miércoles, 28 de febrero de 2007

La aportación de la Escuela de Salamanca al liberalismo


Si recibir usura o dinero por un dinero prestado es pecado.

Se responde a la primera conclusión: sin duda, recibir usura por un dinero prestado es injusto de suyo. Se prueba porque en tal negocio se vende algo que no existe, luego es un negocio injusto.

Se prueba el antecedente poniendo cierta distinción, es decir, que en las cosas hay una doble diferencia: hay unas cosas en las que el uso de las mismas las consume, de tal modo que no se distingue el dominio de ellas de su uso. Y así el uso del dinero es su consumo, es gastarlo, como es evidente en las cosas que dicen relación con el alimentarse: como el uso del vino es consumir el mismo vino, es beberlo. Y sobre estas cosas, si alguien quisiera recibir de una parte un dinero por el uso del vino, y también por otra parte quisiera recibir dinero por el mismo vino, recibiría entonces algo por lo que no existe, es decir, por el uso del vino; lo cual es ilícito porque aquel uso del vino es el mismo vino. Luego como el uso del dinero es la cosa misma, se sigue que recibir dinero por el uso de la cosa y por la cosa misma es vender dos veces la misma cosa y, en consecuencia, es vender algo que no existe -es decir, el uso de la cosa, cuyo uso no existe puesto que es la misma cosa-.

Francisco de Vitoria

Frente al ateísmo


No nos arrugamos.

1-05 Praelium Mich...


La gran pregunta (ya contestada)


¿Qué tiene una evidencia empírica que no tenga una idea clara y distinta, esto es, "a priori"? ¿Hay algo en lo experimental que no se pueda reducir completamente a lo conceptuable?

Por "idea clara y distinta" entiendo desde la definición geométrica de la circunferencia hasta una descripción y explicación exhaustivas de una cadena de hechos cualquiera. Puede decirse en ambos casos, respectivamente, que ni la circunferencia es más que su definición ni los hechos -tal y como son concebidos por nosotros- más que su explicación. A no ser, claro está, que el existir sea un predicado.

martes, 27 de febrero de 2007

Ojea y bizquea


Ésta es la gran novedad derivada de los fascinantes avances de estas ciencias por lo que se refiere al origen y unidad psicofísica del ser humano.

Puente Ojea


Unidad, dice. ¡Unidad! ¿Cómo va a ser uno, salvo en metáfora, lo que es material? ¿Es la neurociencia una metáfora?

Un sistema es una asamblea igual que un conjunto de ovejas bien dirigidas por el pastor es un rebaño. El artículo está bien puesto, qué duda cabe, de manera que no hay objeciones gramaticales por mi parte. Sin embargo, ¿podemos decir filosóficamente que un rebaño o una asamblea es una unidad? Sólo si los oponemos a múltiples rebaños y a múltiples asambleas. Pero ¿acaso es eso lo que está haciendo nuestro materialista? No. No opone la unidad de un hombre a la multiplicidad de muchos hombres, sino a la multiplicidad en un solo hombre. Así que si Ojea ha querido decirnos algo es que, según la ciencia, el hombre no es múltiple en un sentido filosófico. Y no pudo querer decir otra cosa, pues la unidad funcional sólo era cuestionada por esquizofrénicos hasta ahora. Los "niveles" de materia, añado, me dan exactamente igual, ya que ésta será siempre múltiple por definición.

El error de Ojea es reducir el monismo a la singularidad del género, la materia, y creer que con eso ha hecho los deberes. No obstante, ya advertí de que el monista no es el que piensa que todo se subordina a un género de cosas, sino el que atribuye otro tanto a una sola cosa, funcional y ontológicamente indivisible. En los cristianos es Dios, nuestra más arriesgada apuesta, y casi diría que la única posible en el terreno del monismo, si excluimos sucedáneos idólatras. Ahora bien, el ateo no tiene boletos para apostar a la monista. Otra vez será.

domingo, 25 de febrero de 2007

Conclusión por ahora


Si todo es real, entonces todo es subjetivo y nada es verdadero en el sentido objetivo, es decir, irreal. Entonces, todo es real equivale a todo es verdadero, una afirmación autocontradictoria, ya que se iguala a su negativa, no todo es real. A su vez, las implicaciones de esta última -a la que habría que elegir por eliminación- son muy ricas para el teísta:

1. Hay entes irreales y, sin embargo, verdaderos.

2. Los auténticos entes reales son algo más que entes pensables: son entes libres y autónomos, o al menos irreducibles a lo material (mónadas irracionales).

Dios y el alma a las puertas, de un plumazo.

Bach, Partita 1 in...

Materialismo y solipsismo


El mundo real es material. Este principio no niega la existencia de ideas; sólo niega su existencia autónoma, es decir, independiente de los sujetos pensantes, que son cosas materiales.

Mario Bunge


Así que este principio bungeano, que no es más que una ilación de ideas, no es independiente de las cogitaciones del propio Bunge y de un servidor. Sin embargo, se concederá que, bien entendido, significa esencialmente lo mismo para los dos, o sólo es válido para Bunge. Es decir, el núcleo de su significación se substrae a nuestras consideraciones personales y se desvincula de cualquier relación de dependencia con ellas.

En breve: que si dicho principio es cierto para todos, resulta que es falso; y si es verdadero, sólo Bunge puede entenderlo.

Bunge me da la razón sin caer en la cuenta. Habla de dos ámbitos: la realidad y los sujetos a los que califica como "pensantes". Yo digo que también los hay no-pensantes, y están por doquier. Sostengo, además, que crear un ámbito de sentido independiente de los sujetos (i.e., el lenguaje) es instalarse en lo irreal u objetivo.

El idealismo leibniziano afirma, sí, que lo conocemos todo, pero de forma confusa. No es ningún obstáculo al progreso, puesto que no parte de la ficción de que la totalidad de nuestro conocimiento es en acto, perfecto, como el de Dios. Eso es más bien cosa de solipsistas y progresistas metafísicos, que juzgan la historia como si se encontrasen permanentemente en su cima definitiva.

PS: Lo que yo quiero saber, Mario, es la diferencia entre el unicornio real, ése que podríamos montar y cabalgar, y el unicornio ficticio de los cuentos y fábulas. Ambos pueden ser pensados en idénticos términos. Ambos son igual de concretos o de inconcretos. Ambos son mutables. Ambos son tangibles (si posas tu mano sobre mi cerebro, ahí tienes al segundo). ¿Me dejo algo? Creo que no. ¿Cómo los distingues, pues? Mejor dicho: ¿cómo te distingo a ti de un loco?

Y no caigas en la perogrullada de alegar que los unicornios ficticios no pueden darte coces. Pueden dártelas: imaginarias. Lo que se está discutiendo aquí es qué las distinguiría de las reales de un modo solvente, objetivo, y no también imaginario.

Cuando la teología salva vidas-II


El suicidio es el acto mediante el cual el alma rinde la última pleitesía al cuerpo, su esclavo natural. Quien desconoce su alma, pues, descubre su esclavitud y sólo encuentra un medio de liberación definitivo: la muerte.

Alguien es esclavo cuando admite serlo. Es un falso dilema el que plantea, entre otros, Séneca: o esclavitud o muerte. La auténtica libertad no depende de concesiones de terceros, sino de una hábil negociación con nuestras carencias.

