viernes, 5 de enero de 2007

En vano, Borges


El cine es una visión de la realidad, el teatro es un juicio a la humanidad, la filosofía es una reflexión sobre lo invisible. A diferencia de la obra teatral, una película no necesita tesis para tener sentido (ni siquiera desenlace cerrado, pues hay segundas partes). Es más, las mejores películas carecen de ella, limitándose a describir acciones edificantes o ridículas. El texto filosófico, a su vez, coloca la tesis al principio y no al final, como sí sucede en las representaciones teatrales.

La lírica suscita sentimientos, la narrativa convoca pensamientos y la filosofía introduce razonamientos. El cine es una especie de lírica visual; el teatro una narrativa visual. Ahora bien, que lo filosófico no tenga traducción escénica es una de las pruebas que considero irrefutables a la hora de demostrar el carácter no literario de dicha disciplina. Y otro tanto vale para su hermana, la teología.

En resumen:

Lo teológico y lo filosófico no pueden tener traducción escénica ni, por ende, ser considerados literatura, ya que:

1) La tesis aparece siempre al principio, con lo que se elimina la tensión narrativa. Como si una fábula empezase por la moraleja.

2) Al tratar sobre lo invisible, sus contenidos no pueden escenificarse.

3) El estilo no influye en la calidad o pertinencia del argumento. Escasa fortuna habrían conseguido Aristóteles o Hegel en caso contrario.

Sin embargo, sí se puede escribir literatura sobre LO SAGRADO. Tenemos la Biblia, la poesía mística y los autos sacramentales que, en palabras de Calderón, son «sermones / puestos en verso, en idea / representable cuestiones / de la Sacra Teología». Y ello es porque lo sagrado se puede hacer visible (en la misa, en la vida de un santo, en las visiones, en los milagros, en la Encarnación), y entonces hablamos de hierofanía.

6 comentarios:

Héctor Meda dijo...

Hola,

Dices:
Lo teológico y lo filosófico no pueden tener traducción escénica ni, por ende, ser considerados literatura

¿Seguro?
Mira una ejemplo gráfico sacado de El Hacedor de Borges:

Cierro los ojos y veo una bandada de pájaros. La visión dura un segundo o acaso menos; no sé cuántos pájaros vi. ¿Era definido o indefinido su número? El problema involucra la existencia de Dios. Si Dios existe, el número es definido, porque Dios sabe cuántos pájaros vi. Si Dios no existe, el número es indefinido, porque nadie pudo llevar la cuenta. En tal caso, vi menos de diez pájaros (digamos) y más de uno; pero no vi nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres o dos pájaros. Vi un número entre diez y uno, que no es nueve, ocho, siete, seis, cinco, etcétera. Ese número entero es inconcebible, ergo, Dios existe

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Todo lo escénico es superfluo en un argumento filosófico. Véanse, por ejemplo, los diálogos de Platón. El que Sócrates se tome la cicuta puede ser ejemplar, pero no dice nada en favor de la inmortalidad del alma.

Héctor Meda dijo...

Hola,

irchc dices:
Todo lo escénico es superfluo en un argumento filosófico

Me parece que exageras. ¿No se da en toda metáfora que el elemento metaforizante(vehículo) resulte ser la traducción escénica(fundamento) del elemento metaforizado(tenor)? Y ¿qué sería de la filosofía y por extensión del lenguaje sin la metáfora?

También dices:
El que Sócrates se tome la cicuta puede ser ejemplar, pero no dice nada en favor de la inmortalidad del alma

No, no aporta nada a la argumentación pro-alma pero sí es una buena argumentación para aguardar con estoicismo la llegada de la muerte.

Sospecho que para ti la literatura no es más que un juego de palabras :-(

Saludos

Héctor Meda dijo...

Por cierto, ¿qué te parece la argumentación de Borges sobre la existencia de Dios?

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Bergson dijo que lo que más se echa en falta en filosofía es la precisión. Dudo, pues, que debamos gran cosa a las metáforas, a las analogías y a recursos similares que comparten la misma baja estofa conceptual.

Respecto al argumento de Borges, es claramente una parodia, aunque tenga resabios neoplatónicos. Algo tiene que garantizar la objetividad de las cosas, puesto que el sujeto no siempre percibe de una forma adecuada. Pero este imperativo metafísico es una petición de principio a la que ningún materialista se sentirá vinculado, salvo que se la desarrolle más.

Héctor Meda dijo...

Hola irich,

Dices:
Dudo, pues, que debamos gran cosa a las metáforas, a las analogías y a recursos similares que comparten la misma baja estofa conceptual

Eso incluirá también, supongo, a las parábolas de Jesucristo, ¿no?

En general la Biblia a ti ¿qué te parece? ¿una obra literaria o teológica? Está claro que ambas cosas no

Algo tiene que garantizar la objetividad de las cosas, puesto que el sujeto no siempre percibe de una forma adecuada. Pero este imperativo metafísico es una petición de principio a la que ningún materialista se sentirá vinculado, salvo que se la desarrolle más.

Salvo los solipsistas todo el mundo acepta las objetividad de las cosas. El naturalista, además, cree que la naturaleza es autosuficiente. Ahora bien ¿quién o qué hace que el número de pájaros que vió Borges sea un número definido? ¿La naturaleza? ¿Cómo? Es decir, ¿a traves de qué o de quién lo hace?

Saludos