Los derechos naturales constituyen ficciones, pero no más que las leyes, en tanto que intangibles y mediatizadas siempre por la cultura y el lenguaje. El pensamiento democrático, disolvente, sostiene que todo lo invocado como superior es, al cabo, humano, y todo lo humano pende de la contingencia de la voluntad. Cree humanizarse el derecho natural situándolo en su contexto histórico, al tiempo que se desea naturalizar cierto derecho positivo -el de decidir y autodeterminarse- como si fuera previo al hombre o innato. A esto se objeta lo siguiente:
1) Lo natural y lo humano no se oponen. Los derechos son naturales precisamente porque son humanos, esto es, racionales. Si fueran irracionales, no servirían para canalizar los actos de los hombres, orientados a un fin según una regla de proporción por la que se establecen los medios. Serían, por consiguiente, contra natura -al tomar por base algo inútil, incomprensible o indemostrable, un ente fuera del orden de las cosas, un presupuesto ajeno al continuo materia-lenguaje- y dividirían a la sociedad en facciones en lugar de promover su cooperación.
2) El derecho parte invariablemente de una instancia legitimadora superior al hombre. Si los hombres necesitan las leyes es porque desconfían de su palabra, de sus mañas y de su torcido obrar. Los sacrificios son más antiguos que las leyes (De Maistre), pues el hombre se sabe culpable desde que adquiere conciencia. Si la justicia fuera creación suya, entonces también la culpabilidad, que aquélla viene a corregir. Pero él conoce que no es así: nadie le ha enseñado a ser malo. Luego ¿por qué debería lo bueno depender de maestros, de sofistas de las apariencias? ¿No es también lo bueno universal, intemporal?
En definitiva, el derecho natural tiene dos niveles: En primer lugar, el puramente racional, por el que excluye la opinión. En segundo lugar, el ontológico, por el que se descarta su origen mundano. Las leyes son revelaciones cuando quieren abolir la costumbre no menos que cuando desean fundamentarla.
martes, 8 de diciembre de 2009
¿Qué es el derecho natural?
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1 comentario:
Yo diría más bien que el derecho natural tiene un segundo nivel ontológico porque se descarta su origen voluntarista (que no es lo mismo que mundano). Existe, creo, la posibilidad de fundamentar un derecho natural ateo (y sin caer en darwinismo). Murray Rothbard, que admiraba la escolástica cristiana, así lo entendía. Aunque parece que hoy en día el ateísmo va más bien con los relativismos de toda clase, incluido el rechazo a todo lo que esté por encima de la inmediata voluntad humana.
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