No hay vida indigna que no pueda ser enmendada, y acabar con una vida digna es un delito. Creo que el suicidio está estrechamente emparentado con la impaciencia derivada del aburrimiento. Es una pérdida del espíritu de claridad, un confundirse con el mundo y con su grosería hasta perderse en él. Es materialismo.

Los suicidas -salvo enfermedad mental- deben ser temidos antes que compadecidos. Cuando uno toma la decisión de suicidarse es como si ya estuviera muerto. Un muerto en vida es un demonio.

Tal vez matarse no sea un crimen, pero es una acción muy indigna. Además es la última, lo que estropea toda una vida: Petrarca a contrario sensu.

Las cosas concretas no existen


Lo concreto se opone a lo abstracto. Abstracto es lo que se separa de lo real; y concreto es lo que se separa de lo pensable (no de lo pensado: ahí radica el error que suele cometerse). Pero si nada puede separarse de lo pensable, entonces tampoco nada se separa de lo real, y todo es real. Imagino que Bueno tendría que estar de acuerdo con esta conclusión. Yo la impugno, sin embargo. Añado que para que algo sea real debe contener elementos subjetivos, monádicos, que son la base de lo fenoménico y de lo contingente en general. Materialismo e idealismo suponen sólo dos perspectivas de un mismo sistema que aniquila al sujeto. No obstante, se ha demostrado que las cosas concretas no existen y que sólo puede apelarse a la concreción de lo activo inextenso, esto es, de lo individual o espiritual.

Caro ateo: si todo -aun lo fantasioso- es real, como yo vengo suponiendo, sigues sin explicarme qué distingue al mundo "duro" del mundo "blando" de las ideas "descarnadas". Pues "carne" no deja de ser otro concepto, igual que "duro" y "blando". Si no introducimos sujetos en la realidad como elementos constitutivos de la misma, y por tanto diferenciadores de ésta y el mundo meramente conceptuable, sólo hay un modo de separarlos: no admitir en la realidad contradicciones, posibles en cambio en los constructos racionales puros. ¿Estás dispuesto a pagar ese precio? Aun así, quedaría el problema de distinguir el mundo del sistema racional que lo define. Y volveríamos a las mías.

viernes, 23 de febrero de 2007

El alma y los márgenes de lo real


En la materia no hay nada que no sea pensable, y si lo hay no lo conocemos y no podemos pronunciarnos al respecto. Si indagas a fondo, verás que lo real-efectivo y lo conceptual sólo se distinguen porque en el primer grupo caben los sujetos, mientras que en el segundo no, o sólo "ex hypothesi". No es que un sujeto genere la realidad (eso cree de sí el solipsista), sino que ellos mismos, en conjunto, son la realidad. En la naturaleza todo lo que no es mónada -o sujeto- es fenómeno, es decir, percepción de una mónada. Sois vosotros, ateos, los solipsistas implícitos, dado que negáis que haya sujetos reales e impedís la única forma posible de separar lo teórico de lo práctico.

Platonismo 2.0


"Dios crea al mundo de la nada" no significa más que el hecho de que lo creó sin que éste existiera antes en la eternidad, como existen las ideas en su mente. O, en otras palabras: que lo creó mediante una combinación de ideas plasmadas en la materia, la realidad de la cual equivale a su inteligibilidad. Los católicos, pues, no damos absolutamente ninguna realidad autónoma a la materia como ente empírico, aunque la reconozcamos como fenómeno cierto.

"Polvo eres", "vanidad de vanidades"... hay muchas expresiones bíblicas que denuncian el mundo como un engaño o un espejismo de algo que lo trasciende. Pero el mismo término "mundo" (=ornato) evoca orden, esto es, sub-ordinación a un ordenador situado indefectiblemente por encima. Él rige de un modo supremo, mas no está solo: cuenta con las cohortes de ángeles y con los propios hombres, a los que a menudo utiliza como instrumentos, conscientes o no de ello.

Para un monista sólo rige un solo principio. Eso significa el monismo: explicar todas las manifestaciones observables y, en fin, todo lo pensable a partir de una ley unívoca y/o de un ente en concreto. En el caso de los materialistas, esa ley se concentra en la definición de materia. Algo no puede ser una cosa y su contraria. Por ejemplo, la materia no puede ser codeterminada y no serlo. Sin embargo, la ley de la inercia escapa -por lo ya explicado- al materialismo, pero también cualquier excepción a la causalidad que queráis plantear, por más que yo no crea en ella. Así, introducir una contradicción en el definiens del primer y único principio de vuestro sistema significa dividirlo en dos, dualizarlo. La otra opción, mucho más barata en las religiones no organizadas, es la inconsecuencia.

Cláusula para monistas


Ateo, si afirmas que eres monista, acepta que te solicitemos una declaración que te comprometa. Por ella deberías admitir que:

1) Algo rige siempre sobre todo lo demás.

2) En consecuencia, hay algo distinto a lo que rige, pues de lo contrario tendríamos que se rige a sí mismo, es decir, que es un individuo carente de fines.

Aclaro esto: nadie puede autosubordinarse sin desvirtuar con ello el verbo "subordinar", que presupone al menos dos órdenes o entes, a saber, el que subordina y el subordinado. Tampoco el hombre, que actúa siempre en base a fines. Su libertad se reduce a la espontaneidad, sin afectar a la creatividad strictu sensu. Es una quimera imaginar que el hombre puede decidir más allá de su nivel de información.

jueves, 22 de febrero de 2007

Rescatando un viejo post: utopías con pies de barro


El iusnaturalismo ha de dotar de objetividad a la justicia y librarla tanto de las garras del relativismo y las falsas presunciones de las izquierdas al uso como de las generalizaciones y el oscuro economicismo voluntarista de las derechas hegemónicas.

Las izquierdas postulan mal e infieren bien; las derechas postulan bien e infieren mal. Véase:

1) Las unas parten de la igualdad material, una aspiración indeseable que persiguen a través del socialismo, una justicia, en consecuencia, pervertida "ab initio".

2) Las otras ansían la libertad individual, un noble designio que, según dicen, debe transitar por los cauces del liberalismo, que es la ausencia de justicia por la falaz identificación de ésta con aquélla; del fundamento, entonces, con los fines, igualmente negados en su confuso matrimonio.

Así pues, invariablemente, si el fundamento natural de toda política, de toda economía, es la libertad, su fin debe ser la justicia, donde aquélla se realiza sin perjuicio social. Las políticas carentes de fin o de fundamento, como el socialismo o el liberalismo, no podrán sobrevivir faltas de un Estado tiránico y, al cabo, fracasarán.

¿Cuál sería la panacea? Una ideología que postulara de manera no viciosa e infiriese de forma correcta; que se basara en la libertad o autonomía individual y tendiese a la justicia, esto es, a la igualdad real de oportunidades -como exige la libertad- mediante el Estado; al socorro recíproco -como pide la caridad- mediante la religión; y a la retribución según méritos -como demanda la equidad- mediante el derecho. Fraternidad, pues, que no es otra cosa que libertad en la justicia.

Esto es una mera declaración de principios. ¿Resulta utópica? ¿Se trata de valores contradictorios en un sistema de cooperación óptimo? No, bajo mi punto de vista.

