¿Cuáles son entonces las causas evolutivas de esa capacidad infinita de la gente para hacerse infeliz?
El pobre Punset no las encuentra, ni las hay. La única razón para mantener de manera voluntaria la infelicidad no es evolutiva, sino lógica. Enmendarse o morir es el primer dilema, común a algunos hombres y a todos los animales. El segundo es enmendarse hoy o hacerlo en el futuro, supuesto en el que sólo están los hombres.
El animal vive o muere, y no tiene tiempo para la felicidad o la depresión. Su vida es hasta la extinción una continua y virtuosa enmienda, excepto en el caso límite de la bestia domesticada. Ahora bien, el hombre puede vivir sin enmendarse, pues de su virtud no depende su supervivencia inmediata ni su posición social necesariamente, sino lo que él ve como su supervivencia lógica. Sufre en tanto que se siente destruido.
Un estómago autodigiriéndose es una imagen extraña desde un punto de vista funcional. Como un hombre lamentándose. Pero ahí los tenéis: uno por falta de provisiones, el otro por falta de lógica.
(Con dedicatoria a la muy absurda y desdichada Ana).
No hay comentarios:
Publicar un comentario