
Dejo momentáneamente de lado el aburrido y abstruso, aunque necesario debate sobre la vida y la dignidad humanas, que he estado sosteniendo estos días a varias bandas más por imperativo ético que por devoción.
Vuelvo a sumergirme en Leibniz.
De Madrid al cielo
Hace 3 horas

2 comentarios:
Hola compañero...
Hola, Jorge. Me alegro de verte.
Publicar un comentario