El liberalismo es una ideología "ad hoc" para el matenimiento del "statu quo". Se preserva el interés del empresario actual a despecho del trabajador, que también podría disponer de los medios de producción en el futuro. Este cambio de papeles no se desea, y por ello no se promueve, toda vez que se razona según dos hipótesis decimonónicas, a saber: a) la escasez de bienes (malthusianismo), dado el número limitado de recursos y trabajadores frente al de propietarios, potencialmente ilimitado; y b) la autopromoción de los mejores (social-darwinismo), que asume que el que prospera lo hace esencialmente en virtud de sus solos méritos.

Frente a a) afirmo que la propiedad no es un derecho natural, ya que 1) no es necesaria para la supervivencia (bastan la posesión y el usufructo) y 2) requiere del consentimiento de otros (de los que la enajenan). Y que, a partir de ahí, los propietarios han de ser inexistentes o limitados.

Frente a b) sostengo que la inteligencia que caracteriza a los mejores es una cualidad social, la cual presupone una racionalidad múltiple participada por todos los que interactúan, que de ubicarse en un contexto donde la cooperación fuera imposible, ya que todo conflicto se resuelve a favor del más fuerte, quedaría destruida en sus cimientos. La libertad sin inteligencia sólo redunda en aumento del azar, que se opone a ambas.

¿Es justa la ley que protege la propiedad pero no lo es la que resguarda y hace ecuánimes los medios de acceso a la misma? A eso lo llamo doble rasero. Si tanto estamos por los incentivos, suprimamos las herencias y las donaciones. Que el Estado se quede su producto y lo reparta proporcionalmente entre todos los ciudadanos. Pero si transigimos con la herencia, es decir, si el esfuerzo ajeno es capaz de justificar el beneficio propio, entonces nadie debería oponerse a los subsidios. Ambos obstáculos, la herencia y la redistribución vía impuestos, se compensan entre sí. Por sí solos serían injustos.

Habrá quien contraargumente que sin esas instituciones de derecho sucesorio el empresario no tendría incentivos para ahorrar. Estoy de acuerdo, y para eso sirven los impuestos, que no sustraen de una sola vez. No hay tercero: o abolimos la herencia y las donaciones, o gravamos la riqueza fruto del trabajo, lo que no deja de ser una carga indirecta sobre el capital que lo ha permitido.

La igualdad contribuye a crear riqueza. La prueba es que las sociedades más avanzadas son comparativamente mucho más igualitarias que las subdesarrolladas. El Estado no puede ni está llamado a corregir las desigualdades por naturaleza, pero sí las desigualdades por azar. Desigualdad por naturaleza es la que condiciona de forma permanente el desarrollo de un individuo, siendo innata y, por tanto, inseparable de sus decisiones libres. Desigualdad por azar es aquella provocada por las decisiones de los otros, afectando sólo en un sentido o en el opuesto (positivo o negativo) a una parte del conjunto de la sociedad. Ejemplos de la primera son el talento, la agilidad, la osadía...; ejemplos de la segunda: el lugar de nacimiento, la extracción social, las crisis económicas, las guerras, etc.

La sola igualdad ante la ley no me asegura que tú y yo podamos acceder al mercado y disputárnoslo en paridad de condiciones. Si la igualdad real de oportunidades es, entonces, un fin deseable y, en mayor o menor medida, posible, debe perseguirse aunque implique medios gravosos. ¿O acaso diremos que la libre competencia es mala porque permite que muchos se arruinen?

Ahora responde: ¿qué es más eficiente para el conjunto, diez empresarios con patrimonio semejante y en competencia similar, o dos empresarios con el quíntuplo de riquezas de cualquiera de los anteriores? Lo primero, a todas luces. Luego, ¿no será el reparto justo una forma de estimular el mercado y evitar oligopolios?

Para equivocarse, amigo, hay que elegir


Ser monista es algo muy arriesgado. Implica afirmar que todo se subordina a un solo principio. Según los materialistas, esta piedra angular sería la materia y sus relaciones históricas. Pero a menudo no se repara en que una característica esencial de la materia es la codeterminación de sus distintas partes entre sí (sólo de este modo podemos hablar de historia o de universo), y que si ésta encuentra excepciones, entonces la materia pierde realidad o se ve forzada a redefinirse. El ateo no debe temer, sin embargo. Él, como el conjunto de los escépticos, ni siquiera es monista. No cree que ningún principio rija sobre lo demás: extiende su anarquía intelectual al ámbito de las cosas.

El cuerpo y el alma son, es cierto, realidades opuestas. ¿Y acaso no puede convivir lo opuesto? ¿No están juntas la luz y las sombras, lo infinito y lo finito? Ahora bien, para el dualismo toda oposición significa lucha, ya que sólo una de las fuerzas en pugna puede prevalecer al fin, en detrimento de la otra. El craso dualista es binario, pero el pensamiento sutil es dialéctico.

Y ahora, música.

[05] Of old, when ...

Tanteo ontológico


Alma y cuerpo no son dos sustancias distintas, porque la materia no es sustancial. Dos "cosas" distintas sí, como lo son mi brazo derecho y mi brazo izquierdo. Pero eso no demuestra nada.

Sugiero que recapitulemos. ¿Qué es el dualismo? Reconocer dos principios rectores en el orden de los acontecimientos. Dos principios, no dos tipos de principios: un alma y un cuerpo, un Dios y un Arconte, no un número indefinido de ellos. El cristianismo es en este sentido pluralista (hay tantos principios como espíritus), aunque asuma que sólo se da un tipo de ente rector. Lo deduce por reducción al absurdo y en base al siguiente descarte de posibilidades:

1. La materia y el espíritu se rigen recíprocamente: tan chocante como pretender que A es mayor que B y B es mayor que A.

2. La materia rige al espíritu: improbable, ya que no hay nexo causal.

3. El espíritu rige a la materia: ídem.

4. El espíritu rige al espíritu: no se admite si está en su naturaleza ser libre; y si ninguno es libre, entonces ninguno rige.

5. La materia rige a la materia: ahora bien, si no hay individuos reales en ella, concluimos que se rige a sí misma: ella se ordena y se obedece, lo que es ridículo.

6. El espíritu y la materia son lo mismo: esto es cortar el nudo gordiano, en lugar de desatarlo.

7. Espíritu y materia obran independientemente y de forma caótica: luego resulta imposible pronunciarse filosóficamente al respecto.

8. Espíritu y materia obran independientemente y en armonía: solución correcta, a mi entender.

Es decir, el único principio rector, según el cristianismo, es el espíritu, en base a dos vertientes:

a) Dios-espíritu, que rige el mundo desde la Creación.

b) Alma-espíritu, que obra de forma espontánea, sujeta a causas finales.

Por todo lo cual:

1) Si el espíritu carece de realidad o no es otra cosa que materia, entonces nada se subordina a nada: ni el espíritu a la materia, porque aquél no existe, ni la materia a la materia, por el mismo motivo, esto es, porque no hay individuos reales en lo material.

