viernes, 30 de noviembre de 2007

Debate sobre la vida




Dices que "hay una diferencia substantiva entre un embrión de ocho células y un feto". Me gustaría saber a qué substancia aludes en este contexto, si a la apariencia física, a la tipificación legal española, a la aptitud del nonato para sentir dolor o a la capacidad de determinados terceros de experimentar lástima ante el destino de los cuerpos antropomorfos.

(...)

Estoy de acuerdo en que hay codeterminación entre el medio y los seres vivos. No creo, sin embargo, que hayamos avanzado mucho constatándolo, pues todo lo material o extenso se codetermina.

Puede plantearse el siguiente dilema: O bien la vida ha existido siempre, oculta en la materia, o bien ha surgido en ésta en un momento de su historia. La primera opción es metafísica; la segunda es abiertamente irracional o mística, ya se atribuya la "creación" a Dios, ya a las causas segundas.

Crear es poner algo allí donde no existían vestigios suyos en absoluto. Todo lo que no es creación o aniquilación (nivel substancial) es composición o descomposición, desarrollo o atrofia (nivel modal). La creación, por tanto, no es analizable por signos racionales, o al menos no racioempíricos, dado que suprime la causa física.

Así, buscar físicamente un origen de la vida (no de la vida que podemos observar y clasificar, sino de cualquier vida: de la noción misma de vida constatable en la naturaleza de forma diferenciada) me parece tan vano como buscar el del movimiento.

Ahora bien, ante un medio dado y una célula sexual dada, el medio no es capaz por sí mismo de explicar las razones del desenvolvimiento de la mencionada célula, que se encuentran por consiguiente en ésta, aun cuando se requiera necesariamente de un sustento externo. A esta capacidad explicativa de la particularidad del acontecimiento la llamo suficiencia. De manera que una célula sexual podría sobrevivir en medios muy distintos, lo que no impediría que hablásemos de uno e idéntico animal en cada uno de estos escenarios.

Hacer notar por último que "personalidad" es un concepto complejo el cual, en efecto, integra un elemento de aprendizaje que rompe el monopolio genético de los deterministas. Pero tal no implica que el devenir añada grosor al ser (llegar a ser lo que no se era es otra forma inadmisible de "creación" o de "anexión de vida"); más bien que éste no se encuentra ontológicamente en los genes, aunque puede que sí localmente.

(...)

Sostengo que una célula sexual es la potencia de un organismo completo. Algo está en potencia (y no en una mera situación de posibilidad lógica) cuando entre el estado inicial y el final no media nada externo a ese proceso, esto es, nada que no se deduzca del proceso en sí y su relación directa con el medio. Por ejemplo, que yo escriba esta respuesta es algo que entra dentro de lo posible, sin derivarse de la disposición de mis genes y órganos o de cualquier otra premisa necesitante. Sin embargo, que yo me muera algún día es algo que se sigue de mi constitución y, por tanto, está en potencia (pese a no ser lógicamente inevitable).

Hablar de "interioridad" y "exterioridad" en la materia es una licencia metafísica que me permito para dar a entender que los cambios sujetos sólo al transcurso del tiempo no son cambios substanciales.

¿Hay algo externo a la relación proceso-medio, expresión de la substancialidad? Mi opinión es que no lo hay. La vida, como la energía, pero en otro plano más sutil, ni se crea ni se destruye, limitándose a pasar por sucesivas transformaciones, sean éstas perceptibles o no. La vida, pues, es la esencia de todo, y no sólo de lo que llamamos vivo. De entre los que tienen correlato real, no existe concepto más simple o más útil a la hora de explicar el cambio.

(...)

¿Por qué la célula? Porque se trata de una unidad funcional apta para la división y la reproducción. Pero, sea como fuere, insisto en que no se debe incurrir en los fetichismos que haces muy bien en denunciar, puesto que la vida del individuo no puede identificarse con ningún elemento extenso, por "esencial" que nos parezca. Si bien resulta obvio que -dado que tiene que estar en alguna parte, y en unas antes que en otras- se circunscribirá en él de un modo heterogéneo.

Por supuesto que la personalidad es orgánica y procesual. En concreto es un proceso de la vida, de la vida humana. Ésta es algo más que un caos de partículas accidentalmente cohesionadas durante un breve lapso de tiempo. Lo vivo no limita con lo muerto, sino con lo vivo-otro.

(...)

En suma, si en la materia todo liga con todo, son necesarios los fines para que podamos hablar de individualidad. Estos fines presuponen un "yo" inmaterial, metafísico, en el inicio de cualquier "yo" consciente.

El individuo (el observador ante el mundo) es [a su vez] el presupuesto de toda ciencia, como debe serlo la metafísica que lo fundamenta. Ningunear ésta o reducir aquél a ficción es hacer lo propio con el conocimiento, que quedaría así degradado, vuelto en ingenua proyección imaginativa sobre el río de Heráclito.

* * *

Nota bene: "J. Aguado" es un alter ego, por razones que no vienen muy al caso.

2 comentarios:

Jesús P. Zamora Bonilla dijo...

La célula no es más que la combinación (acojontantemente complicada, eso sí) de unos cuantos billones de átomos; el organismo, la combinación de varias células que se las han apañado para sobrevivir juntas. Darles un "sentido" usando palabrejas como "sustancia", "potencia", y otras aristoteladas pasadas por el agua bendita del Aquinate, es sólo eso: trucos de palabras.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

La célula sexual no es más que un hombre inmaduro, y el hombre no es más que esa misma célula desarrollada. Estamos de acuerdo.