Tomemos una percepción cualquiera. Por ejemplo, la de un objeto esférico. Si dividimos esta percepción según distintos focos perceptores que a la postre no converjan en uno que los unifique, jamás percibiremos la esfera. Retendremos percepciones de algunos de sus segmentos, de una parte de su contorno, de ciertos ángulos en su superficie, de su volumen mutilado; o bien nos representaremos múltiples esferas, en realidad la misma tamizada por el correspondiente órgano.
Por tanto, las opciones son éstas:
1) Admitir que la sede de la percepción no tiene partes y se encuentra en un solo lugar del cuerpo.
2) Presumir que nada de lo que percibimos se corresponde con la realidad.
"Los esclavos felices"
Hace 1 hora
1 comentario:
cabe una cosa curiosa, si asumimos que se trata de una esfera hay 2 posibilidades, segun los polos esten delante o detras
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