2) Se mire como se mire, no hay dualismo bajo la perspectiva cristiana. Partimos de que hay una definición "a priori" de la materia, de que no basta con reducir ésta a lo observado. Ahora bien, la materia prima no rige nada, ni siquiera a sí. Deviene pura pasividad de causas eficientes. Es la materia activa tal y como la percibimos la que exige presuponer algo no material en ella, y no hablo de propiedades emergentes, sino de un elemento consubstancial a la misma. Así, la inercia de la materia es independiente de cualquier fuerza externa. No hay materia sin inercia ni inercia sin materia, pero la noción de inercia escapa a la de un cuerpo condicionado por la cadena de la causalidad que lo vincula al resto de cuerpos. Se trata de una noción inmaterial, pues, aunque esté en la materia y en ninguna otra parte.

miércoles, 21 de febrero de 2007

Reflexiones sobre la Providencia-II


¿Por qué Dios no creó, sin transición, un mundo de bienaventuranza eterna? Mi mujer me hace esta pregunta, tantas veces repetida en sordina para sus adentros. La respuesta es dramáticamente leibniziana: la virtud no puede brillar sin riesgo; sin verdaderos antagonistas, la justicia no es más que burocracia del orden. Y lo más importante: una felicidad carente de esperanza es tan frágil como una flor de escarcha. La justicia a la medida humana es la nada.

Memento homo


Deseo asimismo señalar que la solución antropológica radicalmente dualista que propone ahora la Iglesia para concertar una especie de armisticio con la ciencia –cediéndole a ésta el cuerpo y salvaguardando para ella el alma–, no hace sino ahondar más la fisura antropológica que desde muy temprano en su historia introdujo la Iglesia en su concepción del ser humano.

Puente Ojea


Ya cité a Abravanel en otra ocasión, pero no hacía falta. El origen aparentemente dual del hombre está en la Biblia: tierra y soplo divino. Y digo aparentemente porque ambas cosas, soplo y tierra, proceden de Dios y se dan al mismo tiempo de forma indisoluble, aunque en el relato aparezcan en momentos distintos por pura cuestión de pedagogía histórica (el hombre es historia). La tierra es creada "ex nihilo", esto es, por participación en las ideas, pero el alma lo es "ex Deo", por participación en Dios, uno de nosotros.

La naturaleza de las cosas es ser lo que son, mientras que la del hombre es serlo todo sin dejar de ser él. Por este motivo nuestra generación es especial y merece un cuidado específico de la Providencia. Por este motivo el antihumanismo materialista se equivoca.

Leibniz y los liberales


Efectivamente, lo que con mayor derecho hay que censurar en los hombres no son sus opiniones, sino su juicio temerario que repudia el de los demás, como si hubiera que ser estúpido o malvado para pensar de otra forma que ellos; quienes desatan estas pasiones y odios, y las expanden por el público, es a causa de un espíritu altivo y poco equitativo, que se complace en dominar y no puede soportar nada que le contradiga.

Muy frecuentemente no es que no haya motivos para censurar las opiniones de los demás, pero hay que hacerlo con un espíritu de equidad, y compadecerse de la debilidad humana. Es verdad que se tiene derecho a tomar precauciones contra las malas doctrinas, que tienen influencia sobre las costumbres y en la práctica de la piedad, pero no hay que adjudicárselas a las personas en su perjuicio sin poseer buenas pruebas de ello. Si la equidad quiere perdonar a las personas, la piedad ordena que se determine en dónde radica el mal efecto de sus dogmas, en el caso de que sean dañinos, como lo son aquellos que van en contra de la providencia de un Dios perfectamente sabio, bueno y justo, y contra la inmortalidad de las almas que las hace capaces de sentir los efectos de su justicia, sin hablar de otras opiniones peligrosas en relación a la moral y al orden. Sé que personas eminentes y bien intencionadas defienden que esas opiniones teóricas tienen una influencia en la práctica menor de lo que se cree, y sé también que hay personas de natural excelente, a las cuales las opiniones nunca podrán arrastrarles a hacer algo indigno; por otra parte, los que han llegado a tales errores por medio de la especulación, acostumbran a estar naturalmente más apartados de los vicios de lo que puede estarlo el común de los mortales, aparte de que tienen que tener cuidado con la dignidad de la secta de la cual son como jefes; se puede decir, por ejemplo, que Epicuro y Spinoza han llevado una vida absolutamente ejemplar. Pero esas razones dejan de ser válidas de ordinario en sus discípulos e imitadores, los cuales, al sentirse liberados del importuno temor a una providencia vigilante y a un futuro amenazador, dan rienda suelta a sus brutales pasiones, y orientan su espíritu a seducir y a corromper a los demás; y si resultan ser ambiciosos y de natural un tanto duro, pueden llegar a ser capaces, por su placer o medro, de pegar fuego a la tierra por los cuatro costados: yo he conocido algunos de este temperamento, a los cuales la muerte se los llevó. Pienso incluso que opiniones cercanas a éstas que vayan insinuándose poco a poco en el gran mundo, regido por otro tipo de gentes, de las cuales dependen los negocios, dispondrán todo para la revolución general que amenaza a Europa, y acabarán por aniquilar lo que todavía queda en el mundo de los sentimientos generosos de los antiguos griegos y romanos, los cuales preferían el amor a la patria y el bien público, y el interés por la posteridad, a la fortuna e incluso a la vida. Esos "publiks spirits", como los denominan los ingleses, están muy de capa caída, fuera de la moda; y todavía lo estarán más cuando dejen de estar mantenidos por la moral adecuada y la religión verdadera, que la misma razón natural nos enseña. Los más eminentes del bando opuesto, que comienza a imperar, no tienen otro principio que el que denominan honor. Pero la característica del hombre honesto y del hombre de honor consiste entre ellos únicamente en no cometer ninguna bajeza, de acuerdo con lo que consideran como tal. Y si por afán de grandeza, o por capricho, alguien hiciera verter un río de sangre, o si pusiere todo boca arriba, eso apenas importaría, y un Eróstrato en los antiguos, o el Don Juan del "Festín de Pierre" serían considerados como héroes. Se burlan en voz alta del amor a la patria, se pone en ridículo a los que se preocupan por el bien público, y cuando alguien bienintencionado se refiere a lo que sucederá en el futuro, responden: sucederá lo que suceda. Pero acaso estas mismas personas lleguen a experimentar por sí mismas los males que creen reservados a otros. Si logramos corregir todavía esta enfermedad epidémica del espíritu, cuyos perniciosos efectos comienzan a ser visibles, quizá esos males podrán ser prevenidos; pero si continúa creciendo, la providencia corregirá a los hombres mediante la propia revolución que surgirá de ella, pues aun cuando ésta llegue a ocurrir, a fin de cuentas todo acabará orientándose siempre hacia lo mejor en general, aunque esto no pueda y no deba suceder sin el castigo de los que han contribuido finalmente al bien, mediante sus malas acciones.

Nuevos Ensayos sobre el Entendimiento Humano

lunes, 19 de febrero de 2007

Came to restore our liberty and law


Impresionante carambola de la Providencia: 80 millones de almas podrían regresar a la Iglesia católica, medio milenio después del cisma que las segregó. Y debemos dar gracias al colectivo gay y feminista. Si alguien quería un ejemplo espectacular de conversión del mal en bien y de la mugre en ambrosía, aquí lo tiene.

