si viviéramos en un sueño donde no nos estuviera permitido reflexionar.

Ahora bien, si pecar consistiera en engañarse, siempre que nos arrepintiéramos de haber pecado seríamos capaces de aislar el error que extravió nuestras consideraciones pasadas. En ese caso el pecado carecería de mala intención, siendo más un defecto del entendimiento que de la voluntad. Corregido una vez, no volvería a repetirse en lo sucesivo. Sin embargo, por lo común esto no es así. En consecuencia, el pecado propiamente dicho no consiste en el autoengaño, sino en la suspensión del juicio.

Queda por examinar si la mencionada suspensión es:

1) Voluntaria.

2) Involuntaria.

Si fuera involuntaria, cabría atribuirla a una pasión, esto es, a una acción externa sobre nosotros o a una disminuición repentina de nuestro buen sentido. Pero, dado que no encontramos tales acciones ni causa alguna para que nuestro raciocinio se vea puntualmente impedido, se concluye que aquélla es voluntaria.

La voluntad es el brazo ejecutor del entendimiento. No existe una voluntad ciega, razón por la que cuando obramos algo sin propósito se habla de acción involuntaria. Con todo, vemos aquí un acto volitivo que procede sin influjo físico apreciable contra el entendimiento, prescindiendo de él por completo y a los solos efectos de anularlo. En estos casos es el Diablo quien opera en nosotros a través de la hipnosis, mecanismo por el que nos induce a desear lo que no comprendemos y tiende a destruirnos.

Es pecado originario el placer inicial que experimentamos inconscientemente al ser engañados en nuestro perjuicio, engaño que se presenta en forma de tentación.

Baal


Pruebas empíricas de que el progresismo es una doctrina metafísica completamente falsa: lo viejo que persevera; lo nuevo que retrocede.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Cul-de-sac


Dawkins cree explicar el éxito de lo irracional por la virtualidad aglutinante de las religiones, capaces de unir a los hombres en estrategias cooperativas más allá de las impuestas por las necesidades inmediatas de supervivencia. Sin embargo, al estar aquéllas fundamentadas sobre principios falsos, conducirían al conflicto global y finalmente la catástrofe.

No aclara Dawkins sobre qué principios universales deberíamos edificar, ni parece que la evolución, que él estima ateleológica y localista, pueda proporcionarnos indicaciones a tales efectos. Tampoco se molesta en detallar la razón de ser (evolutiva, se entiende) de lo que con gran pompa ha venido llamando "raíz de todo mal". Raíz que no es la religión -si acaso un fruto tardío-, sino la pulsión genuinamente humana de gozar con el perjuicio ajeno y regocijarse en el vicio.

Así, el campo de la biología queda seriamente amputado en el objeto de estudio llamado HOMBRE hasta que no se pruebe que la malicia se puede extinguir, dando lugar por tanto a seres humanos a quienes repela todo lo que tiende a destruir los lazos que nos convierten en seres sociables, esto es, razonables.

Grave dilema: demostrar que existen o existirán con probabilidad personas libres del pecado original (como el dogma católico afirma de Jesucristo), o bien admitir que hay conductas ordinarias en cierto tipo vivientes que no pueden ser explicadas "a la luz de la evolución".

martes, 21 de agosto de 2007

En favor del iusnaturalismo


El Derecho no nos describe el mundo de los sucesos, ni es su cometido. Se sirve de todos los conocimientos a nuestro alcance para elaborar una teoría del deber y de la imputación que permita aplicar recompensas y castigos a los individuos, bien garantizando sus derechos, bien suspendiéndolos.

En la ciencia natural hay margen de discusión; en la jurídica también. Ambas son históricas, como cualquier saber que dependa en parte del hombre. Y, como soy hombre, no conozco a ninguno que no tenga tal propiedad.

