Razonando con Descartes, sólo la percepción actual es real, pues no puede fingirse que proviene de un auténtico sujeto perceptor. Leibniz iría más lejos: la realidad es sólo percepción, esto es, lo que percibe, siendo lo percibido un modo de aparecer (fenómeno bien fundado) de lo que realmente existe.
Cualquier observación sobre una figura admite múltiples puntos de vista. Puesto que éstos resultarán contradictorios o redundantes entre sí, habrá que concluir que o bien algunos de ellos no son reales, o bien que ninguno de ellos lo es en absoluto (en el sentido de que no hay objetos "en sí"). Para sostener lo primero y preferir unos a otros no se encuentra razón suficiente, de modo que se opta por lo segundo.
Así, el espejo no refleja la llamada realidad: es la realidad la que nos habla de los espejos. El orden que éstos expresan -y por el que podemos decir que expresan lo mismo- es previo a cualquier concreción empírica. Es el orden total, el cual, dado que es fundamento invariable e idéntico de lo que percibe, no puede ser ciego.
domingo, 22 de junio de 2008
Esse est percipiens
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