[07] Of old, when ...

domingo, 18 de febrero de 2007

También somos monos en la Biblia


Leo esto a Ojea:

el evolucionismo destruyó las bases antropológicas del creacionismo y, con ellas, la invención animista como fundamento de la vida inmortal en un más allá sobrenatural o transnatural


Y esto otro a Abravanel:

En vérité, pour savoir pourquoi aucun jour n'a été réservé à la création de l'homme, il convient, à la réponse de cet être parfait qu'était Rabbi Éliézer le Grand, d'ajouter encore deux autres raisons. La première, comme je l'ai expliqué, est ce que la Torah veut nos apprendre à travers la création des differents degrés des êtres vivants. Ainsi, de même que le cinquième jour a vu la création des oiseaux et des poissons qui ont en commun de se reproduire per l'intermédiarie d'un oeuf sorti de leur corps et separé de ses géniteurs, il convenait que l'homme soit créé le sixième jour avec les animaux puisque tous ont en commun d'engendrer leur semblable dans le ventre des femelles, et c'est là que celui-ci demeure jusqu'a son achèvement. C'est pourquoi aucun jour particulier n'a été assigné a la création de l'homme, ce dernier étant inclus avec les autres animaux dans le sixième jour, parce que tous ont en commun un même mode d'engendrement du semblable, comme je l'ai dit. La deuxième raison provient de ce que toutes les créatures pour la création desquelles un jour particulier a été imparti ont un degré d'être durable, qui se trouve en elles-mêmes en acte, et qui ne les quittera pas, alors qu'il n'en va pas de même pour l'homme. En effet, sa perfection en acte ne vient pas au monde avec lui, il a le choix de ses actions et il peut suivre soit son intellect et faire partie des êtres superieurs, soit sa matière et être comme un animal domestique ou une bête sauvage. Comme l'ont dit nos sages (Yalkout Chimoni, 74, paragraphe 4): "S'il meurt, il vivra. S'il vit, il mourra", c'est-à-dire que si l'homme tue sa matière, son intellect vivra, et que s'il fait vivre sa matière, il tuera la force de son intellect. C'est donc afin de le mettre en garde que D. l'a créé le même jour que les autres animaux qui vivent avec lui, dont l'esprit est inférieur au sien et qui sont voués à la disparition, afin qu'il ne les considere pas comme inférieurs à lui dans leur nature, puisque "l'un et l'autre meurent de la même façon et un même souffle vital les anime, la supériorité de l'homme sur l'animal est nulle, car tout est vanité" (Qo. 3:19). Car ce qui les distingue, c'est l'intelligence des intellects que l'homme possède. C'est pourquoi l'homme doit s'efforcer de s'éloigner des voies matérielles des animaux et s'unir à son intellect, car c'est ainsi qu'il acquerra le renomée et la pérennité de son âme. Et s'il n'agit pas ainsi, sa fin sera celle d'un animal ou d'une bête sauvage, à l'instar de leur commencement commun le même jour. Les anciens ont déjà mentionné que c'est la raison pour laquelle les êtres vivants qui ne sont pas dués de parole ont la face tournée vers le bas, car ils sont poussière et y retourneront, tandis que les êtres séparés ont leur face et leurs ailes tournées vers le haut, comme il est dit: "leurs faces et leurs ailes étaient déployées vers le haut" (Ez. 1:11). Quant à l'homme, la nature l'a fait vertical et la face horizontale, ni vers le haut, ni vers le bas, car sa perfection dépend de son libre arbitre: s'il veut, il lève sa face et fait partie des êtres superieurs, et s'il veut, il baisse sa face et se joint aux créatures inférieures, "semblables aux animaux qui périssent" (Ps. 49:13). Telle est la réponse à la troisième des questions posées sur ce passage.


El hombre es el centro de la Providencia, pero sólo por lo que hay de universal en él: sus cualidades espirituales. Ésta, tan simple, vendría a ser la tesis. No hay conflicto, pues, entre la evolución y el Génesis, si se lee con la profundidad necesaria. El Génesis narra el despertar psicológico del hombre a Dios, esto es, su descubrimiento de la verdad y de la muerte como una y la misma cosa desde la perspectiva de la finitud. El pecado original es la ignorancia consciente de ambos extremos: dejarse seducir por la pujanza del momento.

Nadie, absolutamente nadie como la tradición bíblica, sea ésta judía o cristiana, ha insistido tanto en la bestialidad física y metafísica del hombre. Todo ello desde tiempos inmemoriales y a pesar de la indocumentada, posmoderna y sumarísima opinión de Puente Ojea, el destructor.

viernes, 16 de febrero de 2007

Antropoilógico


Alguien protestó contra la fe en Dios de esta manera:

Pero qué de absoluto puede tener una idea indefinida, nunca factualmente probada, que muchos niegan, y que otros tantos interpretan de maneras tan dispares.
Qué de absoluto puede tener una idea que ni siquiera es universal en sentido literal, puesto que todas las religiones son locales, es decir originarias de algun lado geográfico y, con relación al universo, parroquiales.


Sin embargo, no veo absoluto y universal como sinónimos. Universal: válido siempre, en todo momento y lugar. Absoluto: no ligado a nada, válido por sí mismo.

El ateo concibe un hombre abstracto, quiero decir, absoluto y particular a la vez. El cristiano, en cambio, y también el judío, da esas mismas características a Dios (en el Antiguo Testamento Yahvéh elige a un pueblo entre todos los demás, Pablo habla del "Dios desconocido", etc.), y al hombre las de universalidad y sujeción (centro de la Providencia y siervo de la virtud o del pecado). Un Dios absoluto y no universal en sus manifestaciones es posible. Pero un hombre absoluto -no ligado a nada- y particular -ligado a su circunstancia- integra un oxímoron de la peor calaña.

Leyes acomplejadas, es decir, mentirosas


No entiendo esta media tinta peruana, aunque lo mismo y a fortiori podría objetarse a la idiosincrasia de nuestro país y a la de casi todos los demás. Si abortar es correcto porque no afecta a otro ser humano que no sea la madre, que es quien al cabo decide y procura por sí, entonces hay que promoverlo como medida necesaria para la emancipación femenina y dejarnos de historias de "problema social", "solución más viable", "mal menor", etc. Ahora bien, si es incorrecto o inmoral en cierto grado, ¿cómo puede ser un derecho?

Esta técnica legal recuerda al proceder de los negacionistas. Son los que, mientras argumentan que el holocausto nunca sucedió, o no en la magnitud que creemos, se desgañitan en convencernos y convencerse de que los judíos merecen morir.

jueves, 15 de febrero de 2007

Breve alto





Ésta es la responsable de que el anterior blog, Justicia geométrica, dejara de funcionar. Nueve meses después se compromete a no interferir y a contemplar circunspecta el avance de mis divagaciones sobre el mal.

miércoles, 14 de febrero de 2007

Turing versus Cristo


Prosiguiendo con las distinciones, lo que separa al hombre de la máquina es lo mismo que abisma al creyente del ateo: la fe en la verdad. La máquina, como el ateo, procesa verdades sin sentirse vinculada a ellas. Lo falso es omitido y jamás contemplado por ambos, con lo cual lo verdadero pasa a ser sinónimo no ya de lo pensable, sino de lo pensado.

La contradicción es muerte para la máquina y vida para el hombre. El hombre es el único ser que puede vivir representándose la contradicción, a diferencia de la máquina, que automáticamente deja de funcionar cuando algo así sucede. Representarse la contradicción en el hombre significa tener idea de la verdad y, al mismo tiempo, de su opuesto, la falsedad. Hay que ser libre para adherirse a lo uno y para renunciar a lo otro. Por este procedimiento -obra y gracia de la fe- la verdad pasa de ser atributo -"esto es verdad"- a ser sujeto -"la verdad es esto".