Las leyes han de ser lógicas y conformes a los fines comunes de la especie, quintaesenciados en el fin supremo de la conservación de la mayoría mediante la cooperación óptima. Ahora bien, los clásicos consideraban a la lógica como parte del orden universal y, por tanto, de la naturaleza. Los modernos, en el fondo, hemos adoptado este punto de vista, aunque se enuncie de manera más prosaica: podemos razonar sobre la naturaleza porque la naturaleza es razonable y no meramente opinable.

La meteorología no deja de ser científica por tener un objeto cambiante e inaprensible en grado sumo, por lo menos en lo tocante al método de observación y predicción. Otra cosa sería hablar de los resultados que podamos esperar de ella, que se supeditarán al desarrollo tecnológico y a la pericia de los especialistas que se aprovechen de él. Sólo en este sentido podrá defenderse que hay algo cultural y perfectible en nuestro modo de comprender y juzgar al mundo.

Menos luz


Nada tiene sentido en Biología excepto a la luz de la evolución.

Theodosius Dobzhansky


De ahí se seguiría que: 1) la malicia evoluciona (avanza y retrocede, es capaz de extinguirse totalmente, etc.) o 2) las actitudes maliciosas no forman parte de la biología. Mientras no se pruebe 1), tendremos que aceptar 2).

Precio


No quisiera parecer cínico, pero opino que el peor de los tiranos es más adecuado para la correcta configuración de la especie humana que la mejor de las anarquías o estados naturales. En plata: prefiero al más insociable de los sociales que al más sociable de los insociales. Al déspota se le puede juzgar tarde o temprano, pero el salvaje queda siempre absuelto. El crimen es el precio que pagamos por tener historia.

De vuelta










Reverteretur-David.mp3

lunes, 20 de agosto de 2007

Materialista y romántico


La vida es tambien salud del alma. Los clasicos supieron distinguir "corpore" y "mens" en la conocida maxima, sin duda por influencia socratica. Por añadidura, el principal critico del legado de Socrates fue Nietzsche, quien si considero la enfermedad como un obstaculo necesario para el crecimiento de la voluntad de poder. Segun este autor, no habria un fin absoluto llamado salud (la salvacion o santidad en los cristianos), sino un eterno discurrir de fuerzas cuya jerarquia estaria unicamente basada en la potencia.

Darwinismo insociable


Dejadme recapitular. Hay todavia entre vosotros quien niega que el mal y el bien sean conceptos claros, a pesar de que me he cansado de delimitarlos tantas veces como me lo habeis pedido. Resignaos: el mal y el bien existen objetivamente, aunque su percepcion por parte del hombre pueda variar segun su circunstancia. Lo mismo debe decirse del calor y del frio, pues no todos encuentran frias o calientes las mismas cosas y, sin embargo, existen parametros de referencia para calificar algo segun su temperatura (el punto de ebullicion, el de congelacion, los 36 grados promedio de nuestro cuerpo, etc.).

Visto esto, sabemos que la seleccion cultural -estrechamente relacionada con la psicologia evolutiva- tiene como tarea principal promocionar a los mas habiles socialmente, facilitando que sus conductas se perpetuen. Ahora bien, el criminal es alguien por definicion socialmente inepto, ya que elige un modo de actuar que perjudica a sus semejantes y, a su vez, lo pone a el en grave riesgo. A diferencia del soldado, el delincuente cuenta con otras opciones distintas a la agresion, con mayores posibilidades de exito y, en resumen, mas razonables. Tampoco hay que olvidar que existen guerras justas.

El centro de este debate esta en determinar por que motivo todos sentimos atraccion por el crimen o accidente que no nos contemple a nosotros como victimas e indiferencia por las virtudes que no nos tengan por beneficiarios. Doy este hecho por probado. Los curiosos que se amontonan en los lugares donde acaban de suceder desgracias y la atencion que reciben las noticias de esta indole son muestras suficientes de nuestra podredumbre. Falta, sin embargo, saber que impulsa a los individuos sanos a obrar asi.

