lunes, 3 de septiembre de 2007

El credo de Hitchens




No creemos en el cielo y el infierno, ninguna estadística mostrará nunca que sin esos incentivos y amenazas cometamos más crímenes de codicia o violencia que los fieles. De hecho, si tal estadística pudiera hacerse alguna vez, estoy seguro de que la evidencia indicaría lo contrario.


¿Y no se llama fe a la certeza no experimental ni matemática? Es triste tener fe en lo que es evidentemente falso: la bondad intrínseca del hombre y su mera corruptibilidad ideológica. La fe de Rousseau y de Maquiavelo.


Especulamos que es por lo menos posible que, una vez que la gente acepta el hecho de que sus vidas son cortas y duras, pueda comportarse con el prójimo mejor y no peor.


Lo largo y lo corto, como lo duro y lo blando, son mediciones subjetivas. La cuestión es si podemos hacer el bien por el simple amor a la virtud, aún sabiendo que vamos a salir perjudicados en esta vida y que nuestra conducta es antinatural e inútil, ya que ni el universo es virtuoso (los darwinianos hablan de indiferencia) ni existe un Dios que haga justicia a los hombres más allá de nuestras inconstantes y perecederas fuerzas.

La lógica salomónica nos dice que "a priori" un creyente y un descreído pueden ser autores del mismo tipo de acciones. Pero la psicología nos informa de que un ateo tiene menos estímulos para apartarse de su inercia narcisista, pues desconoce la verdadera fuente del bien y la sitúa en su propia apreciación de las cosas.


[Los teólogos] han sido irrisoriamente ignorantes acerca de la teoría del germen de las enfermedades o el lugar del globo terrestre en el sistema solar.


Resulta estúpido que el presente llame ignorante al pasado. Los antiguos no tenían la obligación de conocer a los modernos. Es justo al revés.


¿Cúanta vanidad debe esconderse –sin mucho éxito– para pretender que uno es el objetivo personal de un plan divino?


Infinitamente más vanidoso es creer que las leyes del universo y el orden todo son patrones cerebrales (de mi cerebro), es decir, que carecen de existencia objetiva. Pues bien, he aquí el pirronismo, o la teoría del caos tomada en sentido ontológico.


... entre las diferentes profesiones de fe, que vemos hoy entre nosotros y que tanto han retardado el desarrollo de la civilización.


Si los hombres son aproximadamente iguales entre sí y, como vosotros admitís, las religiones también lo son, ¿por qué los niveles de civilización e incivilización no comparten ni han compartido jamás esa misma homogeneidad en todo el mundo? Dos opciones: 1) la religión influye positiva o negativamente en el progreso humano; 2) la religión no influye de ninguna manera en el progreso humano. Las dos me favorecen.


La fe religiosa, precisamente porque seguimos siendo criaturas en evolución, es algo irradicable. Nunca morirá, o al menos no hasta que dejemos de temer la muerte, lo oscuro, lo desconocido y al prójimo.


No teme tanto a la muerte quien la afronta como juicio (Cristo) como quien prefiere olvidarla (Epicuro).

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