Escala intencional de saberes


La religión no ofrece pruebas empíricas, porque -lo sabe un idiota- la metafísica no está sujeta al método experimental. La religión, ante todo, ofrece verdad, entendida como unidad congruente. La diferencia de rango entre el científico y el filósofo radica en que a éste no le está dado contradecirse en el tiempo (el otro podrá hacerlo siempre y cuando adopte un método válido). A su vez, lo que distingue al filósofo del teólogo es que al último no se le permite contradecirse en el espacio, es decir, ser cismático.

¿Os parece casual que quienes no creen en la verdad absoluta, distinta a los hechos efectivos y a la mera noción de lo posible, tampoco crean en Dios? La verdad primera, aquella por la que las demás son algo más que nombres, aire bautizado.

Podemos afirmar, pues, que en cuanto a la aspiración a la verdad, no hay disciplina más alta que la teología.

martes, 13 de febrero de 2007

Me explico (2ª afirmación presupuesta)


El hombre es fragmentario porque está hecho sólo de materia, y la materia se compone de partes (la expresión "la materia" es una agrupación abstracta lograda por virtud del lenguaje). Pero, aceptando el emergentismo, de estas partes surge una consciencia. Si surgieran muchas o infinitas, de nada serviría apelar a unas propiedades místicas que explican más que sus causas eficientes, pues serían su correlato o reflejo directo; su calco psicológico, como habría querido Spinoza. Pero, en fin, y de vuelta a la hipótesis de partida, al ser simultánea la existencia de la(s) propiedad(es) consciente(s) y de sus elementos constitutivos, incluso figurando éstos por separado, no iba a ser lícito decir que algo ha emergido de lo múltiple, si siempre estuvo allí.

Luego, concluiremos que, si algo emerge, debe ser distinto -es decir, más simple- que aquello que le sirve de base u ocasión -esto es, lo múltiple. Ahora bien, según el monismo materialista el hombre es un solo ser hecho de materia, aunque ésta dé lugar en él a propiedades más simples que la materia. Ser más simple que lo múltiple significa ser absolutamente simple, ser uno en el sentido plotiniano. Y esto (ser uno y múltiple a la vez) o bien es el misterio de la Trinidad, o bien se trata de una contradicción.

Dualismos


El universo es azaroso en parte y en parte determinista (neodarwinismo).

El ser humano es fragmentario en parte y en parte unitario (emergentismo).

La moral es relativa en parte y en parte vinculante (iuspositivismo).

* * *

La consolidación del evolucionismo darwinista mediante las contribuciones decisivas de la química molecular, la genética y la embriología, sumado al impresionante acervo de conocimientos acumulados en los últimos 30 años en el campo de las neurociencias, han condenado a toda forma de antropología dualista -cartesiana o no- a los anaqueles de un museo.

Gonzalo Puente Ojea

domingo, 11 de febrero de 2007

Kierkegaard. La justicia divina


Si tú alguna vez has observado cómo suceden las cosas en este mundo, seguro que te ha ocurrido, como a otros antes que ti, que desalentado le has dado la espalda a todo y te has preguntado en tono de lamento: ¿ésta es una providencia justa?, ¿dónde está la justicia divina? Invasión de la propiedad ajena, robos, fraudes, todo lo que se relaciona con el dinero (el ídolo de este mundo) se castiga, se castiga severamente en este mundo; incluso lo que difícilmente puede llamarse un delito, como que un hombre pobre le suplique con la mirada a un transeúnte, se castiga severamente; tan severamente suceden las cosas en este -¡mundo justo!. Pero para los delitos terribles, como que un hombre se apropie de lo sagrado, que tome la verdad en vano y que de esta manera cada día de su vida sea una mentira continua - para estos delitos no se ve intervenir ninguna justicia punitiva; por el contrario, este hombre tiene permiso para expandirse sin limitaciones y abarcar un círculo más o menos grande, quizá toda una sociedad, que con admiración y adoración lo retribuye con todos los bienes terrenales. ¿Dónde está entonces la justicia divina?

A esto debe responderse: es precisamente la justicia divina la que en su tremenda severidad permite que las cosas sucedan así; está presente, es todo ojos, pero se oculta; para revelarse tal como es no quiere ser vista antes de tiempo, pero cuando se revele se verá que estaba allí, presente incluso en lo más pequeño. Si la justicia divina interviniera rápidamente de manera punitiva, los verdaderos delitos capitales no podrían consumarse. De quien, por debilidad, seducido por su deseo, arrastrado por sus pasiones sensuales, pero no obstante por debilidad, se extravía y toma el camino del pecado, de él la justicia divina se apiada y lo castiga, cuanto antes mejor. Pero al auténtico y al más grande criminal, a ése -recuerda que te lamentabas de que la justicia pareciera tan blanda o casi inexistente-, a ése la providencia lo enceguece, haciéndole creer ilusoriamente que su vida agrada a Dios y que es él quien en realidad ha logrado cegar a Dios: ¡tan terrible eres tú, justicia divina!

Que nadie se inquiete por esta objeción contra la justicia divina. Pues precisamente para ser justicia debe dejar primero que el delito se consuma en toda su culpa, pero el auténtico delito capital necesita -¡tenlo muy presente!- la vida entera para consumarse, y es precisamente el auténtico delito capital porque se perpetúa durante toda la vida. Pero ningún delito puede castigarse antes de ser consumado. De este modo la objeción desaparece. La objeción pretende en realidad que Dios castigue tan rápido que (es exactamente lo mismo) el castigo alcance al ladrón antes de que robe. Pero como el delito debe haberse consumado antes de ser castigado, y como el delito capital (exactamente lo que te subleva) necesita toda una vida para consumarse, entonces no puede ser castigado en esta vida; castigarlo en esta vida no sería castigarlo sino impedirlo, así como no sería castigar el robo si se castigara al ladrón antes de robar, impidiendo el robo e impidiendo al ladrón llegar a serlo.

Por eso no te quejes nunca cuando veas que prospera lo terrible que quiere sublevar tu mente contra Dios; no te quejes, no, tiembla, di: Dios de los cielos, él es uno de los peores criminales, cuyo delito requiere de toda la temporalidad para consumarse y que sólo se castiga en la eternidad.

Es entonces la severidad la que hace que el delito capital no se castigue en este mundo. Y en algunos casos es quizá también el cuidado hacia nosotros. Pues hay diferencia entre hombre y hombre; uno puede ser muy superior al otro. Pero también es una superioridad ser el peor criminal. Entonces la providencia lo deja sin castigo, también porque quizá se confundirían totalmente nuestras ideas si viéramos que él es un criminal. Como ves, la cuestión puede ser aún peor de lo que imaginabas cuando te quejabas; te quejabas de que Dios no castigaba lo que tú podías ver que era delito, pero, como ves, la cuestión puede ser aún peor de lo que te imaginabas cuando te quejabas. Quizás alguna vez haya vivido un criminal de tal envergadura que absolutamente nadie sospechara nada, sí, que Dios no hubiera podido hacerse entender por los hombres entre los que el criminal vivía si lo hubiera castigado, que Dios al castigarlo en el tiempo (más allá de que esto hubiera sido impedir el delito) casi necesariamente habría confundido a los hombres entre los que el criminal vivía, y esto, Dios, por su amor y cuidado hacia nosotros, no podría quererlo. Y de este modo no fuera castigado en el tiempo: ¡es terrible!

