domingo, 25 de noviembre de 2007

Despierta, Platón




La posibilidad lógica actual y la realidad física están más cerca de lo que se cree. Para que la materia sea mutable tiene que ser mutante; de igual manera, para que el hombre pueda pensar algo tiene que ser pensante. ¿A qué me refiero con "ser mutante" o "ser pensante"? A reflejar en el atributo lo que más tarde se mostrará en los modos, por seguir la terminología espinozista.

"Poder cambiar" significa poder sufrir cualquier cambio, sin que quepan límites lógicos. En la misma tablilla de cera en la que imprimimos la huella de un dedo podemos imprimir el sello real. La infinita división de la materia -a la que podríamos tomar por la suma confusa de todas las representaciones gráficas- lo permite.

Por razones análogas, "poder pensar" es ya haberlo pensado todo desde la consideración del atributo, el ser pensante. La esencia del pensamiento no tiene fronteras lógicas, y quien es capaz de entender la más simple de las verdades (A=A) ya ha entendido las demás, contenidas en ésta, aunque no lo sepa.

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3 comentarios:

Sursum corda! dijo...

Si pensamos que lo que cambia pueda cambiar de cualquier modo negamos las leyes pues nada determinaría que la acción de un ser a sobre un ser b tenga un efecto determinado ni uno diferente de la acción de a sobre un tercer ser c.

O bien todo lo que está en el efecto viene determinado por la causa o bien lo que está en el ser que cambia determina o condiciona, al menos, lo que va a ser el efecto de una causa. Pero si todo lo que está en el efecto se debe a la causa no hay propiamente ser que recibe el efecto ya que su existencia no alterna nada de lo existente aparte de él.

Tendríamos, sorprendentemente tratándose de usted irichc, la materia prima aristotélica que no tiene forma alguna, que sólo puede cambiar pero no es nada en acto.

Si esto fuera así, el mundo sería un caos, pero no lo es. Si el ser que recibe la acción de una causa no tuviera en sí nada que poner en el efecto, se seguiría cualquier efecto: el caos, o ningún efecto: lo que ya existía y sin alteración.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Tu objeción es muy inteligente, pero te aseguro que yerra el tiro. Podemos pensar todo lo pensable y obrar todo lo obrable, mas no de cualquier modo. El modo, que es el orden temporal en el que la esencia de manifiesta, será distinto en cada ser. Dos individuos que sean capaces de comprender la solución a un problema matemático no por ello la alcanzarán a la vez.

La potencia no está, pues, absolutamente indeterminada, sino sólo relativamente, en función del sujeto. El modo determina el tiempo; y el tiempo no determina nada más que el orden del acontecer en el mundo (macrocosmos, predicados), guardando silencio en lo que se refiere al orden invariable en el individuo (microcosmos, sujeto). En un tiempo infinito, todos los seres se aproximan en cuanto al número y tipo de acciones efectuadas, lo cual no obsta para que sigan siendo seres independientes el uno del otro en atención a su historia.

Daniel Vicente Carrillo dijo...

Leibniz habría explicado la reminiscencia platónica de este modo:

1) Puesto que todas las verdades están unidas entre sí por una conexión lógica;

2) Y puesto que todas remiten a una única verdad, que a su vez remite a las demás, llámese ésta principio de no contradicción (ontologizado) o Dios;

3) Deducimos que toda verdad derivada puede inferirse de la verdad primaria, aunque ello exija una prueba infinita.

4) No permitiéndonos nuestra limitada capacidad de pensar ningún razonamiento infinito, tenemos que proceder a menudo según nos enseña la experiencia, cuya virtud es comparable al hilo de Ariadna, siendo Teseo nuestra mente oscurecida y el laberinto la suma de las ideas innatas.

5) El destino de Teseo es comprenderlo todo, matar al Minotauro. Ahora bien, la comprensión total -como la noción misma de "Minotauro"- es una quimera.