Se ha dicho del mismo modo que sin leyes ni coacciones sociales los comportamientos virtuosos (es decir, los mas tendentes a la cooperacion y al interes reciproco) serian una rara excepcion frente a las conductas abusivas de los mas fuertes, organizados en clanes y hordas. Y de ahi se ha deducido que, en tanto que necesitamos un medio externo como la ley para garantizar la justicia, la seleccion cultural es insolvente a la hora de explicar la evolucion -mejor: la no evolucion- del comportamiento de los individuos humanos.

Mientras que el desarrollo de la inteligencia que nos configura como miembros de nuestra especie muestra claros rasgos evolutivos, el desenvolvimiento de la habilidad social que tambien nos caracteriza (desde que somos lo bastante inteligentes para interrelacionarnos en un entorno complejo) aparece estancado, sin avances ni retrocesos visibles.

Nos encontrariamos ante la paradoja de una especie que ha potenciado la sociabilidad como instinto crucial para la supervivencia, pero que de ordinario es incapaz de servirse libre y racionalmente de ella, esto es, sin condicionamientos punitivos.

No sirve como respuesta el alegar que la familia y la sociedad han amparado las conductas vandalicas, permitiendo que se reproducieran en su seno. No sirve porque nada nos inclina a pensar que los hombres en estado salvaje son naturalmente buenos.

Tampoco es plausible una solucion que reclamase mas tiempo para que los efectos de la seleccion cultural se hiciesen sentir. El hombre actualmente goza de capacidad bastante para mantener una conducta optima y responsable en su comunidad. Pero una pulsion irracional e innata hace que frustre voluntariamente dicho proposito, lo cual le causa innumerables calamidades.

Ademas, si la irracionalidad latente se debiera a alguna deficiencia cognitiva generalizada, no habria esperanza de que el tiempo la corrigiese, ya que la aptitud intelectual del hombre ha dejado de aumentar generacion tras generacion, debido precisamente a que es un ser social.

martes, 14 de agosto de 2007

¿Podría San Agustín derrotar a Darwin?


La risa, ¿hay algo mas humano? Todos los hombres sentimos una vaga satisfaccion al contemplar la desgracia ajena, siempre que nosotros permanezcamos a salvo. El fenomeno de la risa muchas veces viene asociado a este tipo de situaciones, en especial cuando la desgracia del otro no es excesiva y se aproxima mas a lo ridiculo. Bergson tiene un ensayo al respecto. Sobre gozar con el mal ajeno estando uno a salvo, existe una cita famosa de Lucrecio que lo ilustra.

Tambien nos vemos inclinados a comportarnos de forma insociable hasta que, por expresarlo en terminos freudianos, el principio de realidad -o de sociedad, para el caso- se impone al de placer. La educacion que damos a los infantes consiste en hacerles sentir verguenza por las acciones molestas e incivilizadas a las que tienden sin excepcion. Eso no ocurre con los animales por dos motivos: 1) su aprendizaje, si lo hay, se limita a ayudarles a perfeccionar por imitacion el instinto de supervivencia; 2) son incapaces de sentir verguenza, que no debe confundirse con la actitud sumisa. Ergo, las bestias carecen del pecado original de los hombres, mientras que estos lo mantienen de forma constante al margen de cualquier proceso selectivo impuesto por el modo de vida hegemonico y mayoritario de sus comunidades.

En pocas palabras: ningun animal es, en terminos generales, naturalmente perjudicial para su especie. Los humanos si lo somos para la nuestra, por lo que cabe decir que la sociedad que hemos erigido no sirve solo al proposito de colaboracion entre hombres, sino tambien al de proteccion del hombre contra el hombre. No me traigais a colacion a cuatro simios atipicos, ya que las excepciones curiosas no me interesan en absoluto. Intento fijar la regla, que en el "homo sapiens" resulta mas que evidente.

