El islam cree que los hombres vienen al mundo en una condición prístina, como perfectos musulmanes capaces de reconocer y adorar a Dios sin contaminación (Sahih Muslim 2658b):
No hay nadie nacido que no sea creado según su verdadera naturaleza (fitrah). Son sus padres quienes lo hacen judío, cristiano o mago, así como las bestias producen a sus crías con sus miembros perfectos. ¿Ves algo deficiente en ellos? Luego citó el Corán (30:30): "La naturaleza hecha por Alá en la que Él ha creado a los hombres no puede reemplazarse. Ésa es la religión correcta".
No obstante, leemos también en la Sunna (Sahih al-Bukhari 3431):
Abu Huraira dijo: "Escuché al Mensajero de Alá decir: 'No hay nadie nacido entre la descendencia de Adán a quien Satanás no toque. Por lo tanto, un niño llora fuertemente al momento de nacer debido al roce de Satanás, excepto María y su hijo'".
Pese a que el islam no reconoce el pecado original, este hadiz parece admitir lo contrario, concordando con la doctrina católica según la cual aquél no tocó a Jesús ni a María. Pues ¿cómo podemos nacer en un estado impoluto si el hombre está expuesto a la influencia de Satanás desde su nacimiento? Y si la labor de zapa del Enemigo conlleva una mácula presente en el corazón del hombre desde que viene al mundo hasta que muere, ¿qué sentido tiene insistir en que nuestra estirpe tiene una predisposición natural hacia la bondad? Sería lícito decir que el agua de un arroyo contaminado posee una predisposición natural a la pureza. Pero si toda agua está permanentemente contaminada excepto en dos casos únicos y milagrosos o salvo que expresamente se la depure, no cabrá mantener esta predisposición natural en el agua como especie.
Así, Jesús y María pueden ser tentados por Satanás, si bien éste no mora en sus corazones como sucede con los hombres ordinarios. En tal caso puede hablarse de influencia externa y eventual, mientras que en todos los demás hombres, que representan a la especie en su conjunto, la influencia es interna y constante.
Puesto que la sugestión nociva de Satanás opera en todos desde que nacen hasta que mueren, aunque no sea irresistible, es ciertamente un influjo inevitable que determina la inclinación al mal del hombre. Es decir, el hombre tiende naturalmente al mal, pues forma parte del orden establecido el que Satanás lo debilite en todo momento, y sólo mediante su esfuerzo, que es moral y contrario a su inclinación primigenia, puede imponerse a esta maldad latente.
Pero quien desee la Última Vida y se afane en su esfuerzo hacia ella siendo creyente... A ésos se les agradecerá su esfuerzo (Corán 17: 19).
Mas, si no hubiera pecado original, no se requeriría esfuerzo para creer ni para hacer el bien. Las tentaciones serían completamente ineficaces contra nosotros y la virtud triunfaría necesariamente, como el agua pura prevalece sobre los sedimentos en el arroyo cuya fuente mana incesante y en abundancia. No siendo éste el caso, y atestiguándolo el propio Corán y el hadiz citado, debe concluirse que el dogma islámico de la fitrah o naturaleza inmaculada es inconsistente con la verdad y no puede sostenerse siquiera con las propias autoridades creídas por los musulmanes.
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