Procedo a traducir parte de la obra inédita de Nicolás de Amiens titulada ARTE DE LA FE CATÓLICA.
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PRÓLOGO
Contemplando con profunda preocupación las partes occidentales del imperio, corrompidas por las herejías de tantas sectas, apenas pude soportar la creciente degeneración en la confesión del nombre cristiano, merecida por razón de los pecados, cuando, como un cáncer, la serpiente, sin temor a revelarse abiertamente, causa un grave escándalo a la Iglesia y un daño irreparable.
Mientras tanto, los habitantes de las tierras orientales, seducidos por la ridícula doctrina de Mahoma, en estos tiempos persiguen no sólo con palabras sino con armas a quienes profesan la fe cristiana.
Aunque con fuerzas físicas no puedo resistirles, al menos he intentado enfrentar su malicia con argumentos. Los Santos Padres, haciendo que los judíos retrocedieran en su obstinación y los gentiles en sus errores mediante el poder de los milagros, fortalecieron la verdad demostrada de la fe católica, trayendo a colación las autoridades del Antiguo y Nuevo Testamento. Pero ni se me ha otorgado el don de los milagros ni es suficiente presentar autoridades para convencer a los herejes, ya que los actuales o las rechazan por completo o las pervierten.
Por tanto, he organizado cuidadosamente razones probables de nuestra fe, contra las cuales una mente perspicaz difícilmente podría resistir, para que quien desprecie la profecía o el evangelio al menos se sienta compelido a aceptar argumentos humanos. Sin embargo, estas pruebas, aunque pueden llevar a un hombre a creer, no son suficientes para abarcar plenamente la fe. Después de todo, la fe no tiene mérito si la razón humana puede probarla completamente. Ésta será nuestra gloria, comprender perfectamente lo que ahora contemplamos como por un espejo y en enigma.
Además, como vicario de Cristo y sucesor de Pedro, príncipe de los apóstoles, es de tu interés esparcir la semilla de la palabra católica por toda la tierra. Por consiguiente, era apropiado poner este trabajo bajo la protección de tu nombre para que, dondequiera que se lea, la autoridad de tu excelencia, aumentada por tus méritos, mueva más eficazmente a quienes indaguen en él.
De hecho, he llamado con razón a esta obra "arte de la fe católica". Está compuesta como un arte, contiene definiciones, divisiones y proposiciones que demuestran lo que debe concluirse mediante un proceso ingenioso. Este trabajo está dividido en cinco libros: el primero trata sobre la única causa de todo, es decir, Dios uno y trino; el segundo sobre la creación del mundo, los ángeles y la libertad del hombre; el tercero sobre el hijo de Dios encarnado para redimir al hombre; el cuarto sobre los sacramentos de la Iglesia, y el quinto sobre la resurrección.
Las definiciones se han añadido para que quede claro en qué sentido se deben usar los términos adecuados para este arte. Se estipulan tres peticiones porque, dado que no se pueden probar por otros medios y no son del todo evidentes, pido en verdad que se me concedan para las pruebas que siguen. Las nociones comunes se establecen a continuación puesto que son tan evidentes que, una vez oídas, la mente inmediatamente las concibe como verdaderas. Éstas también se introdujeron para probar las proposiciones que siguen.
DEFINICIONES
1. Causa es aquello por lo cual algo tiene el ser, el cual se dice ser causado.
2. El número es la suma natural de cosas discretas.
3. Llámase discreto a lo que difiere o hace diferir.
4. Se dice que difiere lo que está informado por propiedades cuya agrupación no puede encontrarse en otro.
5. Materia es un ente discreto susceptible de forma.
6. La propiedad es o bien substancial, a saber, la que da el ser y es por ello predominante y estable en el tiempo, o bien accidental, que es de naturaleza advenediza, no otorgando el ser al sujeto sino siendo en él y haciéndolo diferir.
7. El movimiento es un accidente que se observa según algún cambio del sujeto. Se dan seis tipos de movimiento: generación, corrupción, aumento, disminución, alteración y cambio de lugar.
8. Forma es aquello que mediante la concurrencia de propiedades substanciales y accidentales hace de un ente material su sujeto.
9. Se dice que existe en acto lo que no sólo es comprendido intelectualmente sino que se encuentra realmente entre las cosas.
