viernes, 23 de febrero de 2007

Platonismo 2.0


"Dios crea al mundo de la nada" no significa más que el hecho de que lo creó sin que éste existiera antes en la eternidad, como existen las ideas en su mente. O, en otras palabras: que lo creó mediante una combinación de ideas plasmadas en la materia, la realidad de la cual equivale a su inteligibilidad. Los católicos, pues, no damos absolutamente ninguna realidad autónoma a la materia como ente empírico, aunque la reconozcamos como fenómeno cierto.

"Polvo eres", "vanidad de vanidades"... hay muchas expresiones bíblicas que denuncian el mundo como un engaño o un espejismo de algo que lo trasciende. Pero el mismo término "mundo" (=ornato) evoca orden, esto es, sub-ordinación a un ordenador situado indefectiblemente por encima. Él rige de un modo supremo, mas no está solo: cuenta con las cohortes de ángeles y con los propios hombres, a los que a menudo utiliza como instrumentos, conscientes o no de ello.

Para un monista sólo rige un solo principio. Eso significa el monismo: explicar todas las manifestaciones observables y, en fin, todo lo pensable a partir de una ley unívoca y/o de un ente en concreto. En el caso de los materialistas, esa ley se concentra en la definición de materia. Algo no puede ser una cosa y su contraria. Por ejemplo, la materia no puede ser codeterminada y no serlo. Sin embargo, la ley de la inercia escapa -por lo ya explicado- al materialismo, pero también cualquier excepción a la causalidad que queráis plantear, por más que yo no crea en ella. Así, introducir una contradicción en el definiens del primer y único principio de vuestro sistema significa dividirlo en dos, dualizarlo. La otra opción, mucho más barata en las religiones no organizadas, es la inconsecuencia.

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