Así como a los cristianos con el Islam nos une el monoteísmo y las revelaciones, a los ateos os emparenta con esa religión el hecho de negar el pecado original, la culpa intrínseca del hombre. Aventuro que, de haber tenido Mahoma el escrúpulo de incorporarlo a su fe, los accesos fanáticos de la población musulmana serían mucho menos frecuentes. Ahora bien, sin ese juicio severísimo y apriorístico sobre las obras humanas (que tenderían a la desobediencia y al homicidio, según la interpretación que los cristianos hacen de la Biblia: Eva, Caín, etc.), la "buena intención" y no los frutos de la misma acaba por blindar las acciones criminales, o se las excusa alegando la existencia de tentaciones externas.
No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial (Mt 7:21)
"Los esclavos felices"
Hace 2 horas
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