10. El intelecto es la capacidad del alma, con la ayuda de la forma, de comprender las cosas.
11. Los nombres y verbos son palabras para significar aquello que se comprende con el intelecto.
PETICIONES
1. Para cualquier composición debe existir una causa que la compone.
2. Las causas de cualquier cosa no ascienden infinitamente.
3. Lo que los causados son y se atribuye a las causas no reside en ellos, sino que les es atribuido mediante el efecto.
NOCIONES COMUNES
1. Todo ente tiene existencia por aquello que lo conduce a tener el ser.
2. Toda causa es anterior y más digna que aquello que causa.
3. Nada es anterior, más digno o distinto que lo que es en sí mismo.
4. Si algo mayor posee algo menor y las cosas que posee el menor son menores que él, las cosas que posee el menor deben dirigirse hacia el honor y la voluntad del mayor.
5. El ofensor merece un castigo tanto mayor cuanto mayor sea aquel a quien se inflige la ofensa.
6. La satisfacción debe hacerse según la dignidad de aquel contra quien se ha pecado.
7. Lo que se escucha mueve eficazmente las almas, pero lo que se ve lo hace con mayor eficacia.
LIBRO I. SOBRE LA ÚNICA CAUSA DE TODO, DIOS UNO Y TRINO.
PROPOSICIONES
1. Lo que es la causa de una causa es también la causa del causado por ésta.
Supongamos que el causado es A, su causa es B, y la causa de B es C. A existe a través de B según la definición de causa y según nuestra hipótesis. B existe a través de C, ya que C es su causa. Ahora bien, según la primera noción común, todo tiene existencia por aquello que lo conduce a tener el ser. Es así que B lleva a A a existir, ya que B es su causa. Sin embargo, C era la causa de B. Por tanto, según dicha noción común, A existe a través de C. Por tanto, desde la definición de causa, C es la causa de A. Y así resulta evidente la conclusión.
2. Toda causa del sujeto es causa del accidente.
El accidente, por su propia definición, tiene el ser por el sujeto. Luego, por la definición de causa, el sujeto es la causa del accidente. Mas la anterior proposición es: Lo que es la causa de una causa es también la causa del causado por ésta. Por tanto, toda causa del sujeto es causa del accidente.
3. Nada se compone a sí mismo ni se da el ser a sí mismo.
Mas dice el adversario: Algo se compone a sí mismo o se da el ser a sí mismo. Luego éste tiene el ser por sí. Luego, por la definición de causa, él mismo es su propia causa. Por tanto, por la segunda noción común, tal es anterior a sí mismo, lo que va contra la tercera noción común.
4. Ni la materia sujeta puede existir en acto sin forma ni la forma puede existir en acto sin materia sujeta.
Si la materia sujeta existe, entonces es una cosa discreta (Definición 5). Por tanto, por la definición de discreto, difiere o hace diferir. Pero no hace diferir porque no es ni una propiedad ni una forma. Luego difiere. Por tanto, por la definición de diferir, está informada por propiedades. Luego está sujeta a la forma. Luego no es sin forma. Semejantemente, por la definición de forma, ésta hace que su sujeto sea algo distinto de cualquier otra substancia. Luego la forma existe en el sujeto; luego la forma existe en la materia sujeta. Y así logramos lo que pretendíamos.
5. La composición de la forma con la materia es la causa de la substancia.
La substancia consta de materia y forma. Luego tiene el ser por la materia y la forma. Luego la forma y la materia son la causa de la substancia (Definición 1). Además, ni la forma puede existir en acto si no compone a la materia, ni la materia puede existir en acto si no es compuesta por la forma, como se demostró anteriormente (Proposición 4). Luego la forma y la materia existen en acto por su composición. Luego la composición es causa de su existencia. Mas, por la Proposición 1, la composición de la forma con la materia es la causa de la substancia, pues lo que es la causa de una causa es también la causa del causado por ésta.
6. La causa de cualquier substancia es triple, a saber, materia, forma y su cópula, siendo las tres la misma causa.
La primera parte de este teorema toma fuerza del anterior. La segunda parte se demuestra a través de la primera petición. Pues dado que de cualquier composición debe existir una causa que la compone (Petición 1), entonces hay alguna causa para la composición de la forma con la materia. Por tanto, ella misma es la causa de la unión y de la materia y de la forma, lo cual se demuestra mediante el teorema anterior (Proposición 5) a través del primero (Proposición 1).
7. Todo lo que cae bajo el número difiere o hace diferir.
El número es la suma natural de cosas discretas (Definición 2). Luego, si algo cae bajo el número, es discreto. Luego, por la definición de discreto, difiere o hace diferir.