Los animales compiten entre si al igual que competimos los hombres, aunque en el hombre competir sea sinonimo de colaborar con sus semejantes, al estar su trabajo integrado en el bien comun. Esta situacion de rivalidad comun a todos los vivientes viene impuesta por la escasez de los recursos, por lo que la actitud competitiva si es seleccionada por la evolucion segun el ecosistema de que se trate. Las garras del leon y el cuerno del rinoceronte son fruto de tal dinamica. En menor medida, la inteligencia del hombre.

Con todo, preferir mi bien al tuyo en aras de mi perdurabilidad es una actitud perfectamente racional y hasta admitida en derecho en todos aquellos casos en los que la transaccion no sea posible. Es decir, casi siempre entre las bestias, pero casi nunca entre los de nuestra especie. No es lo que yo entiendo por malicia, termino que suele vincularse incorrectamente al legitimo egoismo.

Mas no nos extraviemos en definiciones. Partamos de conceptos claros que nos permitan examinar los hechos con objetividad para, a la postre, emitir dictamen sobre la anomalia de este interrogante: Por que la evolucion cultural funciona con las sociedades -seleccionando a las que mas y mejor cooperan- y no con los individuos?

Un pueblo eminentemente guerrero sucumbira a otro que, ademas, sea floreciente en el comercio, pues este ultimo podra dotarse de mas recursos para la supervivencia. Asi, este tipo de sociedades se ha impuesto al anterior, que representa formas mas primitivas de organizacion humana.

Ahora bien, el hombre pacifico no se ha impuesto al violento mas que como producto social. Si las leyes y las coacciones desaparecieran de golpe, el caos se apoderaria del mundo y las pulsiones antisociales primarian sobre las sociales; la animalidad enloquecida sobre la razon civilizada.

Por que la cultura tiene que reprimir una y otra vez, en todo tiempo y lugar, las mismas tentaciones criminogenas? Ya se ha dicho: porque la maldad no es genetica ni, por tanto, puede seleccionarse. Sin embargo, doy por supuesto que la cultura nacio para combatir la maldad y no para potenciarla, exceptuando sociedades degeneradas que, incursas en el extremo de la ferocidad autodepredadora, han sido sus propios verdugos.

No desearia abrumaros con mi perorata, pero aqui hay algo muy importante que se ha pasado por alto hasta ahora. Un detalle que, de confirmarse, probaria que el creacionismo mas literalista tiene al menos un clavo al que asirse; un fenomeno que la evolucion no solo no ha explicado, sino que todo indica que esta incapacitada para explicar, a la vista de los resultados historicos. Esto es, el hecho de que no nos hayan corrompido ni nuestro entorno ni nuestros antepasados simios (no en lo que a la raiz de la maldad respecta); no, en fin, la naturaleza, ni la cultura como segunda naturaleza. Lo que determinaria la desviacion cronica del comportamiento sociable del hombre seria mas parecido a una maldicion que a una tara. La maldad y la maldicion estarian asi unidas por un relato que en este punto distaria mucho de ser simbolico o acomodaticio: el del Genesis.

He mencionado la risa, la risa humana. La risa del simio muestra sorpresa, jamas crueldad. Solo el hombre es cruel por el mero placer de serlo. El buen salvaje no existe, salvo que sea un primate.

sábado, 11 de agosto de 2007

Sentimentalismo


No hay ninguna razon que nos fuerce a conceder derechos a los animales. Se prueba:

1) No existe mayor utilidad que la que conserva la vida.

2) El hombre necesita comer para vivir.

3) Todo animal es comestible o susceptible de reportar utilidad similar al hombre.

4) Luego, de ordinario, la mayor utilidad que puede proporcionarnos un animal es convertirse en nuestro alimento.

Sin embargo, si fuera inmoral matar animales por el mero placer de verlos sufrir, solo lo seria en tanto que el goce estetico se situa por debajo del principio de conservacion. Es decir, solo en tanto que estariamos desperdiciando comida.

PS: En caso de que echeis de menos las tildes, sabed que sigo en Tailandia.