Sí, tiembla, porque haya delitos que necesiten todo el tiempo para consumarse, porque algunos quizá por consideración hacia nosotros ni siquiera puedan ser castigados en esta vida; tiembla, pero no acuses a la justicia de Dios, no, tiembla ante la idea (¡qué terrible suena cuando se dice así!) de este cruel privilegio de ¡no poder ser castigado más que en la eternidad! No poder ser castigado más que en la eternidad: ¡Dios misericordioso! Todo criminal, todo pecador que puede ser castigado en este mundo, puede también salvarse, salvarse para la eternidad. Pero el criminal cuyo signo distintivo es no poder ser castigado en este mundo, no puede salvarse, no puede salvarse para la eternidad siendo castigado en el tiempo, no, él no puede -éste es su privilegio- ser castigado más que en la eternidad. ¿Te parece entonces que hay algún fundamento para quejarse de la justicia de Dios?


* * *

PD del Transcr.: Comparar con los textos de Séneca y Plutarco sobre la misma cuestión.

Reflexiones sobre la Providencia-I


La Providencia que no contara con el albedrío humano sería absurda e inconsecuente. Pero el albedrío dado a las criaturas racionales no basta para que éstas persigan el bien por sí solas. Y es que el mal no es un sinsentido: el pecado resulta en cierto modo lógico. Obedece a una consistencia interna (autojustificación) y, aunque contrario al derecho natural, puede mantener inalterado su discurso en paralelo.

Nuestras facultades superiores son neutrales, precisamente porque son nuestras, siendo como somos seres intermedios, corrompidos. El raciocinio, pues, coadyuva al bien y al mal. No la verdad. Pero la verdad es un noúmeno hasta que atraviesa el filtro de mi sentido crítico y moral. Así, la conversión a la vida bienaventurada sólo puede venir por la gracia, mientras que -en el otro extremo- la caída a los abismos sucede a través de las pasiones.

Cabe preguntarse lo siguiente. Si está en manos de Dios salvarnos, ¿por qué no lo hace siempre? Habría para ello dos posibilidades: dar la gracia a todos en vida o permitir que más allá de ésta todos purgasen completamente sus transgresiones. Ahora bien, dar la gracia de forma invariable, sin considerar el grado de atención o cooperación de quien la recibe, es desvirtuar la libertad.

Por otro lado, si la pena no fuera eterna, no habría distinción de naturaleza entre el pecado mortal o intencionado y el venial o semiinconsciente; lo que de nuevo atenta contra el albedrío. A fuerza de ser demasiado bondadoso, Dios resultaría severo en exceso. Haría que crímenes absolutamente disímiles, como lo son la carne y el espíritu, sus causas respectivas, resultasen relativamente equiparables. E injusto por simple ley de la proporción: si Dios castiga a los peores menos de lo que merecen, estará castigando a los mejores más de lo que merecen.

Las pasiones, con su confrontación de humores, son las que nos hacen dudar. Sin ellas, o mantenidas éstas a un nivel constante y unidireccional (como se nos dice sucederá en la ultratumba), la conversión es prácticamente imposible. Pueden más la costumbre y la inercia de las propias certezas. Los demonios no vacilan.

En fin, si la pena tuviera un límite temporal, la inocencia de los animales -cuyo cuerpo no resucita- sería infinitamente menos provechosa que la maldad del peor de los hombres, que iba a tener un premio diferido, pero eterno.

sábado, 10 de febrero de 2007

Sócrates en bata


M
una preguntilla respecto al alma

D
dime

M
teniendo en cuenta que la creencia en el alma (creo entender), surgió para explicar o para creer en una trascendencia, en el hombre primitivo

M
por qué mantener esa creencia?

M
no será como tantas otras, que existian antes de desarrollarse la ciencia?

M
no se...por ejemplo el origen de las estrellas?...o la creencia en la supuesta generacion espontanea de vida?..

M
que lo explica la ciencia...o lo intenta al menos...

M
no te parecen explicaciones (las relativas a defender al existencia de alma) algo forzadas?, simplemente porque se presupone que existe?

M
(no te vayas a enfadar , con lo que escribo...)

M
(no es mi intencion)

M
O_o te pillo comiendo?

D
perdona, me llamaba mi mujer

M
ok ok

D
justo para eso: la comida está hecha

D
te parece si respondo más tarde?

M
si claro, hombre.

D
hasta luego, pues.

M
hasta luego

...

D
con quién hablo?

M
conmigo

D
nos conocemos?

M
por que?

D
antes de irme a comer he estado charlando con una persona a través de esta ventana

M
si si soy yo

D
me gustaría saber si sigue siendo la misma

M
si si claro

D
estás seguro?

M
preguntame algo si quieres...

D
demuéstramelo

M
tio eres paranoico?

M
soy el de malaga

M
te vale ya?

D
mira, quiero que me demuestres que eres la misma persona que hace un momento estaba hablando conmigo

M
dime como lo hago

D
un poco de mayéutica bastará

D
yo pregunto y tú respondes

M
jajaj

M
ok, pregunta

D
la materia cambia?

M
pues claro

D
siempre y en todo momento?

M
ummm, claro

D
incluso en la fracción más pequeña de tiempo que se me ocurra?

M
joer...a donde quieres llegar?

M
si si

D
cuánto tiempo ha pasado desde que he comido hasta que he vuelto

M
ummm

D
digamos una media hora

M
y ??????

D
tú eres materialista. luego consideras que estás formado única y exclusivamente por materia

M
si, y ?????

D
has cambiado, no eres el mismo

D
me has mentido

M
he cambiado

D
has cambiado totalmente

M
ahora he tenido nuevas experiencias

D
no hay un solo átomo de materia en ti que sea idéntico a los de hace unos minutos

M
claro y?????

D
qué te hace pensar que eres la misma persona ahora y antes

M
jajajaja

M
vaya , entonces tengo que medir las palabras...

M
por ese razonamiento tampoco seria la misma persona que cuando tenia 4 años

M
y es cierto, no lo soy

M
hay que gente que dirá que no es tan confiada como lo era antes, o que es más experimentada...

D
no, perdona

D
"confiada" es un adjetivo que se dirige a un nombre

D
yo no digo que tus adjetivos hayan cambiado. voy a la raíz: has cambiado en cuanto a nombre, en cuanto a ser sustancial

D
si tu única sustancia era el cuerpo, y tu cuerpo ha cambiado totalmente, se sigue que tu sustancia ha cambiado por completo. no sólo sus atributos periféricos

D
si es así, no hablo con la misma persona de hace unos minutos. hablo con otra

D
si hablo con otra, nada de lo que hizo la anterior puede atribuírsele, aunque sigan perdurando vínculos en la memoria. vínculos que no demuestran la unidad de ambas entidades, por cierto

D
es decir, para imputar todo lo que has dicho a un mismo ser, a ti mismo, debemos partir del hecho de que tú eres una e idéntica persona ahora y siempre, independientemente de los cambios que experimentes con el tiempo

M
y eso te fuerza a deducir la existencia del alma?

M
si mi mente emerge de mi cerebro, donde esté mi cerebro estaré yo

D
me basta por ahora con que reconozcas su utilidad epistemológica. del alma, digo

D
nos permite resumir mucho

M
es que no se la veo...