8. Nada es causa de sí mismo.
Esto se ha confirmado en el tercer teorema: Nada se compone a sí mismo ni se da el ser a sí mismo. Luego nada es por sí mismo. Luego nada es causa de sí mismo (Definición 1).
9. Para cualquier causa inferior hay una causa suprema.
Las causas de cualquier cosa no ascienden infinitamente, como se propone en la segunda petición.
10. La causa suprema no está compuesta por nada.
Pues, de un modo u otro, se da una causa que compone esa composición, por la petición primera. La causa que compone o es la misma causa suprema de la que se habla o es otra. Mas no puede ser la causa suprema de la que se habla, ya que nada es causa de sí mismo (Proposición 8). Luego es otra distinta de la que se habla. Ahora bien, toda causa es superior a aquello que causa, por la segunda concepción común. Luego tal es superior a la causa suprema, lo que es imposible.
11. La causa suprema no es ni una propiedad ni una forma.
En efecto, no está compuesta por nada (Proposición 10). Luego no es ni una propiedad ni una forma [ya que las formas se componen de propiedades, las propiedades accidentales se componen de movimiento y las propiedades substanciales entran en composición con las accidentales] (Definiciones 6 y 8).
12. La causa suprema debe ser simplicísima.
Corolario: Por lo que es manifiesto que la causa suprema de todo es una sola, a la que raciocinando a partir de la gracia, llamamos Dios.
La verdad de esta proposición consta suficientemente por la Proposición 10. El corolario también se prueba indirectamente. Si el adversario dice, con el hereje maniqueo, que la causa suprema no es una sola, supóngase que sean muchas. Luego al menos serán dos. Luego en ellas subyace lo binario. Luego caen bajo el número. Luego difieren o hacen diferir, por el séptimo teorema. Ahora bien, ninguna de las dos hará diferir, ya que ninguna de ellas es una propiedad o una forma (Proposición 11). Luego, [puesto que son discretas y no hacen diferir,] difieren (Definición 3). Luego, por la definición de diferir, están informadas por propiedades cuya agrupación no puede encontrarse en otro. Luego son formas compuestas. Mas de cualquier composición hay alguna causa (Petición 1). Tienen, pues, alguna o algunas causas superiores. Luego no son causas supremas, lo que va contra la hipótesis.
13. En Dios no se da ningún accidente.
En efecto, si en Dios se diera accidente, Dios sería el sujeto del accidente. Pero el accidente hace diferir a su sujeto, como se ha dicho en la definición de accidente (Definición 6). Luego Dios difiere de algo. Luego es informado por propiedades, lo que va contra el décimo teorema.
14. Dios no puede experimentar alteración, ni aumentar, ni disminuir, ni moverse localmente.
En Dios no se da ningún accidente (Proposición 13), luego tampoco ninguna especie de movimiento.
15. Dios es eterno.
Pues, si comenzara a ser, tendría un movimiento de generación. Si dejara de ser, tendría un movimiento de corrupción. Luego o habrá tenido o tendrá un accidente, lo que es imposible (Proposición 13).
16. Dios es inmenso, incomprensible, inefable, innombrable.
Es verdaderamente inmenso, ya que no existe en él determinada cantidad o medida. Está ciertamente exento de cantidad aquel en que no se da ningún accidente. ¿Quién dudaría de que es también incomprensible en términos de tiempo, lugar e intelecto? Porque ciertamente no está limitado por el intervalo del tiempo, ya que no tiene principio ni está confinado por un fin. Semejantemente, no puede ser comprendido en términos de lugar. Porque si estuviera circunscrito por un lugar, su solidez estaría confinada por superficies definidas, y si fuera así, no carecería de cantidad y forma, lo que ya se ha demostrado ser falso (Proposiciones 11, 12, 13 y 14). Además, Dios, que elude toda forma, no puede ser accesible al intelecto, ya que el intelecto sólo comprende una cosa con la ayuda de una forma, como se demuestra en la definición de intelecto. Por tanto, Dios no puede ser comprendido por el intelecto humano. De la misma manera, se considera que es inefable, es decir, sobre el cual no podemos hablar correctamente. Pues el discurso humano gira en torno a dos términos: el sujeto, a través del cual se expresa de qué se está hablando, y el predicado, que une al sujeto con una propiedad o forma. Este modo es ajeno a la naturaleza divina, ya que ni está sujeta a una propiedad ni es una propiedad o forma en sí misma (Proposiciones 11 y 13). Por lo que resulta evidente que es innombrable. Pues, como los nombres han sido establecidos sólo para expresar lo que se comprende (Definición 11), y Dios no puede ser comprendido por el intelecto humano, por tanto, tampoco puede ser significado correctamente por un nombre.
