Hay una razón más baja que la razón (hipognosis), capaz de persuadirnos en tanto que se corresponde con nuestra naturaleza racional, al tiempo que nos engaña por estar dirigida a fines no racionales, es decir, no libres. Es la razón orientada a los sentidos.
Toda mala acción, pues, presupone al menos un pensamiento sensual. Ahora bien, puesto que el objeto de los sentidos no es racional (en tanto que sensible), y nadie puede engañarse a sí mismo conscientemente, debemos presuponer también una fuerza inconsciente en el origen del engaño.
Sin embargo, nada irracional es capaz de influir en los seres racionales (en tanto que racionales, esto es, conscientes). Luego la mencionada fuerza inconsciente es racional. Lo cual colisiona con la definición de lo inconsciente, asociada de un modo invariable a lo irracional en el hombre. Por tanto, concluimos que es una fuerza no humana.
De la misma manera que toda buena obra requiere la gracia que inspira la intención y buena voluntad para llevarla a cabo, toda mala obra exige el acto hipnótico que nubla el intelecto y la voluntad viciada que la ejecuta.
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Hace 6 horas
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