D
conoces la navaja de Ockham?

M
si

D
dime en qué consiste

M
pues que si existe un camino sencillo para explicar una cosa, seguramente será más probable que sea la explicación frente a un explicación más complicada

D
y hay que ahorrar hipótesis si una sola explica bien lo investigado

M
precisamente si aplicas la navaja el alma parece desaparecer..

D
más bien pasa al revés

D
si no aplico la navaja, tengo a una infinidad de sujetos malagueños conversando conmigo esta tarde.

D
bueno, ni siquiera son sujetos. no sé cómo habría que llamarlos

D
en cambio, si la aplico, tengo sólo a uno. y con alma

Quién miente


Doy un cierto número de pruebas de aquello que se le metió en la cabeza a esa gentecilla, de lo que puso en labios de su maestro: simples profesiones de fe de bellas almas.

(...)

"Yo os aseguro: entre los aquí presentes hay algunos que no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del Hombre venir en su Reino (Mt. 16:28)". Mientes muy bien, ¡oh, león!

Nietzsche, el Anticristo.



Y se transfiguró delante de ellos: su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. (...) Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó: "No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos".

(Mt. 17:2, 9).

miércoles, 7 de febrero de 2007

Alea interrupta


La evolución depende o no depende en parte de las características individuales de sus sujetos.

Si no depende, no evolucionan los individuos ni, por tanto, las especies. A lo sumo son evolucionados (voz pasiva), lo cual implica que hay un sujeto de la evolución que no evoluciona. Y dado que todo lo observable evoluciona, propongo a Dios.

Ahora bien, si la evolución depende en parte de las características individuales de los sujetos, entonces no es azarosa ni ateleológica, puesto que la inteligencia no lo es. Siendo los animales inteligentes en cierta medida, de más está añadir que la evolución es inteligente en cierta medida. Sin embargo, como el azar es una condición absoluta y no existe un azar a medias, se afirma que la evolución es inteligente en grado sumo (no hay hueco para la casualidad), aunque sus vías se escapen a nuestras consideraciones.

domingo, 4 de febrero de 2007

Negociar es perder


Hoy pensaba, ¿qué nos está pasando? ¿Nos estaremos volviendo locos? No se negoció cuando Miguel Ángel Blanco, con una ETA todavía fuerte y un cadáver inminente sobre la mesa, ¿y lo haremos ahora con una ETA dividida, ideológicamente derrotada y finiquitada?

El único sentido de negociar con terroristas en democracia es evitar muertes de inocentes sin dar pie a chantajes ulteriores. Y eso significa poder asumir un precio pequeño y excepcional. Un precio, al menos desde la perspectiva del estadista, no político. Porque para el guerrillero, en su permanente estado de naturaleza rebelde, todo es política y pugna a muerte para el reconocimiento. No hay lugar para la justicia hasta que esa lucha concluye: la verdad se pone entre paréntesis hasta que el más débil caiga. Esta escena aparece al principio de la Fenomenología de Hegel, en la dialéctica del amo y el esclavo, y es el proceder terrorista. O también el falso dilema del nacionalismo: o César o nada; o nos independizamos o nos extinguimos; o nos imponemos o nos subyugan.

En fin, como no hay justicia, tampoco hay pacto respetable si no cumple con mis objetivos primordiales. Estos, como se ha dicho, no son otros que los del reconocimiento. Así, puedo romper cualquier negocio que no me beneficie, aunque me haya obligado en él. A eso se refieren algunos periodistas metidos a intelectuales cuando dicen, con más intuición que esfuerzo analítico, que las dos partes negociadoras no emplean el mismo lenguaje ni la misma lógica.

De modo que, si ni hay puntos de acuerdo asumibles por el Estado frente al maximalismo independentista, ni podemos fiarnos de semejantes alimañas, ¿para qué negociar? ¿Para darles fuerzas y legitimación? ¿Para demostrar que el asesinato es rentable si se acompaña de una tenaz grandilocuencia? ¿O tal vez la cursilería máxima del progresismo pretende probar que la violencia tiene causa en la falta de comunicación fluida? "Pero la oposición, que ahora nos hostiga, también lo hizo en su momento". Deberíais saber, sin embargo, que la historia jamás se repite.

Fijaos, yo creo que no tenemos nada que ofrecerles a cambio de su innoble paz. Si ellos mismos han visto que su estrategia no es políticamente factible, y además sale muy cara, la dejarán de lado. Ya lo han hecho en buena medida. Ahora bien, eso no quita que, en un último gesto de magnanimidad, el Estado adopte medidas graciables. No una amnistía general, ni mucho menos, pero sí tal vez una condonación de penas para todos aquellos que no se hubieran manchado de sangre, borrokos y demás. Pues si sale algún etarra a la calle en virtud de un pacto secreto, o se le deja de juzgar por sus crímenes, ya no quedará ningún buen argumento para no abrir las puertas de las prisiones de par en par. Nadie merece más que ellos permanecer allí hasta que se les pudran las mantecas. Paz, sí, pero a los hombres de buena voluntad. La única paz posible pasa por el perdón, y el único perdón posible por el arrepentimiento.

Recuerdo para terminar que hay muchas formas de terrorismo. Éste tiene, es cierto, una importante implantación social. Algunos incluso quieren verle gran calado histórico, que yo no le concedo. Si el fanatismo tiene una característica estable es el de surgir como los hongos, sin razón ni antecedente claro. Su fin es también abrupto. En perfecta lógica retributiva habría que matarlos. Pero para qué alimentar su resentimiento. Que se extingan como la nieve en el deshielo. Que pierdan en vida toda esperanza de triunfar sobre el Estado de Derecho. Eso es peor para ellos que un fin wagneriano, que no merecen.

jueves, 1 de febrero de 2007

La pena de muerte como garante de lo humano


Se ha dicho entre sus acomplejados partidarios que la aplicación de la pena capital debe ser humana, como si el hombre mismo no pendiese de su capacidad de enfrentarse al mal. Y el mal por definición no es humano, aunque esté en el hombre. Luego debe ser tratado por humanos, pero no humanamente.

Estar radicalmente en contra de la pena de muerte por asesinato es paradójico. Significa sostener por un lado que la vida no tiene precio, y por el otro que quitarla sale en parte gratis. Esto sólo admite una retorsión, y es igualar a la víctima y al asesino en la noción difusa de humanidad. Pero ¿qué es un hombre? Respuesta: lo más útil para el hombre. Cuando deja de serlo y se brutaliza, debe correr el destino común de los animales inservibles para mejores menesteres, a saber, el desuello.

No hablaré de la criminalidad en términos genéricos, porque admito la gradación y el perdón. Pero todo pensamiento científico debe contemplar límites. El límite de la caridad es la justicia, y sin ella lo humano es sólo un espectro.

En otras palabras: el único pago de la deuda infinita de un asesinato es la conversión al bien del deudor, entendido aquí como bien social. El reo debe ofrecer su vida voluntariamente a la sociedad para que ésta se la perdone y le devuelva su condición de hombre. Haciéndolo, fuerza a la sociedad justa a obrar de esta manera. En caso contrario, ella está obligada a forzarlo a morir si quiere que su humanidad colectiva signifique algo. Algo más allá de la mera asociación de delincuentes.