17. No comprendemos a Dios mediante ningún conocimiento, sino sólo por la fe.
Nada puede saberse si no puede ser inteligido. Mas no comprendemos a Dios mediante el intelecto, como resulta de la anterior conclusión (Proposición 16). Luego tampoco hay de él conocimiento. Por tanto, Dios, de quien presumimos que existe guiados por la razón, no sabemos sino que creemos que existe. Porque la fe es una suposición surgida de razones ciertas pero insuficientes para el conocimiento. Por tanto, la fe está por encima de la opinión y por debajo del conocimiento.
18. Dios está en todo tiempo, en todo lugar, y tiene todo poder y capacidad.
El universo, que se comprende bajo el nombre de 'todo', sólo incluye lo creado o co-creado y aquello que, si existiera, sería creado o co-creado. Por tanto, si un mentiroso dice: 'Dios no puede hacerlo todo', entonces hay algo que está creado o co-creado que él no puede hacer. Sin embargo, eso será un sujeto, una propiedad, o una substancia compuesta de ambos. Pero cualquiera que sea su composición, tendrá alguna causa, como se demuestra en la primera petición. Además, para cualquier causa inferior hay una causa suprema, como se establece en la Proposición 9, y lo que es causa de la causa es causa de lo causado, como se establece en la Proposición 1. Por tanto, la causa suprema, que es Dios, es la causa de tal cosa, que es lo que pretendíamos. Por tanto, tal cosa tiene el ser por Dios. Luego Dios puede hacer que tal cosa sea. Por tanto, Dios puede hacerlo, lo cual es contrario a la hipótesis. De manera similar, si se niega que Dios pueda hacerlo todo en todo tiempo, supongamos que hay un tiempo y una u otra cosa que en ese momento Dios no puede hacer. Y de la manera mencionada anteriormente podremos argumentar [en contra]. Es correcto redargüir de esta manera si se niega que Dios es poderoso en todo lugar, sobre toda cosa y en toda medida.
19. Lo que en la creación y disposición de las cosas encontramos admirable lo atribuimos al creador a través del efecto y la causa. Por tanto, dado que el poder y el bien son creados, decimos que el creador es poderoso y bueno. Y porque en la disposición de las cosas se perciben la caridad, humildad, justicia, misericordia, sabiduría y cosas similares, lo llamamos piadoso, humilde, justo, misericordioso y sabio. También se le describe con metáforas, siendo llamado fuente, luz, amanecer, luminaria, vida, vidente, corredor y otros nombres tomados de todo tipo de lenguaje para predicar su grandeza.
Para probar esto se requiere la Petición 3. Sin duda, a través del efecto y la causa Dios es llamado bueno o bondad, porque de él viene todo bien y él mismo produce todo bien. También es llamado justo o justicia, porque de él sólo procede toda justicia, ya que es la causa de todas las cosas, como afirma el corolario de la Proposición 12. También se le llama fuente por similitud, porque, así como de una fuente fluyen ríos, así de él procede todo. También se le llama sol y luz porque ilumina a todo hombre que viene a este mundo, y así será evidente otras semejanzas.
20. Dios es poder, por el cual se dice poderoso; sabiduría, por la cual se dice sabio; caridad, por la cual se dice amoroso; y los demás nombres que se dicen corresponder a la naturaleza divina, aunque se predican de manera impropia, expresan la esencia divina.
Porque esos nombres, como poder, poderoso, sabiduría, sabio y similares, no pueden atribuir propiedad, forma o cualquier cosa similar a Dios, ya que Dios, en su máxima simplicidad y en su pura naturaleza, no es capaz de tales cosas, como se ha demostrado en la Proposición 10. Por tanto, cuando raciocinando unimos nombres con nombres respecto a Dios, no predicamos nada que no sea su esencia, y así, con nombres trasladados, balbuceamos acerca de Dios lo que creemos, aunque de manera impropia, como se ha demostrado en la Proposición 16.
21. Todo está en Dios y Dios está en todo, y Dios es todo causalmente.
Así, todo está en Dios como en su causa, y Dios está en todo como la causa en sus efectos. Además, se dice que Dios es todo por ser causa de todo.
22. Dios está esencialmente en todas partes y localmente en ninguna.
Verdaderamente, según la Proposición 18, se dice que Dios es todopoderoso en todo lugar. Por tanto, Dios es poderoso en todas partes. Pero este nombre, ‘poderoso’, predica la esencia divina, como se aclara en la Proposición 20. Por tanto, Dios existe en todas partes. Así, Dios está esencialmente en todas partes, pero localmente en ninguna. Pues es incomprensible, como propone la Proposición 16.
23. La maravillosa generación de cualquier substancia muestra cuán grande es su creador.
Pues, cuando reconocemos que ninguna criatura puede crear a otra y que la razón nos dice que todo hecho tiene una causa superior, creemos que el creador de todo es admirable.
24. Materia, forma y su cópula son tres cosas completamente distintas, que son esencialmente requeridas en la creación de cualquier substancia.
Corolario: Por tanto, es evidente que en una y la misma creación de substancia, un triple efecto en un único y mismo creador demuestra la existencia de la Trinidad. Y esta Trinidad consiste en tres Personas: la primera, el Padre; la segunda, el Hijo; la tercera, el Espíritu Santo.
Las definiciones y naturalezas de la forma y la materia (Definiciones 5 y 8) demuestran que son completamente diferentes. También es evidente que ninguno de ellos es su propia composición, ya que lo que compone es diferente de los compuestos. Sin embargo, que estas tres cosas sean esencialmente requeridas es evidente al entender la definición de una substancia (Definición 6). Porque una substancia consiste en materia y forma (Proposiciones 5 y 6). Y ‘consistir en’ es lo mismo que ‘ser compuesto de’. El corolario ha sido probado por la proposición previa (Proposición 23). Pues es maravillosa la composición de cualquier substancia, etc.
25. Aunque en la creación de cualquier substancia se pueda asignar de manera adecuada la materia al Padre, la forma al Hijo y la composición al Espíritu Santo, es necesario que en cada uno de los tres toda la Trinidad opere.
La materia, que es el primer fundamento de la substancia, corresponde adecuadamente a la primera Persona de la Trinidad. La forma, que es inherente, la atribuimos adecuadamente al Hijo. Y, en fin, ¿a quién sino a la tercera Persona de la Trinidad, que llamamos Espíritu Santo, podríamos unir la composición? Verdaderamente, tal composición no sólo contiene la unión de los extremos sino también su ornato. Sin embargo, dado que cada una de estas Personas es Dios, que es el único artífice de todo (Proposición 12), queda claro que toda la Trinidad opera indivisiblemente los tres aspectos mencionados. Y así, la proposición queda demostrada.
26. La forma inherente a la materia y la composición que procede de ambos nos anuncian figuradamente que el Hijo nace del Padre y que el amor y unión de éstos, el Espíritu Santo, procede de ambos.
Pues al observar la naturaleza de estos elementos, los presentamos como un reflejo de su creador y, al contemplar a través de la creación la naturaleza del creador como por un espejo y en enigma, consideramos figuradamente lo antes mencionado, tal como hemos sido guiados por los teoremas 23 y 24.
27. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son iguales en potencia y naturaleza.
Es evidente que son iguales en naturaleza, ya que cada uno de ellos es Dios y los tres juntos son el mismo Dios, como hemos deducido del corolario de la Proposición 24. La Proposición 25 demuestra que su potencia es igual.
28. Hay una esencia en las tres Personas, y ninguna de ellas es las otras.
La primera parte de esta proposición se desprende de lo anteriormente expuesto (Proposición 27). Dado que el mismo Dios es las tres Personas, está claro que tienen una única esencia. Luego, podemos convencernos de que esas Personas son completamente distintas de la manera que hemos propuesto anteriormente, al igual que en la creación de la substancia hay tres cosas distintas, como se establece en la Proposición 24. Así, considerando a las Personas como creadoras, entendemos que son distintas. También se demuestra indirectamente: porque si alguien dice que el Padre es el Hijo y el Espíritu Santo, entonces son la misma Persona. Por tanto, no son tres Personas, lo cual va en contra de la misma Proposición 24.
29. Todo lo que predica la esencia divina se aplica a las tres Personas.
Porque esas tres Personas no son otra cosa que la esencia divina, como confirma el teorema anterior (Proposición 28).
30. La Trinidad de las Personas es la unidad de la deidad.
Porque la Trinidad es tres Personas, que son una deidad (Proposición 29). Y esa deidad no es otra cosa que la unidad de la deidad. Por tanto, desde el principio, esa Trinidad es la unidad de la deidad.